No se hasta dónde llegará el presidente de la Cámara de Casación Penal Alfredo Bisordi con su anunciada resistencia. Me gustaría que fuera más claro en sus palabras con el déspota porque la función primaria del poder judicial es ponerle freno, pero si creo que su actitud es la única posible. Estoy bastante cansado de las ovejas, sobre todo de las ovejas con responsabilidad, con firma, con poder, con uniforme y con plata. Esos me tienen verdaderamente podrido llorando a veces en mi propio hombro. Nunca se ha parado a una dictadura llorando. Es más, ninguna dictadura es posible, menos esta tan bochornosa cocoliche y payasa, sin una cantidad considerable de personas con responsabilidad agachadas.
Si la acción sobre la Cámara de Casación no produce una resistencia general y hasta las últimas consecuencias de la propia Cámara, y una renuncia en masa del Poder Judicial de ser necesario, que toda esa gente no vuelva a quejarse del señor K.
José :
Una renuncia en masa puede allanarles el camino hacia el poder ilimitado,
creo que deben resistir en sus cargos y hacerles pagar el costo político de una remoción arbitraria.
A este atropello hay que darle máxima difusión al exterior, y esa es la misión del periodismo, incluido este blog.
Internamente no parece haber una cultura política que pueda apreciar la gravedad de este abuso de poder.
Es un paso mas – quizás el mas audaz- hacia el fin de la República.
Creo que – como siempre – a èsta sociedad ignorante e indolente en su mayorìa, le resulta intrascendente, anecdòtico.
Lo anormal para una repùblica es normal acà, en la republiketa.
Lo que ayer pasò, dà la medida de lo que vendrà si nò se lo detiene.
Tremendo diagnòstico, emitido por un altìsimo tribunal…”vamos a la suma del poder pùblico” por la tamaña barbaridad del presidente inmiscuyèndose despòticamente como con una advertencia mafiosa de apriete, en las altas esferas de la Justicia.
Que quede en lo anecdòtico, es simplemente seguir cayendo en èsta rodada y cuesta abajo de la argentina.
La culpa es del chancho y del que le da de comer.
Pablito si los jueces se quedan en un regimen despotico tiránico y supresor de libertades no defienden a la justicia sino precisamente la ausencia de ella y por lo tanto serán parte (y causa) del problema. Este gobierno, con muchos antecedentes de arrugue en su haber, no tolera una rebelión de este tipo, ni siquiera los estupidos mas incautos ( de aca y del exterior)podran ignornar una reununcia masiva del poder judicial…además tampoco habría que minimizar el ejemplo y su estimulo a la inmitación por parte de los productores agropecuarios por ejemplo, o de los supers, etc. etc …quizás alguien se acuerde que debajo de los pantalones dios les puso algo para que de vez en cuando lo usen en ambitos un poco mas agresivos que un toilete
Esperemos que resistan y que la oposiciòn tenga ahora si un criterio principista, que no lo tuvo en el caso del insoportable manoseo a la Corte en los casos Moliné y Boggiano. De la Korte actual poco se puede esperar. No creo que la renuncia de los jueces (que no creo que pueda ser masiva) sea la solución, es mejor resistir desde cada puesto, seguir actuando con independencia (los pocos que aún la tienen) y como dice Pablito, esperar que vengan por vos y defenderte con uñas y dientes como hicieron los antes mencionados ministros.
Todavía recuerdo al señor Gustavo Hornos avalando, desde la Cámara Nacional de Casación Penal, la condena que, desde la Casa Rosada, se dictó contra María Julia Alsogaray luego de la instrucción vergonzosa llevada por el señor Galeano y la condena en primera instancia dictada por un tribunal integrado por un empleado de Bauzá y la cuñada de Dromi (allí nadie habló de “noventismo en la justicia).
Hornos, para quedar bien con la Casa Rosada, hizo una declaración demagógica y miserable diciendo que los bienes de María Julia, una vez rematados, tenían que ser destinados al Hospital Garrahan (argumento ideal para agradar a las orejas colectivistas y altruistas).
Señor Hornos: Su pleitesía con el montotirano no alcanzó: Ahora están golpeando a su puerta.