Para mi asombro en los últimos meses vuelvo a ver a bastante gente joven identificarse como “liberal”. Ignoro el grado de comprensión del término, pero si puede decirse que no tienen inconveniente en sostener algo que ha sido estigmatizado como “malo” por las usinas sacerdotales de la religión estatista local. Algunas cosas tienen que estar comprendidas para bancarse eso.
En la actividad política esto todavía no ocurre. No me refiero al uso de las palabras sino a entender qué es lo que está mal en este gobierno. No es la cara de Nestor Kirchner (que coincido en lo mal que está). El paquete enviado al Congreso para la estatización de Aerolíneas Argentinas hubiera pasado como por un tubo unos meses atrás. El cimbronazo del campo abrió otras posibilidades. Falta que alguien ponga blanco sobre negro lo que debe discutirse y Aerolíneas Argentinas es una buena posibilidad.
Entiendo que el ARI se oponga a los aspectos oscuros de la iniciativa pero en el fondo la avale proponiendo la creación de una nueva empresa aérea que absorba al personal y las rutas aéreas. Está acorde con sus posiciones de centro izquierda. No entiendo para qué acompaña el resto de la oposición una mera respuesta al negociado propuesto por el oficialismo que implica otra vez apostar al estado empresario.
Un estado, encima, con un comportamiento jurídico, económico y financiero que todos conocemos y que sabemos qué hizo con sus empresas. Quiero decir, si no es suficiente comprender mínimamente que no tenemos gobierno para volar en aviones como idea abstracta, al menos el conocimiento de lo que nos ha ocurrido sirve para entender que la idea es inviable.
Esto sin necesidad de poner el el balance que el estado tiene ya dos compañías aéreas. Una no vuela (por suerte). La otra, Líneas Aéreas del Estado” va a todos esos rincones que nos decían que las empresas comerciales no querían cubrir y que sigue siendo la excusa por la cual seguimos discutiendo si el estado se debe quedar con esta tercera línea aérea que fracasó con subsidios y privilegios manejada por quienes, a diferencia de los funcionarios, tenían algo que perder con sus resultados.
Dudo que esto no se entienda, al menos en varios de los dirigentes de la oposición. Todavía hay temor de plantear estas cosas. El otro miedo es mayor, se trata del miedo a negar que el estado deba hacerse cargo de la vida de todas las personas que se quedan sin trabajo por una empresa que fracasa. Más aún, de aquellos que se quedan sin trabajo por haberse dedicado a hacer política en alianza con el oficialismo para destruir a los empresarios y posibilitar este proyecto de hacernos cargo de una compañía que ninguna persona racional tomaría en estas condiciones ni regalada. Una empresa con 9000 empleados (parte de las condiciones de privatización fue que se quedaran con más gente de la necesaria, ahí está el resultado) que no caben ni en los aviones y con un nivel de conflictivilidad que parecía que se encontraba amasando fortunas con su negocio ¿Qué parte les toca a los empleados de Aerolíneas que participaron de todo eso? Ninguna, la idea es que las cuentas las paguemos nosotros y les construyamos una nueva empresa, ahora del estado, para que puedan presionar y “escrachar” a los que se opongan a sus “reivindicaciones”.
Estamos hablando de personal calificado con muchas mayores oportunidades de reinsertarse en el mercado que otros de empresas sin influencia política que todos los días pierden su empleo, sin la responsabilidad de estas personas. No pretendo tanta valentía desde la política, pero al menos que se piense en alguna forma de subsidio temporario por desempleo, lo realmente insensato es crearles otra compañía o estatizar esta para que el barril sin fondos siga estando a su disposición.
Escribí todo esto y me quedaron cosas en el tintero, a pesar de que mi idea en principio era hacer una introducción para reproducir este artículo que escribí en septiembre de 2003 y que recordaba Klaus en un comentario al post anterior.
Izquierdas hay
En el reparto del poder, tiene mucha importancia la medición de fuerzas entre el presidente Nestor Kirchner y Eduardo Duhalde. La verdadera pelea de fondo del domingo era esa. Sin embargo algunos análisis suelen cometer el error de quedarse en la observación de la política desde la óptica de la pelea por el poder, que interesa a los contendientes y a los observadores más apasionados, y no tanto al ciudadano común, más a merced de las políticas que triunfan que de quienes las ejercen.
Durante el predominio de Carlos Menem en la escena política, la discusión ideológica estaba en segundo plano. No es que no hubiera izquierdas como querían creer los que nunca se animaron a enfrentarlas, sino que se encontraban disfrazadas de discursos “anticorrupción”, pro “derechos humanos”, defensa de las ballenas y hasta “defensa de las instituciones”. Reivindicar el socialismo parecía un absurdo, sobre todo cuando acababa de hacer eclosión el mundo soviético que habían vendido como el paraíso.
Durante la década del 90 la izquierda no discutía ni las privatizaciones ni mucho menos la convertibilidad.
El esquema menemismo – antimenemismo sin claras definiciones de ideas se extendió durante el gobierno de la Alianza, pero después del colapso de ese experimento, la izquierda se desató. Hoy por hoy, llegada al gobierno nacional, la izquierda defiende con toda claridad el papel de las bandas terroristas que asolaron Latinoamérica en general y Argentina en particular durante la década del 70, y se identifica con los tomadores de fábricas. No es socialdemocracia lo que tenemos en la Argentina, sino izquierda retrógrada a la espera de oportunidades.
Sin embargo no existe una derecha que se oponga a esa izquierda. Uno de los ejercicios más habituales para huir de esa pelea que nadie quiere dar, y para no enfrentar las agresiones, acusaciones y persecuciones que son el modo habitual de hacer política de la izquierda, además de negar que exista el dilema izquierdas y derechas, es identificar a la derecha con el fascismo, que no fue otra cosa que una versión nacionalizada de marxismo.
Pero si sabemos que izquierda es poner toda la carne al asador para anular leyes, derecha será sostener el sistema jurídico constitucional con igual fuerza. Si izquierda es defender la guerra insurreccional de la década del setenta y sus métodos terroristas para imponer sistemas totalitarios, la derecha será sostener el derecho de defensa de la sociedad y el estado de derecho. Si izquierda es apoyar la toma de fábricas, derecha es defender el derecho de propiedad. Si izquierda es hacer demagogia con derechos sociales y conquistas laborales, derecha será defender derechos y libertades y reivindicar el trabajo propio como única fuente legítima del bienestar. Si izquierda es apoderarse del Estado para esquilmar a los que producen en nombre de la igualdad, derecha será reclamar un Estado que proteja los derechos de quienes crean riqueza, en nombre de la justicia.
¿Hay algo de malo en ser lo opuesto a la izquierda? ¿Es lógico llamarle a lo que es opuesto a la izquierda “centro”? ¿O no llamarle de ninguna manera porque pareciera ilegítimo oponerse a la anticivilización?
Si izquierda es hablar con orgullo de un proyecto colectivista, derecha será defender con igual orgullo una sociedad en la que cada individuo es un fin en si mismo. Si la izquierda no tiene vergüenza pese al daño que ha hecho desde la Revolución Francesa hasta la fecha ¿por qué motivo se avergüenza la derecha?
La izquierda es cada vez más clara en la Argentina, la derecha cada vez se desdibuja más y es un lugar que nadie quiere ocupar. Entre otras cosas porque habrá que estar dispuesto a enfrentar a la casi totalidad de la opinión publicada, que hoy tiene la capacidad no sólo de ensuciar a una persona, sino de lograr que los jueces convaliden sus juicios con sentencias arbitrarias. Derecha también es luchar contra el circo militante que persigue a los disidentes desde un poder judicial cada vez más obediente a un poder cada vez más tiránico.
López Murphy que va de fracaso en fracaso desde el 27 de abril hasta la fecha y que posiblemente pase a la historia sólo por haber destruido a Carlos Menem, no quiere siquiera ser llamado de derecha, ni aún de centro derecha, pero no le va muy bien. Cuanto más se desdibuja, peores resultados logra.
Macri tenía ganada la elección de la Capital. Triplicaba a Ibarra, el peor candidato que podría haber tenido el oficialismo. Teniendo en frente a la aplanadora más abiertamente socialista, se pasó la campaña defendiéndose de la “acusación” de ser “liberal” y tratando de identificarse con su peor enemigo: Nestor Kirchner.
No puede negarse el mérito de haber enfrentado al aparato nacional, más el de la Ciudad de Buenos Aires, junto con el Ari y la patota mediática de izquierda que juega cada vez de manera más abierta. El gobierno tuvo que hacer desaparecer a Beliz y Bielsa de escena para lograr la victoria de Ibarra. Pero la elección la tenía ganada Macri con sólo no dejarse correr por las prioridades y acusaciones ideológicas de su oponente. Mientras éste lo “acusaba” de noventista, privatizador y rico, Macri compró ese paquete ideológico (dejando de ser alternativa) y se dedicó a negar todas esas características que constituían el cúmulo de sus virtudes. Las únicas que tenía.
Macri pudo haberlos vencido a todos juntos y convertirse en un claro referente alternativo. Perdió esa oportunidad y su continuidad política dependerá de no repetir los errores (horrores) de López Murphy de aquí en más.
En la década del 80 Estados Unidos vivió lo que se llamó la “revolución conservadora”. Un grupo de republicanos, luego liderados por Ronald Reagan, empezaron a levantar banderas supuestamente impopulares, por cierto antipáticas para la prensa, como la reducción del estado, la minimización de los “gastos sociales”, la baja de impuestos y ciertos valores tradicionales como elementos de marketing. Ese fenómeno produjo un boom político que nadie pudo haber previsto. Un grupo político hablando contra la panacea del Estado de Bienestar, arrasando electoralmente al tradicional populismo tanto de los demócratas como de los republicanos. Ese grupo accedió al poder y venció en la guerra fría, terminando con la Unión Soviética.
Ronald Reagan no leía estúpidamente encuestas ni hubiera querido que un Lanata lo aceptara. No temió que lo acusaran. No tuvo cola de paja por pensar que la riqueza es de quienes la producen.
Tampoco la versión “mano dura” que representaron Rico y Patti convencieron. En realidad no son más que variantes de peronismo. No representan una alternativa ideológica a la izquierda. Al escuchar a Rico cuesta diferenciarlo de Elisa Carrió y Patti cree que cuando los repartidores sean honestos el mundo estará solucionado.
Las opciones tibias o confusas a la izquierda dominante no han despertado entusiasmo. Las matemáticas de las encuestas y los consejos de los eternos entibiadotes de candidatos volvieron a fracasar.
Por ahora las únicas alternativas a la tendencia colectivista son la fuerza bruta del aparato patoteril peronista de la Provincia de Buenos Aires, el voto en blanco o la abstención. Hay un amplio mercado electoral que carece de representación y hasta de voluntarios para ejercer ese rol.
Hay que ver que entienden por liberal.
El liberalismo no es un partido político sino una concepción ética-antropológica.
Dudo que los que se califiquen como “liberales” entiendan esto.
Siempre caemos en lo mismo cuando se plantea el tema “liberal” y “liberalismo” en Argentina.
Por habernos escondido a Alberdi en nuestra formaciòn -por ejemplo- se señalò como liberalismo, al mamarracho menemista y ese concepto quedò manchado para siempre, en el ideario de la gilada y los vivos que se aprovecharon de tal apropiaciòn acusatoria espuria. Eso por dar ejemplo de que cuando el significado de las palabras se prostituye, estamos realmente jodidos.
La izquierda como el peronismo, atropella. En palabras y hechos. Abruma y gana por la bravuconada.
Como contraposiciòn, encuentra ese vacìo de contenidos abolutamente tràgicos que es la ignorancia de los derechos que emanan de nuestra CONSTITUCION LIBERAL.
Ni siquiera necesitamos una derecha, lo cual no existe, es un invento ridìculo de los absolutamente fracasados autodenominados “de izquierda”.
Si simplemente se tuviese conciencia cotidiana y activa, del legado liberal-constitucional de ese genio que fuè Alberdi (y fuè nuestro), todo cambiarìa.
La discusiòn derecha-izquierda no podrìa existir, al menos no tendrìa peso alguno como para influir.
Una discusiòn al respecto no podrìa siquiera tener un correlato ya que tropezarìa al primer paso, con los principios bàsicos de una repùblica.
No importa, la ignorancia de dècadas comprò el populismo peronista como la revelaciòn de un mesìas, cuando simplemente Peròn se “adueñò” de verdades constitucionales, utilizàndolas torcidamente para sus propios beneficios megalòmanos y de sus adlàteres.
Una Biblia nueva y propia, a medida del chiflado de turno, la Constituciòn por un manifiesto de acuerdo al gusto del dictador de turno..
Acà no hay vuelta, hay que volver en la adultez social al primer grado, releer y grabarse el dos màs dos de una repùblica, una democracia.
Eso que Josè plantea en cuanto a liberalismo como algo en lo que los jòvenes se interesan hoy sin pudor, es yà quizàs una semilla.
Mucho tiene que ver un mundo globalizado, donde esos mamarrachos subidos al pùlpito y vomitando barbaridades, como el loco hace dìas atràs en la plaza, contrastan infinitamente màs que un Peròn del ’50, ò un Musolini, cuando cada paìs era una isla y esos engendros hacìan y desacìan a su antojo, siempre finalizando en catàstrofes.
Si bien siempre habrà imbèciles dispuestos a que les mastiquen la comida y seguir a otros, pienso que el mentir serà cada vez màs difìcil en el mundo intercomunicado en que vivimos y habrà menos espacio para èstos cavernarios.
Ya sabemos cual será el futuro de la proxima “aerolínea de bandera”
pues obedece a una ley natural
Todo monopolio no natural que obtiene sus recursos compulsivamente
termina prestando servicios de progresiva inferior calidad y reclamando cada vez mas recursos para ello.
estas recurrentes apelaciones a los sentimientos nacionalistoides y a la “proteccion de las fuentes de trabajo” la “cobertura de rutas no rentables” etc.
se terminan con una consulta popular que formule la siguiente pregunta a los contribuyentes.
¿Cuanto mas estaria dispuesto a pagar de impuestos para sostener la linea de bandera,
proteger la fuente de trabajo y cubrir las rutas no rentables?.
Después de escuchar a “liberales” como Esteban Bullrich hablando sobre el tema AA, no me quedan dudas que en la Argentina actual no hay alternativas verdaderas y no las habrá por mucho tiempo.
Da por sentado que el país quedaría desconectado sin una aerolínea de bandera (que supongo debe ser sinónimo de estatal – estado- bandera – patria es decir antiestado = antipatria, perdón me fui…).
Desearía una competencia “un poco” más activa.
Habla de subsidios cruzados.
A los gremios que los fueron a recibir los trata como si fueran sólo unos muchachos revoltosos, y no la mafia que es, principal responsable (junto al gobierno) del actual descalabro de “nuestra” aerolínea “de bandera”.
No habla de liberalización total del mercado aeronáutico, de tarifas, de competencia, de cielos abiertos de no absorción de gente que dejó caer su fuente de trabajo.
No hay nada de liberal en su discurso y lamentablemente no lo hay en la casi totalidad de la dirigencia.
¿Será que hacer las cosas bien es políticamente incorrecto en nuestro cada vez más fracasado país?
Asi es Nestor, por mal que nos pese, hacer las cosas bien es politicamente incorrecto en nuestro proyecto de pais y digo proyecto, porque de esa etapa nunca pasamos.
Impecable como siempre, lo único que puedo aportar con el temas aerolíneas, es que tiene que ir a la quiebra como cualquier empresa, y de ahí la justicia tiene que intervenir, tal como con musimundo y otras empresas.
Que estas personas quieran pasar al estado cualquier cosa, nos hace ver como un pueblo idiota, que compra empresas que ya no funcionan para hacerlas que funciones inyectándole fortunas que salen directamente de mi bolsillo.
Si ser liberal es un delito, seguro que en un juicio me envían a la silla eléctrica. =)
Saludos cordiales
Muy bueno. Interesante análisis.
Es gracioso pero la gente que ha “militado” en trabajos estatales (si, ya es todo lo mismo para mi) por muchos años pierde absolutamente la noción de cual es el fin de cada cosa.
Son ridiculas propagandas de canal 7 en las que muestran un pueblito en la Puna a la que solo llega el canal estatal y todos dicen “todos aca vemos canal 7!” y todos inchamos el pecho estupidamente.
Por llegar ahi el pecho podría incharlo una cadena privada, que lo banca con plata propia, ya que canal 7 lo hace gastando nuestros impuestos, luego merito de la organización en sí no hay ninguno, y es hilarante el que no adviertan que estan diciendo “a canal 7 lo ven todos solamente en los lugares donde no tienen otra opción!”. En serio, están quemados.
Hola José. Ya sé que esto debería ir al Off topic, pero te lo dejo aquí.
Ya sé cuanto te gusta leer las declaraciones da Alperovich… A ver qué opinas de esto:
http://www.lagaceta.com.ar/nota/286539/Politica/Alperovich_desafia_poder_intendente_Amaya_capital.html
EXCELENTE análisis (yo ya habia leido la nota cuando la publicaste originalmente). Otra prueba mas que aca no estamos viviendo una crisis sino que todo, aboslutamente todo era previsible…Es interesante observar la exactitud de tu análisis …. cuando Macri dejo de mimetizarse (si bien no del todo a mi gusto pero nadie es perfecto), tal como vos señalas que hacia en el 2003, gano la capital.
Moraleja…hasta que no se entienda cual es la verdadera enfermedad nunca encontraremos la cura …. El problema no son los deshonestos, charlatanes y ladrones, que siempre existen, existieron y existirán; sino los incentivos que genera el propio sistema para que sean estos lo que ocupen el poder. Mientras creamos que los gobiernos son los que originan los derechos y no los que los garantizan, mientras creamos que son los gobiernos los que deben decidir por cuenta y orden de los individuos para alcanzar el bienestar y no los propios individuos haciendose cargo de las decisiones que toman los que son dueños de su propio destino (como vos muy bien señalas con AA, que el gremio , ergo sus afiliados, se hagan cargo; es decir que asuman las consecuencias y los costos de haber destruido la empresa), seguirmeos en busca, cual Diogenes, de un ciudadano honesto por las cloacas de nuestra sociedad…..
En el tema Aerolíneas se vuelve a plantear la curiosa dicotomía entre las palabras y los hechos,
la gran mayoría aprueba la “línea de bandera” pero cuando se “pasa la gorra” para colectar los fondos voluntarios para su sostenimiento esa inmensa mayoría mirará para otro lado haciendose los boludos como perro que lo estan profanando.
Los que van “prendidos” en el proyecto , sabedores de esto,
piden por eso, la estatización,
unica manera de meterles la mano en el bolsillo por la fuerza.
todo esto ya ocurrió con Alfonsin, al punto que cuando el estado empresario colapsó,
había un 70% de opiniones a favor de la privatización.
(datito que ocultan los estatistas, cuidadosamente).
Asi es Pablito. Debería decírsele a la gente que para comprar Aerolineas Argentinas, mantenerla como línea de bandera (no se que carajo significa de bandera) y sostenerla con déficit se creará una retención al salario todos los meses; entonces veremos cuánto patriotismo existe.
Hola Jose: como no encontre (y eso que busque) tu dirección de contacto, te dejó un mensaje con la mia. Si tenes un momento escribime que queria proponerte un intercambio de links. Nosotras también hacemos un programa de radio aquí en Salta y por ahí podemos armar algo.
Saludos
Clau
Hecho Claudia, ya las agregué.
Gracias Jose , tambien estas agregado en nuestro sitio.
En algún momento si tenes ganas hacemos alguna entrevista al aire.
Saludos
Escuchaba en el programa de José, por radio las opiniones de los diputados acerca del asunto de Aerolíneas Argentinas, y veo que los congresistas no tienen la más remota idea de cómo debe tratarse la quiebra de una empresa: tienen un guiso en la cabeza infernal: no saben que es el activo, el pasivo, ni el patrimonio neto; tampoco saben que es el paquete accionario, que son las acciones y cómo se obtiene el valor de cada una. Creen que una sociedad anónima y un carrito panchero se administran igualmente y que las ganancias y pérdidas se distribuyen como se quiera. Aerolíneas Argentinas es una sociedad anónima y por lo tanto está regulada bajo la ley de sociedades 19550 y demás disposiciones establecidas en el código de comercio. Está ley es la que debe aplicarse en lugar de estár hablando sin ton ni son en la Cámara de lo que no saben resolver. Para establecer el valor patrimonial de la empresa debe hacerse un balance y después de tener calculado el patrimonio neto se obtiene el valor libro de cada acción, pero el valor de las acciones se determina en el mercado y no coincide casi nunca con el valor de libros.
La empresa está por lo visto en quiebra, la solución más coherente es aplicarle la ley de quiebras, pero la quiebra debe solicitarla uno o varios acreedores.
Se habla del traspaso de la empresa al estado, pero que la deuda la asuma Marsans. No distinguen que la deuda de la empresa (pasivo) y los aviones (activo) son parte del patrimonio de la empresa y que por lo tanto cuando se traspasan acciones de un capitalista a otro, las acciones representan al patrimonio de la empresa y no sólo al activo. No se puede traspasar una empresa de otra forma.
Roark, es fàcil imaginar entonces porquè èste paìs està donde està. Semejantes trogloditas deberìan estar barriendo las calles ò trabajando en una mina y nò tomando decisiones de rumbo de un paìs.
Es increìble.
Es obvio que no entienden absolutamente nada.
En el post anterior dije que el valor de libro de las acciones no siempre coincide con el valor de mercado de las acciones. El valor de mercado es en definitiva el que importa y ese precio verdadero. El valor de las acciones en el mercado se determina como en todo mercado por la oferta y la demanda, pero en el precio están incluídas innumerables valoraciones que tanto oferentes y demandantes tengan de esa clase de acciones. Las principales valoraciones que los demandantes de una acción X tienen en cuenta es la espectativa de ganancias que ese título producirá a futuro. Los accionistas quieren invertir en acciones que produzcan dividendos suficientemente altos para que la inversión sea rentable. Las espectativas de ganancias de Aerolíneas Argentinas en el mediano plazo son nulas porque la empresa debe tener una reestructuración muy costosa, se necesita mucha inversión en modernizar el equipo y eso representan costos muy elevados que reducen los beneficio. Una empresa no vale por lo que tiene sino por las ganancias que puede producir. El principal escollo para empresa Aerolineas Argentinas, el tumor canceroso que la está matando es el sindicato salvaje de sus empleados y su irracional resistencia al cambio. Ningún privado con dos dedos de frente invertíria un solo dólar en una empresa como ésta, por eso es que se la quieren pasar al estado para que los millones de giles soporten las pérdidas de la empresa. El traspaso de la empresa es negocio para Marsans que se sacan este clavo en encima, y para el sindicato que está seguro de conservar los curros financieros a expensas de ls contribuyentes. Aerolíneas Argentinas tiene valor para Marsans que quiere desprenderse y para el sindicato mafioso porque ambos obtienen beneficios a futuro. Para ellos es muy rentable este negociado, pero para los contribuyentes que ven despilfarrados sus impuestos es un gran fiasco.
Muy ilustrativo el reportaje de Jose de anoche en Repaso Nocturno al diputado Raimundi.
Hubo varias preguntas de Jose que lo tomaron por sorpresa.
Me encantó el análisis de 2003.
El culebrón sensiblero vespertino de Aerolíneas sigue sumando emociones fáciles
A “La linea de bandera”
“La defensa de las fuentes de trabajo”
“Cobertura de rutas no rentables de los confines del territorio nacional”.
“Aislamiento del interior”
ahora se agregan: “los cielos de la patria”
El paquete está casi terminado para que lo compre la gilada que tendrá que pagarlo.
Solo le falta el moño.