Así veía a Kirchner en octubre de 2003, cuando todo el periodismo era oficialista, los analistas explicaban lo brillante que era ese impresentable que había llegado al poder.
El origen del carisma presidencial
El elenco K ha superado la primera etapa de su gobierno acrecentando visiblemente su poder. El presidente del 22% (en gran medida regalado), después de vencer en Misiones a su propio mentor Eduardo Duhalde a sólo cinco meses de que éste lo ungiera, se convirtió en la nueva estrella del firmamento justicialista.
Como de costumbre se escribirán páginas y páginas para explicar los motivos de este rápido paso del presidente débil al presidente hegemónico. ¿Será su habilidad? ¿Será su poder de “comunicación”? ¿Acaso su visión política, su “muñeca” o su carisma? ¿Será su mirada?
El principal sorprendido puede ser el propio Eduardo Duhalde. Cómo es posible que siendo el dueño del peronismo después de conseguir inventar a un presidente, en tan poco tiempo se vea superado por su pupilo. Por algo Maquiavelo aconsejaba al príncipe no ayudar a nadie a llegar al poder. El beneficiado no resistiría la presencia de alguien a quién le debiera en alguna medida su investidura y lo eliminaría antes que a nadie.
En ese sentido el señor K es de una ortodoxia maquiavélica impecable. Nadie ha seguido el consejo de dividir para reinar con mayor entusiasmo y rapidez. Nadie se ha ocupado más, al mismo tiempo, de que lo amen por un lado y le teman por el otro.
Cuando en el llano se percibe gente que quiere interpretar favorablemente cualquier gesto presidencial, o se los minimiza como productos para “la gilada”, como es el caso del horripilante discurso que dio en la Asamblea de la ONU, se ve el resultado de esta política. Cada sector interpreta que “el presidente real” es como le gusta. Parece más digno que el presidente nos guste a que no nos atrevamos a cuestionarlo.
Es cierto que el libreto para la concentración del poder del presidente es hasta viejo, pero por si solo no alcanza para explicar el fenómeno. En realidad para entender lo que pasa hay que tener en cuenta que hasta Duhalde fue una estrella fugaz que pasó del casi ostracismo político a desplazar a Carlos Menem, quien hasta entonces era un ganador invicto del peronismo y convertirse en una figura cuasi monárquica de la Argentina.
Duhalde manejaba los resortes del aparato clientelístico del conurbano bonaerense pero carecía de aceptación ante la opinión pública que lo despreciaba. También se fue en poco tiempo interpretado como un hombre hábil, talentoso e indiscutido.
La única explicación posible a esta maquinaria de producir políticos imbatibles que se ven tan rápidamente abatidos es esta: dinero. En la Argentina paupérrima post 2001, quién se apodera de la caja es el dueño del país. Duhalde inventó el sistema por el que se puede imponer a cualquiera como presidente y ahora le está jugando en contra. La sola conciencia de todos los participantes, incluida la opinión pública, de que esto es así, le otorga a Kirchner una ventaja estratégica crucial. Nadie quiere enfrentarse al poder.
El dueño de la caja de la felicidad es el “distribuidor de riqueza” y ese sistema a la vez bandido y comprador de voluntades, goza encima de bendición moral. Hasta la propia Iglesia local ha comprado al Estado distribucionista como una forma de combate de la pobreza, alternativa a la única conocida que es la producción.
Duhalde y Kirchner no son inventos de ningún estratega sino del presupuesto nacional. Rodriguez Saa lo hubiera sido si le hubieran dado el tiempo suficiente.
El aumento en cien millones de dólares de los gastos reservados de la secretaría de inteligencia del Estado, sobre el que no se escucharán muchos comentarios, tiene su significado clientelístico. De hecho, los “sobres” revelan mucho más el motivo del oficialismo que caracteriza a la mayoría de la prensa, que las lecturas que los abundantes “progresistas” periodísticos hayan hecho de El Capital.
Diste en el clavo.
Cada día veo más claro el paralelismo que hay entre Argentina y España, en vuestro caso de la mano de los Kirchner y en el nuestro de la mano de Zapatero. Se han conseguido aupar al poder con un discurso progre que engatusa lo mismo a los sectores más moderados de la izquierda que a los más extremistas, y finalmente es a éstos últimos a los que se inclinan sus políticas. Y tanto en un caso como en otro, el objetivo es el mismo que el de Hugo Chávez: ahogar toda oposición para perpetuarse indefinidamente en el poder. No se trata ya de servir a los ciudadanos, sino de servirse de ellos.
Los objetivos son los mismos, tanto en Chávez como en Kirchner; los medios económicos para conseguirlos son muy distintos. Mas quisiera el señor Kirchner contar con los recursos petroleros del señor Chàvez.
“Duhalde y Kirchner no son inventos de ningún estratega sino del presupuesto nacional”.
Certero diagnóstico
Lo grave es que el presupuesto nacional es una estructura irreversible a la baja y que su crecimiento está basado en la cultura estatista de los mismos que serán esquilmados por el poder.
Sostiene Mancur Olson en su libro “La lógica de la acción colectiva” que el crecimiento incesante del presupuesto público se cimenta en una sencilla regla que bien la conocen los lobbystas que medran de los recursos públicos:
“Concentración de los beneficios en unos pocos privilegiados, y dispersión de las cargas en miles de contribuyentes”.
De los distintos montos per capita involucrados se siguen las grandes diferencias entre las motivaciones de los primeros para presionar al poder y la debil motivación de estos últimos para resistir la imposición.
A ello se suma la facilidad de lograr acuerdos entre grupos pequeños y los grandes costos y dificultades para organizar la resistencia de los grandes grupos perjudicados.
El artículo de Jose viene a confirmar la llamada “Golden Rule”
Que dice que:
“Who has de gold, makes de Rules”.
Un paìs de cultura estatista, presidencialista, caudillista.
Un “partido” peronista mayoritario sin escrùpulos para el logro y permanencia en el poder.
Una “oposiciòn” partidaria inexistento ò en el mejor de los casos, disgregada y por ende sin contrapeso del poder absoluto.
Una digitado mantenimiento de “un piso” de pobres, incondicional fluctuante de votos aseguradores de ese poder.
Corporaciones (pseudomafiosas) y empresarios socios (ambos) del poder estatista resultante de grandes negocios apuntaladores de la gran caja y enriquecimiento de la banda gobernante.
Una carga impositiva agobiante, proveedora de cuasi ilimitado fluir de dinero para el estado.
Una gran parte de la sociedad carente de imaginaciòn de cambios, de otro horizonte, por abrumadora ignorancia republicana comparable a los paìses màs pobres y perifèricos.
Una sociedad indolente y/o còmplice ante la ilegalidad crònica diaria.
Resultado: EL PAIS EN QUE VIVIMOS.
Una prueba mas de lo que venimos repitiendo hace años (la semana pasada tratamos el tema si mal no recuerdo) que lo que ahora se llama crisis no es mas que el resultado esperado, esperable y anunciado hace muchooooo tiempo atras del sistema de reglas (con los incentivos que crea) que rige en argenta y en muchos paieses de la tierra….reitero ahora todos hablan de krisis, cuando en realidad deberian hblar de ignorancia, desidia y estupidez e inmoralidad colectiva …deberian hablar de una sociedad que cree que las cosas suceden en el vacio, por generaciòn espontanea y sin costo y que encima “alguien” tiene la obligaciòn de satisfacernos en todo lo que deseamos y librarnos de todas nuestras molestias…
Asi nos fue, asi nos va y asi no ira mientras sigamos combatiendo solamente a las personas (que en defintitiva se comportan segùn las reglas que le imponen) y no los sistemas bajo el cual actuan
creo que en pocos meses se quedara sin billetera.. perdon carisma, y para colmo tendran que pagar cuentas y de algun bolsillo tendran que salir.
Saludos cordiales
Es cierto que el poder kakista está relacionado con el dinero, pero la irrupción primera del patagónico proviene de un régimen político-electoral degradado. No olvidemos que fue impuesto a dedo por Duhalde para enfrentarlo con Menem en las elecciones de 2003. A pesar de que el riojano reclamaba las elecciones partidarias internas del justicialismo para definir el candidato presidencial (seguro de que quien las ganara, ganaría la presidencia del país), Duhalde, denegó la posibilidad e impuso a Kirchner -a dedo-. Así fue como 2003 se convirtió en una interna justicialista entre Menem-Kirchner(Duhalde). También participó López Murphy, muy cerca de lo obtenido por Kirchner, aunque lamentablemente el “desempate” se debió definir entre los peronistas. Luego, Menem desertó y, así, con un magro 22%, accedió un ilustre desconocido al poder. Solo un sistema político manoseado y convertido en un engendro electoral puede dar lugar a que asciendan personajes de quien no se les conoce ni la voz (ni siquiera sabíamos que shesheaba…). Me acuerdo que, por confusión, al principio se le decía “Ernesto Kirchner”.
¿Cuándo se parecerán nuestras elecciones a las internas en EE.UU.?.
Algun día no muy lejano el Kirchnerismo pasara a ser un capítulo vergonzante de la historia de los argentinos,
pues pondrá en evidencia su vocación de súbditos y quedara como una aleccionadora humillación a su arrogancia.
Quedará el testimonio histórico imborrable de haber encumbrado a la cuspide del poder a semejante pareja de piojos resucitados y cholulos de calidad inferior.