El ministro del interior mira la vida como doña Rosa. Un fallo judicial con un resultado que no le parece “justo” en términos de telenovela (al malo no recibe su merecido) lo lleva a hacer manifestaciones públicas como tipo sensible que es.
Claro que hay un par de problemas, aunque como Majul no los notará y él es como si fuera una especie de intelectual en la Argentina, no pasará nada.
El primer problema es que los fallos son justos o injustos no en base a sus conclusiones sino a todo el proceso que llevó a la sentencia. Esto incluye los hechos que el tribunal haya considerado relevantes y probados y los que habrá dejado de lado por irrelevantes y no probados. También el derecho como lo haya entendido y varias cosas más que no entendería doña Rosa, pero un ministro del interior que además es abogado si. Le alcanza para saber que poco puede decir sobre un fallo desde afuera de la causa y que lo poco que pueda decir no es una sentencia de condena o absolución del fallo en sí.
El segundo punto es que para los fallos erróneos o injustos existen las instancias y los recursos. Eso es algo que está a cargo de los abogados y fiscales y no de las autoridades políticas.
Tercero, el señor Anibal es ministro del interior, no puede meterse con un fallo judicial, es una cuestión evidente de respeto a otro poder del estado que entre otras cosas no tiene, o no debería tener, acceso a los majules de este mundo cruel. El dirá que tiene derecho a opinar, yo le contestare que no tiene ningún derecho porque tiene una responsabilidad como ministro. Menos cuando él mismo no cumple con sus obligaciones en relación al delito bajo ningún estándar aceptable.
Por último. Si el ministro entiende que algo hay que falla en el sistema más que en una sentencia judicial. Si cree que las sentencias o las doctrinas exculpatorias de la responsabilidad de orden izquierdo-sociológicas obstaculizan la necesidad de Justicia ante los crímenes por simpatías con el crimen en las que se basan algunos antecedentes legislativos, el camino es proponer cambios. Laburar que le dicen, en lugar de hacer exhibiciones.
Pero como le digo ministro. No se caliente que Majul ni se da cuenta.
Este señor se arroga el derecho de opinar como ciudadano. Ya varias veces le escuche decir lo mismo. Es una muletilla que usa cuando alguien le hace ver que con sus interpretaciones de oficina de la city, se inmiscuye en las acciones o los fallos de otro poder del estado. Ahora cuando le preguntan sobre cosas relacionadas con su ministerio, donde debería explayarse y dar muchas explicaciones, se comporta como un perfecto guarango y se hace el compadrito. Ya llegará el dia que tenga que dar explicaciones en serio a un Juez o a varios y vamos a ver si sigue siendo tan soberbio.
Los ministros y funcionarios no pueden opinar sobre causas en la justicia. Cuando el interés público está en juego deben ser los fiscales quienes deben actuar en consecuencia. La libertad de palabra no es una libertad en sentido amplio, en la cual se pueden entrometer en causas ajenas. La opinión de un funcionario es una intromisión, una obstrucción a la justicia y un quiebre de la división de poderes establecidas en la constitución. La libertad de palabra tampoco da derecho a entrometerse en la vida privada de las personas como hace el periodismo, cuando ventila casos que no tienen nada que ver con el interés público. La intromisión en los actos de los jueces es una obstrucción a la justicia.
De acuerdo con todos, es un bocón el ministro.
Pero yendo al hecho en si, es una barbaridad que ese tipo esté libre.
No debemos desesperar por lo que digan los funcionarios de este gobierno y menos por las actitudes patéticas del duo Fernandez K. El ministro bien sabe que él no puede opinar sobre las decisiones de los otros poderes pero igual lo hace porque los otros poderes son vasallos del Ejecutivo.
En cuanto a la decisión del Tribunal, en el sentido de que el condenado espere en libertad la sentencia definitiva de Casación, no es justo ni injusto, sino simplemente legal. Mientras no exista sentencia firme en su contra, nadie puede ser considerado culpable según nos enseñaron en la Facultad de Derecho, salvo que el nuevo orden jurídico de la izquierdocracia, determine que el único código vigente es el de su ideología.
El Ministro es un “proveedor de contención” en causas que sensibilizan a la población.
El kakismo siempre va a estar del lado que las encuestas den la mayor adhesión.
No es una cuestión de principios ni convicciones.
Es una cuestión de conveniencias que aseguren su permanencia en el poder.
No me extrañaría que la famosa “contención” tenga adosado algún subsidio para cada padre.
Yo me pregunto de qué viven las Madres del Dolor…???
El tal Aníbal El EsQuilmador es, por sobre todo, un grosero, maleducado, soberbio, caradura. Lo de EsQuilmador va por su “brillante” gestión como Intendente de Quilmes, que culminó con el personaje en cuestión prófugo de la justicia que intentaba aclarar algunos desaguisados: todos tenían que ver con extraños manejos de fondos, licitaciones, contrataciones, en fin: GUITA.
En cuanto a su título de abogado, no sé si lo es, por cuanto algunas veces lo presentan como contador. Eso sí, creo que no se recibió en la Sorbonne….Tal vez su único título sea cuatro de copas.