No es devaluación dejar que el dólar tenga valor. Cualquier consecuencia que tuviera sobre otros precios sería beneficiosa. Los precios nunca son enemigos sino información de qué es lo que hay y qué es lo que hay que conseguir. Si algo hace mucha falta, lo peor que se puede hacer es intervenir en el precio, porque es como quitar un cartel de emergencia.
La idea de gestionar créditos internacionales para poder intervenir en el precio del dólar eventualmente, será negocio para quienes los gestionan. Para el país es gastar dinero en cambiar el cartel que dice “consigan dólares, exporten”. Y lo más contracorriente dado el estado de la educación, es que la única razón por la que una economía demanda dólares, es para adquirir bienes y servicios en el exterior, es decir, importar. Eso será lo que en definitiva terminará reflejándose en la baja de aquellos precios que se hubieran visto (bien) influenciados por el hecho de que el dólar tuviera su valor. Bien influenciados porque el precio es lo que mueve a la acción y el control del precio es la negación del problema.
(Foto: Más de 5 décadas de miedo al precio en Cuba)