Hablaba el viernes con un dirigente muy joven del Partido Obrero (PO). El tema era el corte de la 9 de Julio provocado por el Polo Obrero que comanda Néstor Pitrola. Pedían aumentos de llamados “planes sociales”. Al mismo tiempo que su enfoque sobre la cuestión era equivocado por lo mendicante en lugar de reclamar lo que deberían reclamar, impresionaba el sentido práctico y no utópico de sus razonamientos, así como la información que tenía sobre la situación de la gente a la que comandaba. Pocos slogans, mucha información. Se lo podía sacar fácil de las consignas panfletarias para pasar a a las cuestiones, comentaba que los 150 pesos que el gobierno les regala para que no molesten no son sus fuentes de ingresos. El nunca había tenido un trabajo “en blanco” por ejemplo sino que vivía de “changas” y cuentapropismo, que había disminuido en un 40% desde fines del 2008.
Lo que pensaba es cómo estas personas si no caen víctimas de la idealización y las consignas de identificación religiosas que les explican que están en esa situación por los malos que están mejor que ellos, pueden entender antes que nadie que el problema está en el uso del poder y de un falso sistema de bienestar+seguridad laboral+proteccionismo+populismo que crea un corralito fiscal, al que ellos no alcanzan. Son los caídos del “paraíso solidario”, pero no por culpa de los malos que los quieren perjudicar, sino de los “buenos” que los quieren ayudar poniéndoles al elefante estatal encima. Lo que promete el estado es ilusorio, lo único real es que pasa a cobrar, que su sistema de financiamiento los deja afuera, y que lo que necesitan es que crezcan los negocios que si les permiten estar incorporados, que son negocios “en negro” porque no tienen rentabilidad suficiente para pagarle protección a los buenos del bienestar.
Ese es el campo fértil para la comprensión de todo lo que hemos estado diciendo los que pensamos que el poder es enemigo de la producción y de los que quieren salir de la pobreza. Provocar un cambio cualitativo ético permitiría estar junto a los que tiran huevos a los recaudadores en un episodio casi evangélico como el que vivieron los agentes de Montoya en Punta Mogotes (La Salada) al perseguir a los que pueden ser demanda o salida para que la gente que reclama subsidios ya no lo deba hacer.
Hay un paradigma falso que la mayoría de las personas cree, que es que perseguir actividades en negro las transforma en blancas. Como si no hubiera una realidad económica detrás, como si los costos fueran indiferentes para el mantenimiento de un negocio. El origen de la marginalidad es ese. Ahí es cuando dudo si exigir subsidios por parte de los marginados fiscales no es en alguna medida una forma de compensación.
Buenísimo artículo, especialmente el remate final:
El subsidio a los damnificados por el vampirismo fiscal.
Aunque aparenta absurdo, -el estado subsidiando la asfixia que impone a los negocios marginales – responde a la lógica de las sociedades regimentadas:
1- Control social
2- Dependencia del poder para sobrevivir.
Es la trampa de las seudodemocracias de mayorías que encubren totalitarismos con el voto popular.
Me alegra mucho saber que haya una reacción violenta contra los recaudadors de impuestos. Este fulano de Montoya, matón, delincuente y carente de una mínima norma de decencia, debe recibir una tunda que le sirva de lección. Debe paguársele con la misma moneda y del mismo modo que él usa contra la gente.
El mercado negro, marginal, ilegal, clandestino o cualquiera sea su denominación, sólo es malo para el recaudador, porque viola los reglamentos del parásito. El mercado es uno solo y es muy bueno. El mercado es la única manera en que los hombres pueden intercambiar bienes civilizadamente. El otro medio de conseguir bienes es por el arrebato violento. El Estado pertenece a este género, el que arrebata de manera violenta sin dar nada a cambio.
No entiendo porqué arrebatar con la ley es bueno y hacerlo por la violencia es malo. El arrebato es malo cualquiera sea el método. La única manera en que un impuesto sería moral, sería en que el que paga recibe el servicio público y el que no paga no recibe, sin ausencia de coacción por tener que contratar un servicio no solicitado.
No será persiguiendo a esta gente que se gana la vida de buena fe, con el pretexto de blanquearlos, la mejor manera de ayudarlos. Si la gente no paga impuestos es porque su modesto negocio no lo permite, además muchos se habrán dado cuenta de que aunque sea un impuesto muy mínimo el que se pague, será siempre más costoso que el beneficio que se obtendría del Estado. Cada individuo se ayuda a sí mismo. Cada individuo sabe lo que necesita y cómo conseguirlo. He visto cosas que me han asombrado mucho, cuando las crisis hacen pasar sufrimientos a la gente, la imáginación se potencia y surgen soluciones que a ningún funcionario se le ocurriría.
¿Porqué desmerecer la inteligencia de la gente?
Hace poco tiempo atrás, el gobierno de la Capital Federal buscaba inscribir como monotributistas a los cartoneros. El resultado de esa medida política sería que esa gente pasaría a ser evasora, con lo cual se le complicaría más la situación; o dejar el oficio de cartonero, que es un trabajo honesto por un subsidio pagado por el gobierno, que lo convertiría en un parásito del hombre productivo, y lo condenaría a la dependencia de un amo que es el Estado, que hace de sus vidas y de sus billeteras lo que le venga en gana; con el agravamiento de que un hombre que recibe un subsidio, se abandona a sí mismo, desviando su energía mental para crear cosas que solucionen sus problemas y que lo saquen de la pobreza.
Siempre se ataca a los que estan en la economia informal como si estuvieran ahi por placer nomas, con negocios de baja productividad, siempre expuestos a que les decomisen las mercaderias, sobornando funcionarios para subsistir, sin posibilidad de publicitarse o financiarse, limitando sus negocios a un pequeño grupo… pero de la muralla china que levanta el estado contra todo aquel que quiere hacer un emprendimiento nadie dice nada. El libro de hernando de soto “el otro sendero” es muy bueno sobre este tema. Es una lastima que los liberales no usen esto en la discusion politica, pedir menos trabas para hacer negocios.
Muy bueno. Justo hablaba en el almuerzo del tema con un amigo, falta entender que el escalon más cercano hacia más riqueza en la mayoría de los casos solo te lo puede ofrecer alguien más rico que vos. Si le podes dar algo que necesita, su necesidad te hace más rico. La redistribucion va en contra del enriquecimiento de cualquiera, no solo del rico.
Las autoridades estatales, en lugar de hacer operativos “antievasión”, deberían eliminar la mayor cantidad de trabaas para la formación de emprendimientos; explorar la manera en que los empleados directos e indirectos de La Salada acuerdan contratos o realizan transacciones y, como paso siguiente, deberían legalizar esas formas de contrato. Ya sé que lo segundo y lo tercero es más complejo, pero ayudará a que la ley oficial no vaya a contramano de los usos y costumbres de la sociedad (siempre y cuando no se trate de crímenes que afecten derechos de terceros).
Esto que pasa en La Salada me hace acordar a lo que describe Hernando de Soto en su libro “El misterio del capital”.
Buen post. Acá siempre aprendo algo.
Si cada vez más gente de clase media va a “La Salada”, ¿Cual es el problema?.
Montoya no es más que un depredador que pretende vivir de los que se la ingenian para ganar plata.