La moda es retirarse y denostar al que se queda. Cuando les va mal lo atribuyen a los que les va mejor. Primero Felipe Solá se escapa de las primarias que realiza el peronismo federal después de haber sido el que las propuso. Después Mario Das Neves cuando su esperada victoria en Chubut se convirtió en un calvario. Ambos al bajarse corrieron el eje de sus propios fracasos y arremeten contra los que siguen en carrera haciéndole un gran favor a la propaganda oficial. Mucha gente les da el pedestal y les concede autoridad para que nos den a todos lecciones de cómo deben ser las cosas después de haberse pegado sendos porrazos.
La misma ola tapó al radicalismo. Ernesto Sanz se subió a la interna anticipada contra Alfonsín. Se aguantó la crítica tilinga de ser “internista” y no hacer caso a las “sagradas” encuestas, cuando nada más estaba utilizando los mecanismos institucionales internos para ofrecerse como candidato. Pero en los últimos metros se bajó ¿Le dio su apoyo al candidato que seguía en pie? No, dijo que se presentaría en las mismas internas estatizadas que al aceptar competir en las anticipadas reconoció que no eran legítimas.
El último don Cleto, que sigue siendo este que comentábamos dos años atrás: Cleto puesto. El vice ya se baja hasta de las internas estatizadas que decía que eran mejor que las anticipadas, pero ya ni esas le interesan. Tampoco reconoce a su adversario.
La deslealtad está de moda y a todo el mundo se le pasa por alto. Prefieren hablar de otras cosas más parecidas a las que habla la manada.