Además de los comentarios estilo “oligarcas, vendepatrias, la van a pagar” varios personajes fueron excluidos por mi de hacer comentarios. En general fueron casos de gente que viene a hacer esgrima conmigo desde el anonimato, con lo cual no tendría nunca nada que ganar, pero además me aburren los adolescentes del pensamiento. El primero de todos era un liberal que quería demostrar a todos que era más liberal que nadie.
Otros fueron el tal Cristian que venía a exigirme autocríticas y pelotudeces de una dimensión semejante o me atribuyen malicia. No me parece interesante la opinión sobre mi que pueda tener un anónimo o una persona que no conozco. Y de las personas que conozco, son muy pocas las que despiertan mi interés sobre la opinión que tengan sobre mi. Pero encima que vengan a atribuirme lo que se les canta es mucho.
El último fue Carlos V por ser una combinación de los casos anteriores, con la diferencia que nunca expresó una opinión y juegaba al auditor del blog. Viene con sus preconceptos sin leer lo que digo, contesta directamente lo que el cree que pienso con posturas irreductibles. Tendría que optar entre contestarle todo el tiempo o borrarlo y como contestarle no aporta nada, simplemente lo echo de mi casa. La única duda que me quedó con él es si no se trata de un chico de 15 años, en cuyo caso debí ser más paciente, pero no puedo saberlo.
Este no es un servicio público. Es un blog donde expreso mis desacuerdos. Me encanta que venga gente con otras opiniones, pero que tengan claro que es mi casa, mi espacio, no el foro romano. No estoy interesado en demostrar que soy un monje Zen dispuesto a que cualquier pelotudo venga a tomarme el pelo. A querer convencerme de todo lo contrario de lo que pienso si. No tengo problema. Pero chicanitas no, menos desde el anonimato.
Corro el riesgo de ser arbitrario (no “autoritario” como dijo Carlos V sin saber qué quiere decir), pero por qué no serlo en mi casa. Si lo soy el que pierdo en todo caso soy yo. Este es un lugar de expresión y placer gratuito.
Ahora tienen todos los quejosos un lugar a dónde recurrir, porque el amigo Gargarella se ha convertido en el consuelo de todas estas almas en pena .
Iba a escribirle algo al respecto por e-mail, pero el asunto se terminó antes de lo que pensé. Han habido otros comentaristas anteriores que han hecho lo mismo, no vienen a opinar sino a embarullar la conversación. Así es el debate en Argentina, con gente poniendo escollos para que la conversación no continúe dialogando, para que no aparezca la luz en tantas causas oscuras. Es una conducta muy fascista impedir un debate. Estamos acostumbrado al patoterismo, a la prepotencia, y cuando no pueden ejercer la violencia física acuden a estas tácticas nefastas de confundir a la gente con mentiras, con teorías o argumentos falsos, o con insultos.
En un encuentro que tuve en Rosario hace algunos meses, fue un ex comentarista de este blog que tenía hacía las mismas triquiñuelas que los comentaristas referidos. En ese encuentro este sujeto no contribuyó en nada al debate, sólo tenía el propósito de molestar a los participantes.
Vos sabes que no me acuerdo quién es el primero.
José
Por mi parte estoy de acuerdo %100 con la actitud que estas tomando, de acuerdo también con Roark, ya que muchas veces llegaron a la mera descalificación.
Saludos cordiales
Sin duda es muy tentador para cualquier enano mental, hacerse la pelìcula de que ha logrado “ganarle” (?) una pulseada mental a alguien que se destaca por elaborar conceptos interesantes, inteligentes y con cierta fama.
Internet y la posibilidad de decir pelotudeces adornadas de un supuestamente intersante enfoque ideològico, racional, son muy tentadores para èsta clase de pavos.
Estàn muy lejos de la creatividad, el àngulo interesante y a la vez el respetar al otro intentando – en caso de discentir – argumentos de peso. Dignos de anàlisis.
La descalificaciòn personal, su arma letal. Cebitas ante la respuesta inteligente, la nota profunda.
En fin, el precio de la libertad de que tanto pelotudo se permita jugar al sabio con sòlo teclear un rato, masturbàndose las escasas neuronas.
Totalmente de acuerdo con los lìmites impuestos Josè, èsta es tu casa y en todo caso un placer para quienes disfrutamos de tus notas y de los comentarios inteligentes, ocurrentes, divertidos a veces, de quienes las comentan.
Respeto es lo menos que se exige y aplaudo la patada en el culo a los citados.
Jose totalmente de acuerdo con tu medida.
Me asomé al blog de Gargarella y cada vez estoy mas convencido de que las diveras formas de colectivismo y las ideologias que los sutentan,
no son otra cosa que construcciones justificadoras de una milenaria ambición que suele residir en el lado oscuro del alma humana:
Apropiarse del fruto del esfuerzo ajeno con una razonable impunidad,
y convencer a las víctimas de lo bueno que es dejarse robar.
De que haya personas dedicadas a sabotear sitios de internet no tengo ninguna duda.
En el blog del diario La Nación desaparecen cientos de mensajes por personas que están dedicadas a borrar los que se digan en contra del kirnerato. He leído quejas de otros lectores de La Nación que culpan al moderador de los mensajes, sin embargo me parece que el moderador no da abasto con tantos mensajes y tantos reportes de abuso.
Estimado José:
Ayer me quedé sin Internet por lo tanto recién me acabo de enterar del éxito de los 56 comentarios. Recuerdo que la Sra Susana Secchi
me comentó que hay personas entrenadas y pagadas para intervenir en estas páginas y crear discordia.
Creo que además de su derecho de admisión los que comentamos debemos estar prevenidos y no engancharnos. Por eso yo me lo tomo en solfa.
Cada uno sabrá que hacer. Atentamente
Mi hija me ha contado ayer que muy pocas veces le publican sus opiniones en el blog de Infobae porque son, obviamente, contrarias a la línea editorial del diario. Y nadie se rasga las vestiduras.
Como norma siempre he preferido aceptar el disenso no sólo por que el otro puede tener su parte de razón, sino también porque toda opinión estimula la reflexión y el pensamiento.
No obstante, coincido con José en que, una cosa es disentir respecto de las posturas que se expresan en el blog y otra, muy distinta, tratar de embarrar la cancha como dicen los muchachos del tablón.
A ninguno nos interesa discutir con energúmenos ni con gente mal intencionada.Y no es ninguna arbitrariedad no tenerla en cuenta.
A veces suelo pasar por La Nación, han sido reportados mis comentarios, es común, pero un dia me cansé y no paré de enviar mensajes a los moderadores para que intervinieran porque había actuado dentro de las reglas, comenté la falta de seriedad del diario al respecto, después de unas horas volvieron a publicarlo. Hacía un comentario en contra de la opinión puntual de uno de sus columnistas. Recuperé la confianza.
Soy una “empecinada”(pongan el adjetivo que mas les guste) defensora de determinadas ideas, pero nunca pensé en cambiar el sentido de un blog, que alguien imagina y contiene. No debe ser un trabajo fácil.
Esas opiniones por el contenido ideológico puro que evidencian, por su misión de “ensuciar” y nada mas, quedan “subrayadas”. El problema es darles demasiada importancia.
Grecia: Yo deje de participar en La Nacion por cosas como las que comentas. Si a la gente de La Nacion le interesa abrir un espacio para el debate me parece barbaro. La tarea del moderador es necesaria pero debe ser justa. Si alguien tiene una opinion en contrario con lo que se expresa en una nota debe ser publicada y si esta opinion cumple con las reglas impuestas por el diario para su participacion, el moderador no debe aceptar la censura de la misma, porque a “otro no le guste o no le parezca”. Los moderadores no analizan los mensajes, censuran sin mas. Asi el tema no funciona y por eso deje de participar.
A mi hace rato que no me dajan participar en La Nación.