Andrés Oppenheimer analiza el dilema de votar sin libertad en Venezuela y la falsificación democrática de la nueva forma de la izquierda de Chávez: “El narcisismo – leninismo”. La democracia se falsea con toda facilidad mediante compra de voluntades, control de la información por vía fiscal y apartheid político contra los disidentes.
Este narcisismo-leninismo cuyos mejores seguidores los tenemos aquí bajo formas más oportunistas, es la consecuencia de haber hecho de un resultado estadístico (la mayoría) origen y legitimación del poder al mismo tiempo. Eso han hecho sobre todo las políticas y las universidades norteamericanas, curiosamente, creyendo que con sólo resolver que la gente vote harían caer a los sistemas totalitarios.
En Venezuela la gente vota sin necesidad de la trampa más obvia del partido único, existe a su vez control y persecución a quienes se oponen, regulaciones con justificaciones económicas que permiten instalar una vigilancia policial mucho más efectiva que cualquier cheka y compra de voluntades en lugar de seducción a los votantes. Ya no es demagogia, sino adquisición de votos con dineros públicos.
Llegan entonces las misiones de veedores a observar que se vota correctamente el día del comicio cuando toda la trampa ya ocurrió y todos los actos de gobierno posteriores contra las libertades y derechos de los venezolanos se ven justificados y bendecidos en nombre de la democracia.
Nosotros tenemos un problema peor. Acá el sistema se ha perfeccionado un poco más. Tenemos nuestro narcisismo-oportunismo-leninismo. La variante está en comprar también la voluntad del departamento de estado con un par de favores en temas álgidos de la política exterior norteamericana. Ni siquiera hace falta jugarse demasiado. Un par de acciones de efecto pro norteamericanas y tenemos al narcisismo oportunismo bendecido desde el norte, que ya no se calienta demasiado por las características defraudatorias de nuestra democracia, algo que Chavez no hace. Aunque tampoco lo necesita. El hace negocios con Estados Unidos, para qué perder el tiempo en adquirir diplomáticos.
Las medidas pro norteamericanas son para que compre la gilada, entre ellos el señor D´Elia. A este bote no me subo porque a estos muchachones, en solo tres años de gobierno, ya les piqué el boleto (de ida y de vuelta. En cuanto el gobierno de BUSH, sucks!!!!