El dictador venezolano Hugo Chávez inaugura una nueva pretensión de control total. Ya no sólo pide explicaciones por las actividades u opiniones ajenas dentro del territorio del país, sino que también pretende vigilar y convertir en crimen a los encuentros de particulares fuera de las fronteras.
Inclusive le parece, a esta banda de patanes, que un eventual fin político de la reunión podría ser considerada “crimen”. Y es crimen porque en la suposición oficial la reunión podría estar interesada – ojalá que sea así por el bien de Venezuela – en contrarrestar el fin político del dictador de volver a preguntar si puede quedarse con lo que queda de legalidad; pregunta que ya hizo y le fue mal.
Espero que en vez de explicar, los “involucrados” lo manden al lugar de dónde proviene.
Este tipo debe volver a la selva donde pertenece. No ha evolucionado lo suficiente para entender los problemas de la humanidad.
La presidencia de un estado es de una civilización mucho más avanzado, y no puede ser ejercida por un primate.
O sea que no le basta con controlar todo lo de adentro.