Lo dijo recién el Tata Yofre en el programa de Mariano Grondona en Canal 26: La ciudad de Buenos Aires se la disputan tres menemistas: Macri, cuyas simpatías por Menem son conocidas aunque no participó del gobierno. Telerman, con numerosos cargos diplomáticos y terminando como embajador en Cuba de Menem. Y Filmus, hombre de Carlos Grosso y mano derecha de Susana Decibe cuando ocupaba la cartera de educación en la fatídica década del noventa.
Es cuestión de elegir al menemista favorito de cada uno. Filmus se diría que es el más menemista de todos, no sólo por sus propios antecedentes, sino por responder a dos menemistas más: Alberto Fernández y Néstor Kirchner.
Después estuvo Rosendo Fraga y se habló de lo poco que se discuten propuestas en las campañas y lo paradójico que es que cuando los candidatos hablan de lo que piensan hacer, en lugar de pelear, la atención pública sobre ellos desaparece.
En realidad importa poco “la propuesta” para la campaña, pero es indispensable para gobernar. Aunque no se trate de un asunto electoral, es un problema de responsabilidad, palabra que los improvisados que aspiran a dirigir la ciudad no conocen.
Hace ya muchos años, el diario La Prensa, acérrimo crítico de ese fenómeno social que se dió en llamar Peronismo hubo de describir lo que sus adherentes denominaban jactanciosamente “La Doctrina Peronista” en estos términos:
“Colección de artimañas para conquistar y retener el poder”.
Poco tiempo después el centenario periódico era clausurado y confiscados sus bienes.