Una remake de Tarde de Perros debería tener un final diferente, acorde con los nuevos tiempos. Al Pacino tendría que llegar a un acuerdo con la policía en el que se le permitiera quedarse con una caja del banco y que algunos de sus rehenes tengan que manejar sus casas de acuerdo con las reglas del asaltante. Se le podría dar una radio para que difunda sus ideas políticas basadas en que los bienes de otros tienen que ser repartidos por él y donde cuente la historia de sus logros heroicos.
El convenio podría estar avalado por el cura del barrio e invitar a las fuerzas vivas de la ciudad a la ceremonia de firma, con fotos.
Ahora estamos en el reemplazo de todos los valores políticos por las relaciones. La policía y los delincuentes deberían participar de talleres de terapia de grupo para mejorar su relación y dejar de lado las reglas de justicia que los separan. Ese sería un mundo con más amor, más comprensión y más paz ¿O no?
Exacto! Y encima hay que soportar a los medios y a los “expertos” vendiéndonos esto como algo magnífico.