Como dice Marian Teves en el comentario al post sobre Macri y su derecho fobia, hay algo de especulación electoral en su pretendido posicionamiento a la izquierda. A los votantes de más a la derecha no les quedaría más remedio que votarlo y con su estrategia ganaría votos entre los indecisos.
De cualquier modo esa matemática electoral siempre me pareció equivocada; de hecho aca nadie ganó con ella ni una sola vez.
El mismo público puede ser de derecha o de izquierda de acuerdo a qué teclas les toquen. Eso si se verifica matemáticamente comparando elecciones y amores sucesivos del mismo país con personajes opuestos.
Si nadie toca las teclas de “derecha” (digamos seguridad, independencia educativa de los padres, bajos impuestos, desregulación y cosas por el estilo, no intromisión del estado en la vida privada, respeto al derecho de propiedad, alineamiento estratégico con los países defensores de la libertad y toma de posición desde la misma perspectiva en todos los temas de actualidad) la única música que les suena es la de izquierda. Y siempre la tocan mejor los de la vereda de enfrente. Es su música. Hay músicas que requieren menor esfuerzo que otras, pero las primeras están saturadas de oferta. Eso es entender el marketing político y no confundirlo con la venta de pasta de dientes como estos tipos.
Pero como digo al principio, en mi opinión estos son tibios que explican su tibieza con marketing. No son entre bambalinas distintos a lo que son en el escenario. Los que tienen las teclas listas para ser presionadas perciben eso y huyen. La música de izquierda aunque estén hartos de oírla suena mejor.
El otro punto es que en marketing político hay algo en lo que todo el mundo está de acuerdo, hasta los expertos en otros electorados: El núcleo duro, los votantes originales y naturales nunca, bajo ninguna circunstancia debe ser comprometido. Esta gente juega antes de tener uno.
En marketing de cualquier cosa, no se sale a vender antes de tener producto ¿Cuál es en este caso el producto?
Totalmente de acuerdo Jose. Además, no te da la sensación de que se está instalando un discurso “politicamente correcto” que tiene que ver con la supuesta necesidad de “concertación” entre las fuerzas, como “el camino” que debiera caracterizar a la “racionalidad opsitora”?.
Todo esto es medio mucho para Macri, no le veo uñas de guitarrero.
Es así, ponen el carro antes del caballo. Primero hay que tener un qué, después un con quién.
Josè por què te parece que la derecha argentina siempre habla de la seguridad y jamàs se pone a explicar la economìa y mostrar los verdaderos caminos?
Tiene miedo de ser tildados de “neoliberales”.
Si es asì, no les llegan ni a los talones de Reagan o Thatcher.
Muchos no saben nada del tema Iván. Hace unos años se criticaba a los liberales porque no hablaban más que de economía, curiosamente.
Por lo que dices, pienso que la distinción entre “derecha” es “izquierda” no es irrelevante, ni propia del siglo XVIII (López Murphy dixit). La izquierda no tiene miedo de definirse como izquierda, y si la derecha está de antemano acobardada por el calificativo, o deseosa de recibir la limosna de la bendición moral de Lilita Carrió o de los medios de prensa (bendición que consiste en decir que, si no nos proclamamos de derecha, somos de derecha, pero no tan malos), andamos jodidos.
Así es Julio, estamos en el horno. Por suerte con poco gas.
Ayer, 10 de diciembre, Armando Ribas se ocupó del tema “Derecha-Izquierda” en un artículo muy interesante publicado en Notiar: “América Latina y el Despotismo Electivo”