La primera vez que vi a alguien que había estudiado filosofía que se presentaba con carnet de “filósofo” fue justamente a Enrique Valiente Noailles, que ayer participó con otro de nuestros pilares del pensamiento Joaquín Morales Solá en una conferencia en el Centro Cultural Borges sobre la actualidad.
La sensación de aquél primer artículo que leí de un “filósofo” fue la misma que al leer la nota de La Nación sobre la tertulia de ayer: ¿y?
Nuestro gusto por los títulos oficiales llegó a un extremo. Alguien que estudia filosofía se convierte en filósofo. Supongo que alguien que estudie sabiduría se convertirá en sabio y alguien que estudie estética terminará trabajando de modelo, habilitado por el Estado. No vamos a estar dejando cabos sueltos.
Esta bien que se junten con Morales Solá. Ambos cumplen una función en la sociedad. Que no pase nada, pero que esa nada parezca pensada y se la pueda confundir con moderación. Una cuota de las creencias generales, sin decir nada antipático de verdad, abre todas las puertas. En la Argentina el secreto es no molestar. Es como una gran oficina pública, no por casualidad.
Seguro que K seguirá el sesudo consejo surgido de este evento tan significativo y aceptará el desafío de unirnos a todos a cantar el Aleluya.
Intelectualmente, los dos personajes son de peso mosca; Valiente Noailles es un profesor de filosofía de los que hay miles y dice banalidades que debe considerar muy inteligentes. En cuanto a Morales Solá, dedicó su vida profesional a decir cosas que no irriten demasiado a las “autoridades”. La moderación, toda la moderación y nada más que la moderación, ¡Faltaba más!. Cuando el Luis XIV de suburbio habló mal de él, Morales tuvo un respingo de dignidad que duró lo que dura un lirio.
En cuanto a la persona que insinuó que los políticos deberían escuchar a los filósofos, me gustaría saber si se refería a los del bando de Sartre, conspicuo compañero de ruta del comunismo o, tal vez, a los “posmodernos” siempre dispuestos a apoyar a cuanto régimen totalitario exista. La mayoría de los autodenominados “intelectuales”, en su odio por la burguesía y el liberalismo libran todos los “combats douteux” habidos y por haber. Respecto de ellos hay una sola certeza: siempre se equivocan. En esto no se diferencian los de izquierda (extrema y no tan extrema) de los de extrema derecha.
Jose, coincido con vos con eso de que este pseudo-filosofo termino la charla sin haber dicho nada relevante. Pero no te confundas: no es un vicio de la filosofia en general, sino de este filosofo en particular. Es parecido a personajes que, como Rozitchner, o Tomas Abraham, encajan perfectamente en los formatos de los medios masivos: ponen cara de estar diciendo algo interesante (mediante la contraccion de los musculos faciales y el tono serio) pero no molestan a nadie.
No coincido. A Tomás Abraham, por ejemplo, le leí un artículo sobre la década del 70 que no le había leído a nadie y era políticamente incorrecto. Otra cosa es que no los tomemos por filósofos, aunque en el caso de Abraham tengo buenas referencias de él.
Aún si se los califica de “todólogos”, las columnas de Noailles en La Nación muchas veces me gustan. Y no me parece que la moderación sea siempre mala.
No es que la moderación sea siempre mala, sino sólo cuando es un disfraz para los que se borran de todos los conflictos. Si uno se abstiene de decir cosas para no echar leña al fuego, o para contribuir a la concordia está muy bien. Si uno lo hace para hacerse el boludo, como diría otro filósofo llamado Felipe Solá, está muy mal. Y si a uno no se le ocurre nada y los prolemas cruciales le son indiferentes, no se llama moderación sino sangre de pato.
Cristian, a mi me parece que el vestirse de filósofos les hace mal. Es todo una gran confusión.
¿Alguien soporta más de 30 segundos el programa de MS desde el llano?
Sine, tanto tiempo lo soportas????
La nota solo sugiere que en esa larga disgresión se caen en lugares comunes, la critica a la modernidad y la desorientación ética (como si el mundo hubiese sabido alguna vez a donde iba) etc. etc. y todo son propuestas de como seguir interviniendo en la vida y deseos de la gente pero de forma honesta o eficiente…..
Habria que decirle a este muchacho que si hay una etica universal , que la dirigencia se empeña en negar, y es la de la libertad que implica un respeto irrestricto por la propiedad de mi cuertpo (derecho a la vida) de mi voluntad (libertad) y sobre las cosas que poseo (propiedad) . Cualqueir otra etica alternativa , esa que busca Valente N. adolece de un atributo fundamental..la aplicación universal
Es cierto que Valiente Noailles no es la fuente de la sabiduría y cae en banalidades políticamente correctas, pero en el diario La Nación es Aristóteles al lado de “pensadores” de la talla de Mex Urtizberea cuyas columnas merecerían publicarse en la contratapa de la sección espectáculos.