Darío Gallo comenta hoy en su Bloc de Periodista la utilidad de la herramienta Stilus, que permite revisar la ortografía de un documento online. Antes había escrito sobre otra maravilla como es Writely (ahora comprada por Google), un editor de texto también online, con la que el usuario puede crear y editar sus documentos desde cualquier computadora, publicarlos en su blog o compartirlos.
Todo es parte de un proyecto mayor que conduce al mundo online, donde nuestras computadoras sean un accesorio de configuraciones pero nuestros documentos, mails y hasta los programas que usemos estén en Internet.
Hacia dónde evolucionará esto es imposible saberlo. Pero al contrario de las predicciones que se hacían con Java, que se suponía que sería el reemplazo del software instalado en cada PC, aquel sueño parece estar ocurriendo ahora de la mano de Google.
Otro de los proyectos de Google que trascendió o se dejó trascender es Gdrive. Un disco rígido vitual en la web en el que manejar todos nuestros archivos, mails y datos. Desde cualquier computadora accederíamos a “nuestra computadora”.
Si esta tendencia se consolida ya no sería necesario contar con equipos cada vez más poderosos ni con una enorme capacidad de almacenamiento. Todo estaría en la web y nuestras terminales serían vías de acceso. Cualquier computadora podría ser usada como la propia al instante y con sólo una conección a Internet tendríamos acceso a la información que manejamos todos los días.
Bill Gates fue alguna vez el niño prodigio de las computadoras admirado por todos. Hoy es un cuco para una especie de versión informática del hipismo, gente que la juega de revoluciona (hasta buscan apoyo de Hugo Chavez). Otro tanto le ocurrirá a Google tal vez si consigue destronar a Bill del reindado informático. El cibergresentimiento se reciclará, pero los creadores seguirán haciendo cosas para facilitarnos la vida (algo que no hacen los cibergresentidos), sin tener nunca una posición que no pueda ser desafiada por otro creativo.
