Derechos humanos para robar. El plan Kirchner.

El ex juez de la Corte Adolfo Vázquez expuso anoche, en el programa de Fantino, cuáles fueron las reales motivaciones del asalto al Alto Tribunal por el dúo Beliz-Kirchner y el plan de este último de esconder su sistema delictivo detrás de una “política de derechos humanos”. Jorge Asis entonces, resumió esa descripción bajo la consigna “roban pero encarcelan”, como si ese hubiera sido el toma y daca con el aparato de izquierda violenta, reconvertida en ovejias humanistas. La realidad es mucho más grave que la reducción que hace Asis. Para ese sistema de vícitmización cuyo máximo exponente es el gran manipulador Horacio Verbitsky, la vida, derechos o destino de sus ex camaradas es completamente instrumental, como lo demuestra la forma en que protegieron al general Milani y al propio Néstor Kirchner, a pesar de sus vínculos cercanos con el aparato militar de Santa Cruz en aquellos años en los que comenzó a enriquecerse. También el silencio ordenado por la señora Carlotto sobre las sospechas que tenían desde hacía años sobre los hijos de la señora Herrera de Noble hasta que se produce la ruptura con el grupo Clarín. Silencio que a partir del año 2008, en que Kirchner no consigue ponerse de acuerdo en negocios con el grupo y lo enfrenta, se convierte en denuncia ilegal y contra toda evidencia. No es en todos los casos, pero la vanguardia política del llamado movimiento de derechos humanos, que reivindica el terrorismo, está comprometida en el uso de esas banderas para sus fines políticos y económicos.

Kirchner conocía perfectamente la naturaleza de esa farsa, era parte, y el modo en que el aparato periodístico se arrastraba por corrección política ante ellos, así que salíó a comprar esa franquicia con toda impudicia. Los hizo ricos y los puso en el primer nivel de la política, justo cuando su influencia estaba languideciendo. Un pilar del plan era poner una Corte que hiciera añicos los límites constitucionales. Muchos jueces de dudosa moral y de segura implicación en encubrimientos y persecuciones interesadas, habían logrado su impunidad haciendo lugar a bararidades jurídicas que facilitaban el castigo a ex militares, aunque no correspondiera ni por razones de responsabilidad personal, no por garantías jurídicas gruesas. Pero ni remotamente ese fue el secreto del éxito de su plan delictivo. La pequeña izquierda pro montonera se podía comprar con unos millones, como lo había hecho Menem años antes. Lo que hizo Kirchner fue poner a sus pies a la sociedad culposa manejada por esos organismos de llamados derechos humanos. Esa sociedad que pasó de hablar de excesos a condenar lo que se llamó una “teoría de los dos demonios”, consistente en el atrevimiento de sostener que los tipos que mataban por la espalda, secuestraban y ponían bombas, también eran malos y no solo los que les habían disparado a ellos en nombre del estado. Es esa sociedad la que se agachó ante ese criminal cuyo nombre llevan todo tipo de instituciones públicas, calles y avenidas del país, porque después de haberse sentido aterrorizada por las organizaciones violentas de la década del 70, después de haber mirado para otro lado cuando la respuesta a ellos la manejaba la triple A con métodos similares y después de haberla jugado de humanista cuando ese trabajo estaba terminado, quería presos que la aliviaran en lo que no tenía más remedio que pensar de sí misma. Esa gente, los otros, los que no son ni Carlotto, ni Bonafini, ni Verbitsky, estaba lista para aceptar una banda de ladrones sin antifaz y sin sutilezas, si le hacían el servicio de librarla de su culpa, con métodos tan asquerosos como los de las etapas precedentes de su defección.

Por eso es que el slogan de Asis es tan insuficiente. Los truchos derechohumanistas fueron comprados de nuevo con millones, muchos más de los que les dio Menem, el resto de la sociedad fue acallada con un violento sistema de falsa justicia que la hiciera sentir mejor, mientras se hacía peor.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

2 comments

  1. Excelente. Un comentario imposible de encontrar en los medios tradicionales. Recordemos el deplorable escándalo que provocó en la redacción de La Nación un editorial sobre el maltrato y la falta de derechos de los presos por crímenes de “lesa”. Sociedad cobarde y cómplice de la profunda decadencia de décadas.

  2. Y la Corte puesta a dedo por K en el caso Simón estableció que los delitos de las fuerzas del estado eran imprescriptibles, mientras que los de los jóvenes idealistas no, Se mide con distinta vara para beneplacito de la izquierda comprada.

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