Que no voten los empleados estatales

Se supone que nos autogobernamos bajo una forma representativa, pero este supuesto es a esta altura una risa con el voto feudal populista. Una gran capa de la población recibe sueldos y dádivas de los representantes. Otros directamente hacen fortunas con el estado por sus relaciones y negocios por abajo de la mesa con los supuestos mandatarios.

¿No habría que elegir entre ser representante o representado? ¿Entre servidor y servido? Para que todo esto de la democracia que de cualquier manera no es ninguna panacea sea al menos algo un poquito serio, habría que optar entre pagar y elegir o cobrar y ser elegido. Porque este problema no sería muy importante cuando esta forma bastante ilusa de decir que “nos estamos gobernando a nosotros mismos” empezó a gestarse en su forma moderna. Pero hoy, no solo una parte importante de la población está de los dos lados del mostrador, sino que engrosar el estado y la dependencia del estado es una forma abierta y descarada de tener electores esclavos. Y la dependencia los incluye a ellos y a sus familias.

Para que la democracia pueda ser tomada en serio, nada más, no deberían votar ni los candidatos, ni los empleados o cualquiera que reciba pagas del gobierno (incluidos los hipócritas “planes”), ni los proveedores del estado, ni los empleados de los proveedores del estado, ni los parientes en primer grado de ninguno de ellos.

De otro modo estamos tolerando castas. Unos privilegiados que intervienen junto a los no privilegiados en igualdad de condiciones a decidir el futuro de todos, lo que por supuesto redunda en el aumento de los privilegios.

Hace falta la rebelión de los no acomodados. La diferencia en responsabilidades y condiciones del sector público se está transformando en un peso agobiante.

La única garantía para que unos burros de carga puedan considerar que gobiernan cuando tienen a esta gente encima, es que los últimos sean solo empleados y no amos a la vez. Unos pagan, otros sirven. Unos cobran, otros deciden.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

9 comments

  1. No es mala idea, pero sólo evitaría que los que hoy están en el gobierno se mantengan en el poder (que no es poco). Pero no terminaría con el voto “comprado”. Se me hace que las campañas se basarían en prometer puestos, guita, beneficios del Estado a todos lo que hoy no pertenecen para convencerlos. “Si me votas, cuando gane te consigo un puestito”, esa clase de cosas.

  2. Como medida efectiva no cierra porque supondría un nivel de desarrollo ahora lejanisimo lograr el control de eso, pero entonces, ya no haría falta Como poner blanco sobre negro, suscintamente, la sociedad corrupta que componemos, es excelente!

  3. Marta – Siquiera pongo me gusta, mi respuesta es ¡OTRA MAS!. Si es así, tampoco los planeros, tampoco los jubilados ni los semi analfabetos ni los pobres ni los enfermos ni, ni… el voto calificado se enterró cuando se redactó la CONSTITUCIÓN. Quien fuese el autor de este panfleto es tan autoritario y fachista como los que vemos a diario, solo que puede decir alguna locura diferente. Que te parece si propongo que después de las PASO y a la luz de los resultados se determine que los pocos no peronistas que queden no voten para ahorrar tiempo y dinero. No estamos lejos.

  4. El problema es como lograrlo. Los que deberian aprobar una ley de ese tenor son los principales benficiarios del clientelismo, ya que lo inventaron o lo incrementan pues viven de ello. Además en el remoto caso de lograrse esa ley debe sortear el veto presidencial. De todos modos esto no implica que no esté de acuerdo con esa idea, sino el tema es como lograrla, máxime con la actual tendencia de la jurisprudencia de la corte internacional , que obliga a qué puedan votar los presos, que son más vulnerables a todo tipo de presión y prebendas .

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