Aerolíneas Argentinas: El Estado Salvaje

Aerolíneas Argentinas: El Estado Salvaje

Vuelo 2454 de la aerolínea de la banderita de Jujuy a Buenos Aires del domingo 1 de noviembre, la misma compañía que llenaba de orgullo a la señora Kirchner, en la que había viajado primera vez en primera clase (quién no recuerda su primer viaje en primera clase).
El plan de la compañía que fue “recuperada” por el Estado por su manejo deficiente sufre su primer percance, una escala no prevista en Córdoba. La razón era, según los empleados de la banderita, el calor. 41 grados en Jujuy y un nuevo obstáculo para la aeronavegación, una temperatura que se vive todos los veranos en la mayor parte del territorio del país pero que parece que en la Argentina obliga a los aviones (en este caso un DC9), agobiados tal vez o deshidratados, a bajar un rato, a lo mejor para ponerse a la sombra. Y no solo eso, parece que también necesitan más combustible que sólo pueden cargar en Córdoba, lo cual refuerza la hipótesis de la deshidratación. Será que nosotros tomamos agua para el calor, pero los aviones necesitan nafta, todo muy lógico.
El segundo problema es el sobrepeso. Obligan a todos los pasajeros a despachar sus equipajes de mano, porque parece que esos mismos equipajes de mano que llevamos en cualquier avión de cualquier otra compañía son muy pesados y si se desplazan le pueden caer en la cabeza a algún pasajero (o pasajera). Y Aerolíneas Argentinas nos cuida mucho más. A un pasajero lo tranquilizan, le dicen que saque todos los elementos de valor y que no se preocupe porque “en general” las valijas no se abren en los vuelos que van del interior hacia Buenos Aires, sino en los que salen desde Aeroparque. El pasajero prefiere que lo tranquilicen en particular, pero debe conformarse con esta generalidad.
El Aeropuerto Argentina 2000 de Jujuy, con los 41 grados no tiene aire acondicionado. Las ventanas no se abren en el bar del primer piso, porque si no los pasajeros harían cualquier cosa, como abrir la ventana para respirar. No hay que alterar los planes en los lugares estatales o cuasi estatales, arreglarse con el único ventilador en el aeropuerto. Eurnekián estará sufriendo los efectos de la crisis, promete que en algún momento habrá aire acondicionado, un poco de paciencia.
Llaman a varios pasajeros desde el mostrador de la banderita. “Señores necesitamos que se bajen, tenemos sobrepeso”. Nadie se quiere viajar del avión que por el peso y el calor iba a hacer una escala no prevista en Córdoba, lo que parecía suficiente ya como pedido de colaboración, sumado a los 41 grados sin aire del señor Eurnekian. Sube un empleado de la banderita al preembarque. “Hasta que no aparezcan 5 voluntarios el avión no sale”. Recuerdos del colegio secundario cuando el celador amenazaba con amonestaciones generales si no aparecía el que le había tirado una tiza a la profesora de geografía. Nadie había tirado tiza alguna en este caso, habían pagado un pasaje caro. Que se bajen los que votaron a los Kirchner sugirió alguien. Un segundo enviado intenta por un camino más diplomático y explica que hay problemas con el ….. (una sigla, algo así como el HDP, pero no hablaba de nadie del gobierno sino de alguna sustancia, condición, medición que obligaba a bajar a cinco pasajeros). Al que se bajara le pagarían hotel, estadía, faltaba más. Surgió algún voluntario, el listado se completó con dos viajeros a Comodoro Rivadavia a condición de que les extendieran un certificado para poder explicar que perderían dos días de trabajo. “Argentina, Argentina” grita un viajero, otro responde “Maradona, Maradona”
Comienza el embarque. Suban por la puerta trasera, le dicen a la mitad de los pasajeros. En el medio del calor que impide a los aviones argentinos volar sin escalas se dan cuenta de que la puerta trasera está cerrada. Toc toc. Nadie responde. Al fin un maletero se acerca y logra abrirla.
El aireador individual no funciona. El apoya brazos está roto. Entre tanta ofuscación un pasajero olvida de ponerse el cinturón de seguridad. Nadie lo controla y el avión despega.
Una gaseosa y una barrita de cereal. La Aerolínea de bandera supone, con razón en muchos casos, que los pasajeros habían comido de más en el fin de semana. Aterrizaje en Córdoba. Algunos pasajeros tienen conexiones con otros vuelos, tal vez los pierdan. Aerolíneas no se comunica con otras compañías.
Pasajeros desconfiados suponen que todo fue un engaño para subir a algún acomodado en Córdoba o para bajar a otro, se ponen alertas. Pensar mal no puede fallar con semejante banderita pegada al avión, empieza un embarque de gente que sube a un avión con sobrepeso. Algunos reaccionan, se producen intercambios de insultos. Un agente de la banderita amenaza con llamar a la Policía Aeronáutica. Los pasajeros irían en cana y no los responsables de la compañía. Otros se paran y dicen que en ese caso se tendrían que llevar a mucha gente. Los agentes de la banderita ceden, no sube nadie. El avión parte. Ni una gaseosa, ni una barrita de cereal. El aterrizaje se anuncia cinco minutos antes. “Esperamos que vuelvan a volar con nosotros”. Siempre que el HDP lo permita, claro.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

6 comments

  1. Lamento que haya sido para contar esto que has escrito un post después de tanto tiempo. Siempre es muy bueno leer un post tuyo pero en esta oportunidad lamento que un viaje tan placentero como parecía ser haya terminado de este modo.

  2. Lamento las peripecias por la que tuviste que pasar en tu viaje. Francamente es de terror.
    De todas formas fue una agradable sensación recuperar la rutina, aunque sea por hoy, de leerte al madiodía. Un abrazo

  3. Viejo, lo lamento. Lo peor es que habiendo vivido en una provincia del norte por mucho tiempo en mi niñez, el cuento no ha cambiado en lo más minimo de hace 30 años a ahora. Estar friendote adentro del avion en la pista para ver llegar media hora tarde a algun señorón de la política local que deja bien en claro su peso mostrando un total desprecio por vida y tiempo de los demas ocupantes del avion al entrar con una sonrisa tranquila. El avión vuela para él, no se de que se quejan.
    Ah, agradecé que no se cayó el avión. Coincido en que cada vez tienen más partes sueltas y rotas por todos lados. Y sabes lo que cuesta un mantenimiento autorizado por Boeing? Yo prefiero no pensarlo porque si no no me subo.
    PS: lo de que nada ha cambiado desde hace 30 años ahora es tal cual, el político por el que retrasan el avion sigue siendo el mismo, el que trabajaba con la maldita dictadura y ahora el que nos lleva hacia la justicia social de la mano de los paladines de la libertad K.

  4. Luego de que CFK otorgó un nuevo subsidio de 180$ para los menores de dieciocho años, va a resultar interesante seguir las cifras de pobreza e indigencia de esa franja etaria. La Coalición Cívica asegura desde hace meses que este subsidio es el súmmum. Espero que no resulte otro bluf, como los otros que nos iban a salvar de todos los males de este mundo. Pronto se vienen otras presuntas panaceas: el impuesto a las rentas financieras, el impuesto a las gaseosas y el impuesto del 1% a la telefonía celular (de autoría del presidente del Comité Olímpico Argentino). Y ya veremos con qué otras novedades nos sorprenden.
    Esther Ginieniewicz, esthergini@yahoo.com, Buenos Aires

  5. Yo cuento una de un primo que viajo a Nigeria hace años por negocios. Tenia que viajar de Lagos a otra ciudad. Iba con un nigeriano importante. Llegaron al aeropuerto y mi primo noto que en el mostrador de la compañia area habia una aglomeracion y caos. Con el nigeriano VIP pasaron a la pista y caminaron hasta el avion y se sentaron en la primera fila. A rato empezaron a subir pasajeros y mas pasajeros (por la puerta de atras) y de repente hubo pasajeros que habian quedado parados en los pasillos sin asientos. Subieron unos militares armados y echaron a patadas a todos los que sobraban, asi el avion pudo despegar con todos sentados. Al preguntarle al nigeriano como era eso, el africano VIP le contesto que los empleados de la aerolinea vendian tarjetas de embarque por 1 dolar, asi que los que llegaban primero viajaban. Yo pienso que esta tecnologia podria ser adoptada por la aerolina de la banderita de Jujuy. Lo unico que cambiaria yo seria el precio de las tarjetas de embarque: por lo menos 5 dolares cada una, o sea un precio razonable pero a la vez con conciencia social.
    De todas maneras, cuando D’Elia sea presidente,
    todo esto se va a acabar…o sea se va a acabar todo…andaremos en sulki, que es muchisimo mas seguro que un de DC9 viejo, una verdadera cafetera del cielo…
    Termino con una frase de D’Elia :”A Cristina la envidian por que es hermosa e inteligente”
    Entre el HDP y el Botox ocurren milagros….
    hiroito@gmail.com

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