Un cambio de valoración

La pregunta ya no es por qué hay una creciente inseguridad en la Argentina, sino por qué todavía queda algo de seguridad. La respuesta es que el margen que queda para transacciones libres mutuamente beneficiosas todavía tiene más poder que el mundo del conflicto que proponen los resentidos.

Pero no es ese el motivo de éste post sino el fallo que aplica un aumento de pena de tres años a un asalto a mano armada por “discriminar” a una víctima. Antes de que un pequeño cerebrito kirchnerista, quemado por tanto billete para apagar el pensamiento reaccione con algún espasmo neuronal, aclaro mi desprecio (mi discriminación) hacia los que a partir de la identificación con algún colectivo (blancos, rubios, argentinos) se quieren mostrar superiores (compensando su sentimiento de inferioridad) insultando o maltratando a otra forma de pertenencia. No le llamo discriminación, porque esta palabra tiene aspectos positivos (discriminar a los asaltantes, terroristas, criminales en general es una actitud moral; es decir no colectivista). Lo que este fallo expresa es un trasvasamiento valorativo mayúsculo.

De la descripción del hecho que da La Nación pareciera que las palabras elegidas por el asaltante estaban dirigidas a paralizar a su víctima mediante el miedo. Es un accesorio del acto criminal en sí consistente en el asalto. Si la vícitma hubiera sido argentina le hubiera dicho otra cosa, de manera que sus agresiones verbales parecen en principio “indiscriminadas”. Lo que en realidad pareciera deslizarse es que los jueces proyectan sus valores y aplican castigo en base a ellos, olvidando que están frente a un hecho criminal, en el cual los insultos no son otra cosa que un modo de llevarlo a cabo y el sentido común basta para dejar de lado toda consideración por una nimiedad de esa naturaleza.

Al mismo tiempo que ocurre una dulcificación judicial con el criminal se dan demostraciónes de fe colectivista, castigando con una dureza sorprendente conductas transgresoras de la nueva moral que relativiza hechos graves cometidos por una persona sobre otra y aplica una fuerte corrección sobre las expresiones de “desvío” de los nuevos dogmas. Ese desvío pude consistir en llamar a alguien petiso, en no pronunciarse en el sentido “correcto” sobre la década del setenta, o decir palabras fuertes para referirse al “pobre hombre” que nos acaba de robar la billetera poniendo un cuchillo en nuestra garganta. Las transgresiones a esta nueva moral, en una suerte de cruzada neomoralista paginadocesista no pueden ser alcanzadas por el espíritu de comprensión hacia aquél que ha tenido alguna circunstancia desgraciada. Como podría ser, aunque a ellos no les parece esto un problema, ese asalto.

Se puede hablar de que el asaltante nació en una casilla pobre en una villa de emergencia y así “entenderlo todo”, escribir un lindo fallo exculpatorio y dar alguna conferencia para los talibanes de la nueva fe, entrando en una suerte de éxtasis progre. Si la víctima del asalto, que nació en una linda casa con jardín, pretende justificar sus horribles deseos hacia el asaltante que le acaba de hacer un daño, como le ocurrió al diseñador Piazza una semana atrás, la comprensión no ocupa lugar alguno.

Este asaltante “discriminador” cometió un enorme error que seguro su abogado podrá explirle. Una cosa es matar a una familia entera o violar a alguien, pero llamarlo “boliviano de m no”, eso no se puede permitir. Tal vez lo hayan condenado por lo primero, solo por lo segundo, vaya uno a saber en semejante maroma.

Resulta entonces que este sujeto peligroso sin duda, pero no por su opinión sobre los bolivianos, podría recibir el consuelo de la justicia por su “situación social” y su “estado de exclusión” como para comprender por qué agarra un arma y amenaza a personas que no le han hecho nada para quitarles algo. Siempre y cuando no diga cosas feas, eso es de mala educación.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

6 comments

  1. bueno Roark, tendríamos que integrar los dos pueblos!!! por que hay argentinos que huelen mal (sobre todo los negociados que hacen muchos) y tenemos un presidente de mierda, mucho mas en común!

    Saludos cordiales

  2. Me pregunto si en Texas, California, etc. hubiesen puesto al criminal por segunda vez en la silla elèctrica, en caso de putear a un negro y asesinarlo.
    Nuestros progres de cabotaje, ya hace rato bajaron las tablas de la ley y las hacen valer cada dìa.
    No es lo mismo tirarle unos huevos a Rossi, por pretender llevar adelante la violaciòn de nuestra constituciòn que establece un màximo del 33% de impuestos y por consiguiente, es simplemente un delincuente encumbrado, que DÈllìa salga por orden del presidente de turno, a cagar a palor a la gente que se manifiesta libremente.
    No es lo mismo porque ellos son los buenos, los iluminados que se adueñaron de las utopìas atornilladas en los cerebros llenos de mierda de millones y se apropiaron de La Ley.
    Si no estamos viviendo en un mundo paralelo a la Edad Media, a la Inquisiciòn ò al repugnante Medio Oriente musulmàn con sus ayatollahs teòcratas, que gracias a su conecciòn directa con Dios, deciden vida y muerte, dìganme dònde estamos.
    Sudamèrica, salvando Uruguay, Chile, Brasil y Colombia, es el fondo de la bolsa de la imbecilidad pandèmica insalvable.
    Nunca màs ajustada la frase “Dime de que alardeas y te dirè de que careces”, de toda èsta progresìa chorra y totalitaria, que en los ’70 enarbolò banderàs asesinas contra el mundo capitalista, para hoy erigirse en los peores capitalistas canìbales, acumuladores de riquezas, pobres y mentiras.
    Sudamèrica comprò a Galeano y al Chè, pero esos sì, desde el pedestal del piojo resucitado nadando en dòlares nò laburados, y vociferando justicia.
    Ni Peròn, que por algo los echò de la plaza, imaginò semejante basura colgando del poder, ni imaginò jamàs desde su pedestal demagògico, que iba a ser superado en dogmatismos colectivistas, como èsta caterva surgida desde lo màs profundo de las miserias humanas.

  3. Esta invasión indigenista boliviana que está teniendo Argentina en todos los puntos del país se va a pagar caro algún dia.

    Por ahora son pacíficos y laburan de sol a sombra, pero dentro de un tiempo se avivarán y comenzarán a formular reclamos que los argentinos no querrán o no estarán dispuestos a conceder.

    Estos indios son muy primitivos, tienen una mentalidad muy medieval, y un gran deseo de revancha, que coincide con los caracteres de los indios argentinos.

    El anhelo de recuperar la identidad de los pueblos originarios como ellos le llaman, es en realidad un deseo de venganza contra el europeo residente aquí en Argentina.

    1. Roark, estás haciendo un juicio colectivista sobre los bolivianos que no tiene nada que ver con lo que digo en el post y que no comparto para nada.

  4. Creo que se trata simplemente del delito de injuria que esta contemplado en el código penal,

    el progresismo ha instalado el delito de discriminación, porque la libertad de elección es uno de los pilares del capitalismo y quiere que esté lo mas limitado posible.

    Los hombres libres viven eligiendo entre opciones y es una de las formas de la acción humana.

    Toda elección entre opciones supone discriminación.

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