Mary Anastasia O’Grady, en la misma línea que Dambisa Moyo, se refiere en este artículo del Wall Street Journal al efecto “subsidio al populismo” de la asistencia internacional sobre la región (reproducido en El Cato).
Lo más absurdo de la cuestión es que mientras Estados Unidos usa su caja y favorece a gobiernos locales, éstos ganan popularidad atacando a los Estados Unidos. Si al menos aprendieran del señor Kirchner, los tendrían a todos bajándose los pantalones.
Observen que para el “repartismo” (ya no se cómo llamar a todo el verso anticapitalista) un país puede quedar paralizado con el ingreso de mercancías mejores y más baratas desde el exterior (algo que no es posible), pero todavía no han reaccionado por el ingreso de la gratuidad que genera un país de vagos gobernados por delincuentes.
La ayuda externa mantiene a Latinoamérica en la pobreza
Mary Anastasia O’Grady es editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal.
“Nos hemos hundido a tal profundidad que la repetición de lo obvio se ha convertido en el deber primordial de los hombres inteligentes”.
—George Orwell, 1939
El secretario del Tesoro de EE.UU., Tim Geithner, tiene las manos llenas en estos días. El sistema bancario está con respirador artificial, la economía está en recesión y su despacho está a cargo de ejecutar el plan para resolver todo este desastre.
De todos modos, el médico de cabecera del gobierno se dio el tiempo para viajar hace una semana a Medellín, Colombia, para asistir a la asamblea general del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su gran contribución fue apoyar una propuesta para casi triplicar el capital de la entidad.
Al respaldar el status quo burocrático en Latinoamérica, Geithner se fortalece políticamente. Todos alabaron al hombre de confianza del gobierno de Obama, que jamás ha encontrado un problema que no pueda resolver lanzándole más dinero. En el mundo real, sin embargo, la expansión del ya amenazador BID es una siniestra noticia para los siervos que viven en los sistemas feudales latinoamericanos a los que el banco llama “clientes”.
Este es un buen momento para inspirarse en la sabiduría de Orwell y repetir lo que ya es manifiesto. Latinoamérica sigue siendo pobre y atrasada no pese a la “asistencia” multilateral, sino en gran parte debido a ella. El BID ha enfrentado el problema de la pobreza en Latinoamérica desde 1959, pero no ha actuado sólo. En el periodo de la posguerra el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional e incontables agencias bilaterales han inundado a la región con ayuda. La asistencia extranjera mundial se ha disparado. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) “en 2008, el total de asistencia oficial para el desarrollo por parte del Comité de Asistencia para el Desarrollo de la OCDE subió 10,2% en términos reales a US$119.800 millones. Esta es la cifra más alta en dólares jamás registrada”.
¿Tiene sentido, por lo tanto, señalar que la pobreza continúa existiendo debido que las cantidades de ayuda han sido demasiado miserables para lograr el objetivo? Lo tiene para Geithner y las brigadas de ayuda extranjera. Pero en vez de depender de “expertos” es más útil echar un vistazo a la evidencia empírica. Un estudio de 2006 titulado “Ayuda extranjera, desigualdad de ingresos y pobreza”, publicado por el departamento de investigación del propio BID examinó al período entre 1971 y 2002 y encontró “cierta evidencia débil de que la ayuda externa es conducente al mejoramiento de la distribución de los ingresos \[sic\]. Cuando se toma en cuenta la calidad de las instituciones, sin embargo, este resultado no es robusto. Este hallazgo es consistente con investigaciones empíricas recientes sobre la ineficiencia de la ayuda a la hora de lograr crecimiento económico o promover las instituciones democráticas”.
Así que ahora que sabemos lo que no funciona, Geithner desea que hagamos más de lo mismo. Esto es lo que el gran economista del desarrollo, Peter Lord Bauer, llamó “el desprecio de la realidad”. En un ensayo escrito en 1987 para el Cato Journal, llamó a la proposición de que la pobreza es una trampa de la que no se puede escapar sin ayuda externa “un conflicto obvio con la simple realidad”. “Todos los países comenzaron en el subdesarrollo”, escribió Bauer. “Si la noción del círculo vicioso fuera válida, la humanidad aún estaría en la Edad de Piedra, en el mejor de los casos”.
Bauer pasó toda una vida estudiando el desarrollo. En 1972 publicó Dissent on Development, un libro en el que criticó ferozmente a la ayuda por su enfoque en los “síntomas y efectos” de la pobreza mientras que “desvía la atención de los determinantes del desarrollo”. Para Bauer, la ayuda extranjera no sólo era una pérdida de dinero, sino que conspiraba en contra de hacer las cosas bien en las áreas que realmente importan para el progreso. Esos “determinantes” ahora son ampliamente reconocidos, incluso por parte de los investigadores del Banco Mundial. Ellos producen una encuesta anual llamadaHaciendo Negocios que analiza las restricciones regulatorias en 181 países y señala la conexión crítica entre la gente con libertad económica y la prosperidad.
En un libro reciente llamado La lección de los pobres sobre emprendedores exitosos en el mundo en desarrollo, el investigador Álvaro Vargas Llosa hace eco de estas ideas. “El elemento decisivo” para sacar a una sociedad de la pobreza es “el desarrollo de las reservas emprendedoras que existen en los hombres y mujeres”, escribe Vargas Llosa. “Las instituciones que le entregan más libertad a sus ciudadanos y más seguridad a las posesiones de sus ciudadanos son las que facilitan de mejor manera la acumulación de riqueza”.
Es obvio que la libertad económica y los derechos de propiedad son los grandes motores del desarrollo y que no hay una correlación entre el volumen de ayuda externa que recibe un país y el respeto por estos valores. Sin embargo, lo que es más preocupante es la reputación del BID de trabajar en contra de la liberalización de la región. El caso más notorio es su oposición a un impuesto único. Gracias a sus arcas institucionales pasa fácilmente por encima de los grupos cívicos que tratan de limitar el poder del gobierno. Al hacerlo no promueve ni el desarrollo ni una sociedad justa.
Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 6 de abril de 2009.
La accion politica y los politicos cuando logran autoungirse como portadores de un aura de infalibilidad, omnipotencia y omniscencia (cualidades atribuibles solo a Dios) via alguna teoria pseudocientifica, generalmente expresada en lenguaje oscuro, contradictorio e incomprensible y resumida en una compleja ecuaciòn diferencial , se convierte en dogma religioso y como tal inmune a los hechos, a la razòn, a la evidencia y al sentido comùn. Peter Bauer escribia sobre estos temas a principios de la dècada del 70 y su famoso libro nunco pudo ni siquiera inocular un atomo de duda sobre los autoungidos que “estan” salvando a la humanidad sobre si lo acertado de su acciòn…Pero no solo con la ayuda extranejera ocurre esto, con todos los asuntos economicos ocurre lo mismo. Desde 1912 que sabemos por que se producen los ciclos de auge y depresiòn economica, con esa “teoria” no solo se explicaron todas las crisis anteriores y se anticiparon todas las posteriores, la del 30, la explosiòn de los 70 y la de ahora inclusive, sin embargo estas explicaciones han sido borradas de los programas de estudio, de los foros de discusiòn y obviamente las acciones necesarias para evitar las crisis nunca han sido llevadas a cabo y asi llegamos al dìa de hoy con una megacrisis en ciernes que se queire solucionar con una dosis mayor de veneno (y pensar que los bancos centrales se crearon para “estabilizar el valor de la moneda y suavizar los ciclos eocnomicos)…..Con el estado providente ocurre lo mismo, 90 años de predica populista que garantizaba felicidad y prosperidad desde la cuna hasta la tumba, hoy a pesar de absorver el 50% de la producciòn siguen diciendo que les faltan recursos para acabar con lo que desde hace 90 años “saben” como terminar y que no pueden hacerlo por la codicia y la maldad de un grupo de personas que ante la pobreza solo se preocupa por su prosperidad ,etc. etc. etc. y lo que “parecen” no entender es que precisamente por sus grandiosas recetas las situaciones que ellos, los autoungidos, venian a suprimir se han eternizado profundizado y empeorado….(jubilacines, salud, educacion, pobreza, etc. etc. )
Los creditos de los países desarrollados a los subdesarrollados para proyectos de inversión productiva suelen ser de exigencias, control y seguimiento bastante rigurosos.
Parece increíble que los creditos de ayuda no reembolsables sean tan laxos cuando debieran ser aún de control mas riguroso que los anteriores.
Cada vez parece mas cierto eso de que el capitalismo le vendera las sogas para la horca a sus enemigos.
Bueno, en el ocaso de su sueño totalitario y con serios problemas de caja… estamos viendo cómo vuelven de rodillas al FMI por algunos fondos para las inminentes elecciones.
Fernando….y es precisamente ahi cuando el FMI ve realizado su proposito…darle sobrevida a los peores regimenes que la humanidad haya conocido…Mientras en Tanzania el gobierno masacraba miles de sus propios ciudadanos el señor M. Camdesus estaba ahi para brindarle “ayuda” a ese “pobre” pais africano. Obviamente por los servicios prestados luego este nefasto personaje fue dsignado a presidier tan nefasta instituciones (que conviene recordar que es un invento del otro gran hijo de puta kakista…keynes). Es decir lo unico que hizo el FMI y el BM es darle sobrevida a regimenes que se caian solo, poniendole fin a la tiranizacion de sociedades enteras….
Recibí este mwnsaje en un mail y me parece interesante compartirlo.
El autor es un escritor rosarino (tiene página web)
ARGENTINA URGENTE
NECESITAMOS UN ESTADISTA
UN PRESIDENTE, NO ES UN ESTADISTA
Un presidente se la pasa hablando y no hace nada. Divide para reinar.
Un Estadista no habla, piensa, construye en silencio. Une voluntades y capacidad.
Un Presidente suele sacarle a algunos, para darles a los otros.
Un Estadista piensa, tiene ideas, las concretas, crea un ambiente de confianza, generando entusiasmo, alentando inversiones, que se transforma en nuevos puestos de trabajo, nuevos empleos en todos los sectores.
Un Presidente quiere distribuir la riqueza de otros, no la suya, propone la igualdad genera más pobreza pero iguales, logra menos ricos y más pobres.
Un Estadista promociona a todas las clases sociales, no fomenta el odio de clases.
Un Presidente no tiene un plan a largo plazo, su tesis es la inmediatez.
Un Estadista tiene políticas de Estado.
Surgen dos cosas muy claramente. El fracaso de las democracias sería atribuible a los Presidentes. Lo que significa que la libertad y la democracia funcionan solamente cuando hay un Estadista.
ARGENTINA y por que no el mundo, urgente necesitan un Estadista.
Escritor Clemente Laurito
07.04.2009
escritorclementelaurito@yahoo.com.ar