Un poco más de memoria

Aclaración uno: No morían por sus ideas, sino que mataban por sus ideas. O mejor dicho, por sus ambiciones.

Aclaración dos: Firmenich es los montoneros mucho más que Bonafini. Si algo se le puede reconocer es que nunca hizo el papel de víctima.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

7 comments

  1. Creo que fue Patton el que dijo “No bastard ever won a war by dying for his country.
    He won it by making the other poor dumb bastard die for his country.” La gran diferencia es que Patton nunca hubiera escondido la mano despues de tirar la piedra. Si eligieron la violencia y se sentían tan valientes por ello tendrían que haber aceptado las consecuencias de sus acciones en vez de tomarse el palo en mayoría y mandar a las abuelitas a llorar a la plaza por los “desaparecidos”.

  2. Skynet: hay un error en lo que dices, la inocencia no se demuestra, sino que se presume. La culpa es lo que de demuestra.

    Recuerdo este video, y lo dicho por Firmenich, en el programa de Bernardo Neustadt, donde admite que mataron a Pedro Eugenio Aramburu: textualmente dijo, a Aramburu lo mató el pueblo, y que ellos fueron los “ejecutores de la voluntad del pueblo”. Lo dicho por Firmenich en el programa de Neustadt es prueba para juzgarlo por homicidio calificado, privación de la libertad, y asonada por atribuirse la representación del pueblo.

  3. Roark de acuerdo con lo que dices, pero la realidad dicta otra cosa.
    Cuantos oficiales se los encarcela, se les quema incluso las casas, y tanto oficialmente como en los medios se los trata como delincuentes ya consumados.
    Estoy seguro que ha cambiado la forma de juzgar, y por el principio de equidad, se lo puede llamar a juicio también a este personaje

  4. Es importante destacar, y me lo recuerda la aclaración dos de José en contra posición con las palabras de esa terrorista casi al final, cómo tratan de despegar a Firmenich del resto de la montonera; como queda en evidencia su papel de victimario, tratan de salvar la imagen del movimiento terrorista, de victimizarlo. Entre otras cosas Firmenich fue el que públicamente catalogó a los casi 5000 “desaparecidos” como activistas. Muy inconveniente para ellos.

  5. Yo había notado lo mismo que Klaus . Me proponía escribirlo ahora, y veo que me ganó de mano. Pero igual aportaré lo mío.

    Hace tiempo que vengo observando que para la mayoría de los compañeros de ruta, los terroristas muertos son jóvenes idealistas asesinados por la dictadura genocida. Pero sus compañeros sobrevivientes como Firmenich , Galimberti o Gorriarán Merlo (fallecidos naturalmente estos últimos) son lacras innombrables o malvados hijos de su madre. (Basta escuchar a la Bonafini hablar de Firmenich).

    Lo que ocurre es que muchas manifestaciones de Firmenich y de otros compañeros sobrevivientes pueden poner en claro hechos sobre los que se ha edificado una frondosa mitología mentirosa. Por ello el interés en excomulgarlos, desprenderse de ellos, o sencillamente hacerse los distraídos como si les fueran ajenos.

    Asi, si leemos a Nicolás Marquez en su libro “La Mentira Setentista” vemos reproducidos comentarios de Firmenich donde éste sostiene mas o menos “que no hay que llamarse a engaño”. Los desaparecidos y ejecutados por el gobierno militar fueron prácticamente todos militantes de sus filas.
    Otra declaración comprometedora es la de Gorriarán Merlo al estimar la cantidad de combatientes de las organizaciones guerrilleras. Sumada a la de Galimberti y Firmenich puede llegarse a 12.00 efectivos.

    De ahí el interés en desconocerlos y descalificarlos.
    Con semejantes declaraciones desaparece el mito de los treinta mil desaparecidos, y la idea que se trataba de jóvenes idealistas. Muchachos de pelo largo que tocaban la guitarra y fueron eliminados por “pensar diferente”. (Fue una guerra contra el pueblo, dicen.)
    Quieren hacernos creer que en la Argentina no hubo una Guerra Revolucionaria con ejércitos de irregulares que alcanzaban varios miles. Las declaraciones de los jefes guerrilleros sobrevivientes desmienten esta falsedad.

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