En la Facultad de Derecho aprendí que en materia de menores cualquier cuestión sobre ellos queda supeditada a sus intereses. Cuando se iniciaron las primeras investigaciones de menores apropiados ilegalmente durante la década del setenta sabíamos que antes que nada había que preservar a los menores que mantenían un vínculo real con quienes habían cumplido para ellos el rol de padres. Cambiar ese statu quo requería mucho más que la simple comprobación de la ilegalidad de las adopciones o la responsabilidad penal de los supuestos padres.
A fuerza de presiones políticas los jueces comenzaron a “traspasarlos” a toda velocidad y sin anestesia trataron a esos menores como cosas a ser reivindicadas de acuerdo a “títulos de propiedad” basados en la sangre. Mediante medidas cautelares desde el vamos se quitaba a los menores de brazos de quienes consideraban sus padres hacia parientes de quienes tal vez (ni siquiera estaba probado aún) fueran sus padres sanguíneos.
Para muchos parecía un acto de justicia. Si los niños habían sido sacados de sus padres verdaderos, ahora había que sacárselos a los apropiadores y devolverlos. Algo que está muy buen cuando se trata de una casa (en esos casos los mismos personajes dirían que hay que esperar y tomar recaudos) pero muy mal cuando se trata de personas. Un desgarramiento se sumó al otro, no lo compensó; salvo para los parientes que reclamaban.
Pero en fin, siglos de tradición jurídica se dejaron de lado; somos argentinos. Todo en nombre de “la verdad” y “la identidad”.
Clarín comenta hoy que Roger Cohen duda de haber hecho lo correcto cuando hace veinte años reveló la identidad y la ubicación de los mellizos Regiardo Tolosa, en ese entonces los mellizos Miara. Cohen se basa en la simple evaluación de las consecuencias. La vida de los mellizos resultó dañada de la forma más severa. Los define como un botín de guerra. Su conclusión es que se olvidó de los grises cuando creyó hacer un acto de justicia.
Me parece que la cuestión pasa por otro carril. Son los blancos y los negros los que estaban equivocados en Cohen y en todo el desarrollo de esta historia.
Primera cuestión (mencioné a la Facultad de Derecho porque estas cosas las sabíamos desde el vamos): Ningún individuo puede ser objeto de otro. No tiene para eso la más mínima importancia si “la causa”, “la motivación” o “el fin” de la otra persona es justo, trascendente o no. Los mellizos resistieron desde el primer día el destino de “justicia” que se les había preparado y ratificaban su vínculo afectivo con los Miara. Los Mellizos no eran culpables de nada pero se los condenó a seguir una vida que eligieron otros.
Segunda cuestión. Nadie es juez de lo vínculos ajenos. La condena a los Miara por el crimen que hayan cometido no autorizaba a quebrantar el vínculo, evidentemente primario, entre esos chicos y quienes los criaron. Ellos y sólo ellos tienen derecho a valorar esa relación. Los mellizos no eran ni de los Miara, ni de los Regiardo Tolosa, ni del Estado.
Pero a no confundirse. Esta no es una cuestión de cómo se ve la historia de la violencia política de esos años. No tiene la más mínima importancia cual sea la explicación que a uno más le satisfaga o si le encanta o le desagrada el Che Guevara. La verdad es que esos menores, ni estos ni los demás, no debieron ser convertidos en instrumentos de ninguna reivindicación.
Más de una vez planteé esto en la Universidad, y uno de mis argumentos era que con este plan de re-apropiamiento lo que más se hacía era negarle la identidad, o quitarle la identidad, a gente que había vivido una vida durante más de veinte años; básicamente se les estaba quitando la personalidad, pero bueno, los futuros psicólogos de Universidad privada jamás siquiera quisieron discutir la teoría.
Excelente nota Benegas. Mi conclusion es casi la misma, aca los sentimientos de las personas importan un pito, lo que prima es la sed de venganza.
Todos quieren decidir sobre las vidas ajenas, y la arrogancia de los jueces atropella la vida de las personas sin limitación alguna.
Recuerdo que hace un tiempo atrás una mujer que había militado en una banda subversiva y había estado en prisión, se había enamorado de un militar acusado de “represor”, y se estaban por casar. Los militantes de DDHH, presentaron una demanda en la justicia para impedir ese casamiento. No sé que derecho tienen, y no se como terminó la historia, pero la naturaleza de la demanda nos enseña el poco respeto a la individualidad y la libertad de las personas.
FZeroX no me asombra, la mayoría de los psicólogos con sus ideas políticas traicionan todo lo que han aprendido. Psicólogo socialista es como un carnicero vegetariano más o menos. Y una vez que pasan al socialismo no hay más remedio que traicionar al individuo con y para el que trabajan.
Excelente el post de José. Y por supuesto que también es cierto lo de los psicólogos, una gran mayoría son deformadores de personas en lugar de orientarlas para que logren su bienestar.
Es que a esos menores los hacen “doble víctimas”.
Pero para el montonerato, que ideológicamente es afín a la idea marxista que la patria potestad es del estado, o sea de ellos, se hizo justicia.
Y si los chicos quedaron hechos mierda, la culpa ha de ser de los otros.
Además, es llamativo cómo algunos adoptados recibieron trato preferencial por sus contactos, y no se los jode para que tomen un apellido que no significa nada para ellos.
Y como si no fuera poco, los afectos no son genéticos, se construyen, así que si vienen un montón de viejas a decirte que desde hoy querés a papá y mamá que no conocés, no por eso vas a quererlos ni querer dejar a tu familia.
Pero parece que para lo único que sirve esta re-adopción es para hacer lobby para entrar al Congreso, como la “Primer Diputada Nieta Recuperada”, o la “Primer Aborigen Diputada”, y si tenés títulos o merecés el lugar en la Cámara Baja, es más importante un pedigree medio extraño y políticame correcto.
Todo tiene que ponerse al servicio del proyecto de venganza por la derrota militar que sufrió el terrorismo guerrillero setentista.
Si es necesario para ello hay que demoler años de construcción de las sanas doctrinas juridícas.
Olvidemos el contexto, olvidemos que hubo una dictadura, olvidemos todo.
Si yo el dia de mañana, caminando por la calle secuestro a un bebe, lo crio por 15 o 20 años y luego algun periodista o quien fuese, me descubre, que deberia hacer la justicia?
Ignorar el hecho de que “obtuve” un hijo de manera ilegitima? Hacer de cuenta que aca nunca paso nada?
No es que no haya que hacer nada Esteban, pero si hay algo que no hay que hacer es agarrar y de un dia para el otro decirles a unos niños/adolescentes que sus padres de toda la vida no son sus padres asi que agarren sus cosas, hagan sus bolsos que mañana se van con sus padres biológicos, en ese caso evidentemente no se está teniendo en cuenta el interés de los menores.
Jose claro y excelente el post (como siempre), el hecho de cambiarles compulsivamente la identidad a un gurpo de personas en función del perjuicio ocasionado con una injusticia anterior implica no solo suponer que dos errores hacen un acierto sino que además las revidnicaciones de los los familiares de los desaparecidos (no los legitimos padres , ahi la cosa seria un poco distinta) tienen precedencia sobre los derechos y elecciones de los “sujetos” en cuestion, por alguna causa que no me explico hay ciudadanos que por haber sido parientes de tal o cual persona tienen mayores derechos que el resto (incluyendo a las victimas sobrevivientes, o sea lo hijos).
Es decir en nombre de la libertad y la igualdad creamos castas de privilegiados…todo muy coherente , al estilo rojo
Más que eso, lo que no hay que hacer es obligar a estos chicos a querer a padres nuevos y a odiar a sus familias de toda la vida; porque esto viene con el paquete de apellido, aunque ahora me gustaría que alguna de estas personas “recuperadas” se negara a aceptar la identidad que le exige el Estado que tome.
En todo caso, lo que puede hacerse es darle a esta gente la oportunidad de conocer a sus familias de sangre, y decidir si quieren tener contacto con ellos, o si quieren tomar el apellido de sus padres biológicos, y si quieren seguir con sus vidas pre-montoneril, bien por ellos; si quieren conocer sus “raíces”, bien por ellos también, pero hay que darles la oportunidad de decidir por su cuenta.
No debemos olvidar ni dejar de lado que la primera vez que los mellizos fueron tratados como “cosas” ocurrió cuando fueron apropiados por unos adultos que deseaban satisfacer sus deseos de tener hijos.Ni que hablar de cuando se asesinó a sus padres, o a la enfermera que dio datos de su nacimiento. Con esos actos se demuestra que no se les veía como personas, pues no se actuaba en función de sus necesidades.
Buscar el bien para los niños apropiados es ayudarles también a tener buenos vínculos con su familia biológica, porque eso les ayuda a construir su identidad. Es parte innegable de su vida, que es necesario no sólo que conozcan, sino que puedan integrar a su vida de forma sana, lo más posible al menos. Esto es así en cualquier situación en los que hay infantes que no han sido criados por sus padres.
El caso de los mellizos había comenzado bien, pero la prensa y los intereses que todos conocemos hicieron lo suyo para transformarlo en un caso mediático muy mal encarado, con el fin de entorpecer la búsqueda de la restitución de la identidad, no sólo de los mellizos.
La búsqueda de la identidad es también la de la verdad. Una verdad que les fue negada, y eso es también perjudicar a los niños.En esto también necesitan ayuda: para poder asumir que sus padres de crianza les han mentido. Eso significa un quiebre muy grande para una persona, pues socava una base importante para toda persona en formación: saber que podés confiar en las personas que dicen quererte.
Son situaciones complejas, en el que cada caso es especial. Todos los aspectos deben tenerse en cuenta.
La entrada del blog está bien redactada, pero se queda corta. No ve la totalidad del problema. Deduzco que la razón se puede encontrar en la última frase del comentario precedente a este, donde se encomilla la palabra “raíces”, y se habla de vida pre-montoneril, con lo que califica (buscando denigrar) a las familias biológicas. Si fuera serio, dejaría de lado la cuestión de las ideologías políticas (del autor), para centrarse en la cuestión que pretende abordar:el bien de las personas que sufrieron apropiaciones.
Una pena…
La identidad se elije, o no es identidad.