Una oficialista que piensa

La pérdida del sentido detrás de la idea del estado como proveedor de todo lo que nos falta puede llevar a cualquier cosa. Como dije algunos días atrás, si alguien se llegara a preguntar qué hacemos con los que nunca probaron una ostra, alguien va a sacar una ley para el derecho a la ostra anual. Así pasó sin problemas la barbaridad de la llamada ley contra la obesidad que promovía el señor Cormillot y, lo que es más irresistible para los inútiles que llenan el congreso, era reclamada por la televisión y todos sus cabezas huecas que ni siquiera la leyeron ni entiende la diferencia entre el deseo de que no haya obesidad y hacer una ley para pagarle los costos a los obesos y garantizarle los ingresos a unos cuantos vivos.

El efecto de esa ley es que las empresas de medicina privada y sus clientes deberán incorporar algo que hasta ahora no habían incorporado. Y lo digo así porque el único motivo que tiene una empresa de medicina prepaga para no incorporar una cobertura es entender que sus clientes no estarán dispuestos a pagarla, pero como a nuestros legisladores los educan gentes más brutas que ellos aún, y eso es mucho decir, creen que están defendiendo a los clientes de los malos de las empresas que no se interesan por los gordos.

Todas estas genialidades son las que están encareciendo a la medicina prepaga, junto con otras que incorporan los jueces y que en conjunto harán desaparecer al sistema. A la vez pagamos impuestos para sostener hospitales públicos y se les conceden botines a los sindicatos para un sistema de “obras sociales”. Se ve que ni los jueces, ni los legisladores creen en la gratuidad de la salud del estado argentino y entonces se meten en una relación privada.

La única que reaccionó y votó en contra fue una senadora oficialista, Adriana Bertolozzi, que si bien no llegó al fondo del problema que es que lo que contraten la medicina prepaga y los clientes, sobre todo habiendo dos sistemas más de salud “gratuitos” no es un problema del estado, si remarcó el negocio trucho que hay detrás de este tipo de iniciativas. Desde cirugías a productos, tratamientos y demás yerbas que antes se pagaban los que elegían comer de más y ahora les pagaremos los demás para felicidad de los proveedores de todas estas cosas, entre ellos y con mucho éxito Cormillot.

Se afana mucho en la Argentina y afanan todos.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

17 comments

  1. Creo que hay una intención deliberada del gobierno para encarecer la medicina prepaga, para que pase más gente al sector público o las obras sociales sindicales más baratas, y aumentar el poder político sobre la gente. Es una forma más de control y sumisión de la población bajo la voluntad de los políticos. Todo lo que se hace es para aumentar el robo a los bolsillos de la gente productiva.

  2. Estas coberturas de protección promovidas por legisladores “sensibles a las necesidades de la sociedad”,

    son el resultado de las mismas mentalidades que hicieron insertar en la CN “el derecho al acceso a una vivienda digna”,

    como si alguna vez se le hubiera impedido a una persona la compra una casa cuando dispone de los billetes respectivos.

  3. Por fin alguien que lo dice!! Cormillot es un viejo ladrón y mercenario que lucra con los pobres gordos, y su impulso a esa Ley fue por motivos puramente comerciales, como todo lo que hace.

  4. Uno de mis hijos es médico especialista en infecciosa y se dedica exclusivamente a SIDA. No pocas veces he discutido con él acerca de la razonabilidad de que exista una ley que obligue a entregar los medicamentos en forma gratuita, toda vez que se trata de una enfermedad evitable por medios de prevención. Lo mismo sucede con la obesidad y no hay motivo alguno para cubrir este tipo de patologías, salvo que se tratare de trastornos hormonales.

    Pero lo más absurdo es que mientras se entegan medicamentos gratuitos para combatir el SIDA, no se hace lo mismo con los tratamientos para el cáncer, enfermedad que hasta ahora no tiene modos de prevención como aquella.

    Las leyes no sólo deben ser legales (es decir, dictadas por el poder legislativo) sino también deben ser razonables y justas. Por el camino que vamos alguien dictará una norma para que se entreguen gratis las tinturas a las mujeres que quieran cambiarse el color del pelo.

  5. En Argentina sabemos bien lo que es la inflación. Casi todos saben que una emisión excesiva de billetes produce aumentos de precios, lo que en realidad significa es que el peso pierde valor y no que los precios suben. Lo mismo ha sucedido con la emisión excesiva de bonos de deuda. Con tantas emisones el precio de los bonos bajó lo que significa un aumento del costo financiero.

    Ahora tenemos una nueva inflación en el campo del derecho. El congreso y las legislaturas están adoptando más leyes que las que la comunidad necesita. El resultado será una desvolarización general de la ley.
    El exceso de proyectos de ley presentados por los está tocando fondo, con tantos mamarachos y absurdos que se pretenden y casi siempre se aprueban. El poder legislativo debe resguardar el valor de la ley. son las autoridades legislativas quienes deben procurar el valor de la ley, sin embargo no es así. Son quienes están desvalorizándola, y llevando las cosas a un estadio donde el derecho no tenga sentido.
    Cuando se creó el banco central para preservar el valor de la moneda, y los ahorros de la población resultó ser todo lo contrario. El banco central destruyó la moneda y saqueó hasta el último centavo, y no una vez sino varias.
    Con la autoridad legislativa está sucediendo exactamente lo mismo. El congreso y las legislaturas nos van a llevar a un estado de anomia, a un estadio donde la única ley vigente será la ley de la selva.

  6. Cuando se generaliza el robo en la sociedad

    aparece un límite natural:

    El ladrón no puede retener idefinidamente el fruto de sus robos, porque es a su vez, robado.

  7. Hablemos directamente y

    Simplificando las cosas:

    Hay dos formas de apropiarse de lo ajeno:

    La directa, con uso de armas o violencia y

    la indirecta, a traves de estado con eso que se ha dado en llamar legislación social.

  8. Esta ley es una truchada. Pobres los gordos, parece que está prohibido ser obeso, cuando en realidad hay muchas cosas peores.

  9. No les van a permitir a los seguros médicos prepagos hacer planes diferentes para obesos y otros para no obesos. Si así fuere quedaría al descubierto el plan saqueador. Los obesos quieren transferir los costos de sus tratamientos a los otros que no tienen ese problema.

  10. Ricardo: a los enfermos de SIDA no solamente les entregan medicamentos en forma gratuita; en algunos hospitales del conurbano bonaerense premian con cajas de alimentos a los que acuden puntualmente a la consulta.

    Respecto a los tratamientos para el cáncer, sí están cubiertos en un 100% (al menos los fundamentales: cirugía, quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia). Esto es ley: hospitales públicos, obras sociales y prepagas tienen la obligación de hacerse cargo del paciente oncológico. Por eso mismo, es muy probable que un vagabundo con diagnóstico de cáncer reciba en cualquier hospital tratamientos treinta o cuarenta veces más caros que un afiliado de la prepaga más cara. Paradojas de la solidaridad.

    Otra cosa: salvo excepciones desafortunadas, el cáncer de pulmón -uno de los más frecuentes- puede prevenirse facilmente no fumando (o dejando de fumar).

  11. Quisimos decir: es muy probable que a un vagabundo con diagnóstico de cáncer se le indiquen, en cualquier hospital público, tratamientos treinta o cuarenta veces más caros que los tratamientos indicados en centros privados a un afiliado de la prepaga más cara. Esto no se debe, por supuesto, a una diferencia de calidad, sino a la “canilla libre” que paga el conjunto de los contribuyentes.

    Cada hospital público es un formidable agujero negro de recursos: el paciente que no puede ser exprimido gracias a algún conveniente curro, es un “dead man walking”, si todavía camina. Y si no camina, más le vale rezar para que no falten pañales o gasas, mientras el mismo hospital gasta (gastamos) en el vagabundo $30.000 por mes en un tratamiento destinado a prolongar su vida por una semana y media, con suerte, si antes no lo mata la cirrosis hepática.

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