Después de descubrir que mi función es ganar plata y teniendo en cuenta que es mucho más posible obtenerla de Moyano que de cualquier comerciante o empresario (que tienen la misma prioridad que yo), me di cuenta de que tengo que apoyar el fin del sistema de tickets de comida o compras. Basta de explotación.
La otra razón es que desde el sector empresario, a pesar de que están para ganar plata igual que yo, no se atreven a discutir el problema de la regulación del contrato de trabajo y prefieren arreglar la cosa con trampas y bajo la mesa intercambiando un curro por otro, lo cual no me parece que merezca defensa.
Compañeros: ¡Abajo los tickets!
Me parece muy bien abandonar estas prácticas.
Que a los empleados les entreguen el importe de lo que antes les pagaban en tickets,
deducidas las mordidas de todas las pirañas que se alimentan de los que trabajan,
y fundamentalmente que les expliquen claramente adonde va a parar la diferencia.
Con la eliminacion de los tickets no se termina con el curro. Solo se cambia el nombre del Currero.
Todo esto es un negocio a costa de los trabajadores. Ahora ganan las empresas, después de la reforma de la ley, ganarán los sindicatos que obtendrán también un porcentaje del valor en pesos de los vales.
La única solución es la libre asociación sindical, algo que ni el más pintado de los legisladores se atreve a proponer.
Pero la eliminación de los tickets acarrea mayor carga tributaria para las empresas, y menos dinero también en el bolsillo para el empleado.
Esta eliminación sólo le conviene a los sindicatos, pero no al gobierno. A mayor carga impositiva, menos empleados ocuparán las empresas, también menos beneficios.
El sueldo se deteriorará y el indice de desempleo tenderá a aumentar.