Importancia del discurso de Cristina

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

14 comments

  1. La señora propone para su gobierno un “modelo de acumulación con inclusión”.

    Pero no dió mayores precisiones sobre los lineamientos de tan maravilloso modelo.

    Mi sospecha que habrá fuertes inversiones en ladrillos…….de los “termosellados”.

  2. Pablito…te explico…
    ACUMULACION significa seguir incrementando las cuentas de cada participante de la fiesta del Kalifa.
    INCLUSION se refiere a que todos aquellos que estèn dispuestos a hacer la genuflexiòn, bajarse los lienzos, lamer zapatos y ciertas partes de la anatomìa del Kalifa, seràn INCLUIDOS.

  3. ¿Qué habrá querido decir cuándo repitió, tantas veces, que hay que institucionalizar el modelo?

  4. modelo de acumulacíon= recaudación de kometas
    con inclusion = repartir cargos públicos a familiares amigos amantes y mascotas. Por otro lado los muchachos peronistas repitieron su sana costumbre de recagarse a palos entre ellos para ver quien es mas “cristinista” y quien consigue la mejor ubicacion para tocar el bombo, sería bueno meterlos a todos juntos en el Luna Park para que se autoexterminen

  5. Desde la interpretación marxista de la economía, y desde el giro “reformista” que dijo haber dado la Cristina al advertir que no podía “cambiar el mundo” como lo deseaba en los ’70, lo que dijo significa:

    * promover un modelo de acumulación de capital, en términos marxistas, de extracción de plusvalor y reinversión del excedente,

    * asegurando el estado cierto bienestar y el acceso a determinados bienes por fuera del mercado a los asalariados.

    Desde una posición marxista, lo que dijo es una contradictio in terminis.

    Desde una posición no marxista, lo que pienso es que es la vieja tesis del “capitalismo nacional.” Es decir, de que es necesaria una burguesía que defienda los intereses del país. Esto es un claro abandono del internacionalismo de la izquierda, y el resultado a que lleva es a un conjunto de empresarios ávidos de rentas y beneficios corporativos hagan suculentos negocios en nombre de la “justicia social” y la nación, mientras los pobres ganan cada vez menos.

    Hasta el momento presente ya podemos medir las consecuencias de este “modelo.” Se nos dice que habrá crecimiento (léase acumulación) y un derrame más progresivo sobre los sectores más carecientes. Y se nos dice al mismo tiempo, que la inflación es el costo que tenemos que pagar por el crecimiento. La inflación claramente es el mecanismo más regresivo de re-distribución de la riqueza. Y ni hablar de los sobornos y los arreglos entre empresarios y lobbystas estatales.

    A lo que este modelo de acumulación garantizada con estatismo lleva es no sólo a ineficiencia económica, sino también a una tremenda corrupción moral, a la destrucción de toda meritocracia, a la búsqueda del crecimiento económico personal tratando de convertirse en un Fernandez, arquetipo perfecto del peronismo: un personaje desalineado, fumador, charlatán, que dice defender a los pobres mientras se enriquece con los dineros del estado.

    Esa mierd*a es el peronismo. Acumulación para los empresarios amigos del gobierno e “inclusión” de los pobres mediante programas que terminan por ser excluyentes.

    Un saludo,

    Alejandro

  6. Yo creo que si no fuera por la paga, muchos de los espontáneos asistentes que concurrieron al acto para seguirlo desde la vereda, coincidirían con un gesto como el que nos regala el modelo de la foto

  7. El reproche contra los noventa era por un estado “ausente”.

    Ahora no es como en los 90…..ahora el estado está “presente”……y sus adoradores, “prendidos” en todas.

    Esa “ausencia” es en realidad lo que les molestaba de lo que maliciosamente llaman el modelo “neoliberal”.

  8. Alejandro, venías haciendo un gran análisis y perdiste el rumbo al decir que “Fernández es desalineado (supongo que quisiste decir desaliñado) y “fumador”!!!

    ¿Qué cazzo tiene que ver que fume? ¿Los no fumadores son todos liberales, honestos y transparentes? ¿Todos los peronistas fuman?

  9. Alejandro: excelente comentario.
    Ahora, ya que Cristina habla de modelos económicos, quisiera mostrarles a todos un mapa de la libertad económica en el mundo, esto es, la geografía política que diferencia los sistemas más liberales (o “neoliberales” en los términos neoestatistas a los que adhiere el kirchnerato) señalados en verde, y la de los sistemas más colectivistas (o que aplican “políticas activas” también de acuerdo a la misma retórica socialista) señalados en rojo: http://en.wikipedia.org/wiki/Image:GM_-_Countries_by_Economic_Freedom_Index.png
    La primera arpía nos está diciendo que en los países amarillos y naranjas se vive mejor que en los verdes ya que allí hay un equilibrio de fuerzas entre el igualitario-democrático poder político y el desigual “poder” económico. Claro está que no es así, por ende deberíamos poder explicar por qué no es así, esto es, presentar un marco teórico mejor que el que maneja cínicamente el montoneraje en el poder. Pero resulta que ese marco teórico ya existe y fue el que aplicó la misma Generación del 80 que con total caradurez defendió -a medias- la envenenada en su discurso. José lo resumió muy bien con su didáctico tono randiano en su post “Es el estado gil!!”. El blogger Kantor, desde un ángulo rawlsiano, también lo hizo muy bien en “La II Guerra Fría: Degradación Corporativa de la Democracia” (les aconsejo leerlo), aunque disienta en un par de detalles. A quienes lean este último, creo que vale la pena comentarles mis objeciones: 1. No creo que el problema institucional derive de la falta en cada capitalista de un altruísmo en favor del sistema capitalista, sino que a la inversa creo que es un mal marco institucional el que abre las puertas a un problema de tragedia de los comunes que hace que a cada agente económico le resulte más conveniente intentar vivir del altruísmo ajeno; 2. Creo que la culpa no está en los empresarios que, como agentes económicos en un orden espotáneo, terminan acomodándose en el corporativismo porque no les queda otra (exigir un altruísmo rawlsiano en pro del mercado libre sería alienar el mismo individualismo necesario para el mercado libre: sería culpar de la extinción del ganado al egoísmo de los campesinos y no a la falta de alambrados que mediante la propiedad sobre la tierra internalizan las externalidades negativas), sino que la culpa y el error está en aquellos que, donde sí se tiene la oportunidad de llevar a un cambio mediante una acción política y liberarse del estatismo, promueven políticamente un Estado corporativista en vez de uno limitado, pensando que subordinar vía lobby los medios creados por otros a los propios fines a la larga los favorecerá más que un sistema donde se les asegure que los medios que generen no serán subordinados redistributivamente a los fines de otros.
    Bueno, creo que para variar lo hice muy largo. En resumen sería que el Estado no crece automáticamente por los intentos de corromperlo para crear privilegios distorsivos del mercado, sino que a la inversa es su previo crecimiento distorsivo del mercado el que abre las puertas al corporativismo. A quien le interese este último problema los invito a leer mi análisis del colapso de la democracia griega en mi post “Individualismo indefinido y colectivismo ilimitado: causas y efectos del confuso mix entre democracia participativa e ingeniería social”.
    El corporativismo favorece al populismo, pero el populismo es el que en primer lugar lo crea (cómo surge el populismo lo explicó a la perfección Bertrand de Jouvenel). Por si no quedó claro: a la mafia K la creó nuestra cultura y no a la inversa. Con la idea de que la sociedad se democratiza en forma colectivista de la misma forma que la política, el democratismo colectivista confronta entre sí a todos los intereses particulares dentro de la sociedad, los cuales terminan sectorializándose en corporaciones (en el sentido de gremios) para exigir por arriba de la mesa -o comprar por debajo de la mesa, o ambos- su parte de representación en la redistribución socialista de privilegios. La simple protección de la propiedad representaría claramente los intereses de cada uno sobre sus propios medios y solucionaría el problema, pero cuando las reglas de juego se pierden y en nombre de la democracia social es la misma sociedad la que se democratiza políticamente, entonces los intereses de cada capitalista (esto es: los creados por él mismo dentro de sus propios medios) se transforman en intereses burocráticos (creados por la supresión de los anteriores) ya no queda salida que crear nuevos intereses, como bien dice Kantor revisando al marxismo: “En efecto: la infraestructura material, construida de intereses y la superestructura ideológica acaban convergiendo. No de la forma causalista que sospechó Marx; probablemente la ideología cambia más la estructura de intereses de lo que los intereses alteran la ideología”. Creo que lo que sucede es que la ideología es paradójicamente producto de la creencia en que las ideas no son las que determinan los intereses. En realidad los intereses son ideas, y las ideas que se proyectan como medios para intereses son en realidad ideas sobre otras ideas. Pero esto sería para otro tema, y además no sería una novedad habiendo existido un libro llamado Teoría e historia de un tal Ludwig von Mises. La cuestión es que -e insisto a riesgo de ser aún más reiterativo- no se puede, una vez cambiados los incentivos, pedirles a los hombres de negocios que individualmente exijan ante el Estado la representación de sus intereses como empresarios y capitalistas en forma de protección de la propiedad, ya que ahora son a la vez empresarios y políticos y han optado depender financieramente de intereses contradictorios, y no pueden dejar de ser híbridos aunque exijan lo contrario: ahora el Estado debe proveer los medios para sostener sus nuevos intereses, o perecer por muy exitosos que puedan ser en el mercado (excluyo a los voluntarios parásitos de la UIA). Cuando el corporativismo es la única forma de beneficiarse, pueden tomar parte en él, pero ya está fuera de su control. Sea que siempre lo hayan querido o no, son los prisioneros subsidiados del nuevo statu quo. Es tristemente irónico que donde hay que salvar al capitalismo de los capitalistas es precisamente en este, y no en otro, proyecto de “modelo económico”: keynesiano, kirchnerista, o como sea que se lo pueda llamar. ¿KK?

  10. Completando el comentario de Eltrigo sería bueno agregar que si no fuera por la paga ninguno de estos funciarios se molestaría en ejercer un cargo público en nombre de la “justicia social”. Con el salario (bastante elevado en muchos casos) les llegan las ganas de ponerse altruistas.

  11. ¿Qué habrá querido decir cuándo repitió, tantas veces, que hay que institucionalizar el modelo?

    Pon un ojo en Venezuela y lo entenderas

  12. Pepe:

    Escribí dealineado porque me he acostumbrado a omitir las enies, que no siempre tengo en el teclado donde escribo.

    Por otra parte, jaja, tengo que aclarar la cuestión del tabaquismo.

    En principio, la mayoría de los peronistas fuman. Te describo al peronista tipo: cabello engrasado, corbata mal anudada, traje brilloso, zapatos con suela de goma (que no combina con traje) y sin lustrar, barriga de tanto comer hidratos de carbono en dependencias públicas (empanadas, pizzas, facturas) y asaditos, anteojos de carey y … esa voz carraspeante tan típica de los fumadores.

    A eso apunté aunque quizás no lo expresé claramente.

    Un saludo,

    Alejandro

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