Más allá del delirio oficial y el bochorno que ofrecen como espectáculo cuando la información sobre ellos trasciende públicamente, hay una diferencia entre kirchnerismo y macrismo que este último sector algún día deberá ocuparse de achicar. Esa diferencia es que el kirchnerismo juega el juego del poder y lo hace sabiendo que compite en una cancha peronista en la que los votantes no castigan las faltas morales sino las debilidades. El macrismo prefiere no notificarse de ello.
Daniel Filmus está aprendiendo a su vez que su papel es el de títere del señor K. Ni siquiera puede manejar su propia campaña, podemos imaginar lo “autónoma” que sería esta Ciudad con él.
Sea o no electoralmente conveniente atacar con estupideces a Mauricio Macri o a Gabriela Michetti, Kirchner quiere demostrar quién es el malo, quién está dispuesto a jugar sucio y lo difícil que va a ser llevarse mal con él. Busca disciplinar al próximo Jefe de Gobierno de la Ciudad, aunque éste le gane.
Algo en lo que no me canso de insistir es que la política es muchísimo más que una encuesta precisa que se llama elección. No es en las urnas donde se dirime todo el juego de poder. Y por supuesto que jugar fuerte con un gobierno inescrupuloso no es dejar de lado los escrúpulos, sino ocuparse de contrarrestar las malas artes oficialistas y hacérselas pagar.
El kirchnerismo tiene claro esto, como lo señala la nota de la nación comentada en el post anterior:
“Contra lo que opina Filmus, Kirchner apuesta al desgaste de Macri. Cree que así Macri se convertirá tras el ballottage del 24 de junio en un jefe de gobierno devaluado y al que podrá disciplinar con el poder económico de la Nación: no podrá, según el Presidente, oponer una coalición nacional fuerte, capaz de desafiar el poder electoral del kirchnerismo en las elecciones presidenciales del 28 de octubre próximo.
Esa última es por ahora la mejor noticia para Kirchner. Sostiene que el presidente de Boca no está acostumbrado al “barro de la política”. En la Casa Rosada notan que Macri está cansado por el trajín proselitista, al que no está habituado, y que queda afectado por la “campaña dura”.”
El problema es así: Macri comunica que es bueno y educado y por ese motivo merece la confianza pública y Kirchner contesta yo soy malo y más vale que me obedezcan. La primera vía termina el 24 de junio, la segunda tiene efectos mucho más allá aunque electoralmente no funcione y su candidato títere termine quemado para toda la vida. Los macristas apuestan a una estrategia en la que Kirchner quede jugando solo y se queme con su propio aceite caliente.
La debilidad de la estrategia kirchnerista está en la posibilidad de caer en el ridículo por cosas como que Bonasso quiera vincular a Michetti con Alfredo Yabrán después de que él mismo es el autor de un libro hecho para defenderlo. Porque el ridículo no asusta sino que hace reír. Es ahí cuando la falla moral se transforma en debilidad.
Lo mejor que le puede pasar a Macri es que sigan atacandolo, el goberno continua con su juego sucio porque es un gobierno sucio y de facto.
Esto no nos hace acordar a aquella frase del gran lìder de toda èsta basura…”Al enemigo, ni justicia”?
O sè es Peròn o se es enemigo, o se es K o se es enemigo.
En definitiva, estàn cumpliendo fielmente los preceptos del gran fascista.
Què lejos està toda èsta banda de mafiosos de la convivencia entre personas y la aceptaciòn de que quien ganò, ganò en buena ley y es con quien hay que llevar adelante las cosas para bien de la sociedad.
El problema es que las campañas sucias de difamación dan buenos resultados. La mayoria de los habitantes dan más valor a la calumnia que a la verdad. Hemos visto que desde hace años se difama gratis y vemos que las personas que han padecido esta difamación han quedado marginadas.
La mentira tendrá patas cortas, pero tiene muchas.
Igualos los kakos ya saben que no pueden ganar, ahora buscan sacar aunque sea el cuarenta por ciento para sembrar algún tipo de base.
Ese número no es más que la imagen positiva del presidente, que últimamente viene decayendo junta con la de Cristina I.
No creo que el vuelco electoral por Macri tenga mucho que ver con una demanda por calidad institucional, para mi es un voto con múltiples componentes.
En primer término el rechazo de un electorado independiente al autoritarismo de un mandón que no tolera disidencias, también a una imágen más marketinera,con algo de lo inexplicable de las modas, también era la única fórmula que llevaba una mujer.
Creo que niguna de las tácticas de descalificación kakistas puede torcer estas motivaciones del voto, por el contrario, puede reforzar algunas.
Coincido con Pablito. A la gente no le importa la calidad institucional hasta que le tocan el bolsillo. Sólo una minoría está preocupada por las violaciones constantes a la Constitución y el desquicio general del derecho. La mayoría no piensa, sólo repite slogan elaborados por políticos y periodistas. El voto a Macri puede ser porque mucha gente se está cansando de los desbordes de Kirchner y que además Capital Federal tiene la hegemonía de medios de comunicación.
Pablito y Roark tienen razon, el voto a Macri se da porque la gente suele ilusionarse con la gente que propone una “nueva forma de hacer politica”. Ahora mi mayor problema es que Macri no se diferencia sustancialmente de Filmus, ergo, tampoco de Kirchner. Es mas para Macri no se debe discutir el modelo que lleva adelante el gobierno, esto me suena muy raro y a mi particularmente me preocupa.