El kakismo castiga cualquier resquicio de crítica y cualquier muestra de indisciplina de los medios hacia ellos. Esta es su metodología de control.
Actúan como si tuvieran derecho a que se mienta por ellos, se escondan los hechos con ellos y se tome la psicosis oficial como dogma fundamentalista.
Parece bastante bobo el procedimiento, porque acusar de mafiosos a los del Indec por no tener ganas de ser obligados a mentir los hace quedar muy mal. El operativo no parecería ser eficaz, pero lo es. El gobierno no hace propaganda, hace política. No se le debe contestar con propaganda, sino con política.
El gobierno está hacieno jugar a su favor la ley de gravedad. Por más que sean idiotas los ataques del gobierno son incansables. Aparecen cada vez que alguien se les opone convirtiendose en tortuosos. La gente se cansa, pesa la comodidad o el miedo y todos terminan comportándose del modo que les resulta más barato. Es gratis ser propagandista de estos esperpentos. No hay costo alguno por decir estupideces kakistas.
Este es el verdadero problema de la oposición y los verdaderos motivos de la payasada oficial. El lamento opositor, que es todo lo que oigo en las últimas semanas no creo que logre resolver mucho.
Estas conductas obedecen a la proecupación que le causa al gobierno el eventual crecimiento de corrientes de opinión adversa de difícil control y
que pueden tener diverso origen, uno de ellos es la pérdida de credibilidad por abuso de la manipulacion.
La otra puede ser el ridículo (como el caso De La Rúa),
por eso el presidente no brinda conferencias de prensa
respondiendo preguntas, que puedan desnudar sus insuficiencias.
Y además en todo momento quieren ocupar el centro del escenario.
Son recursos bastante elementales, pero efectivos
ademas con los niveles intelectuales de la oposición (con honrosas excepciones) no hacen falta estrategias demasiado elaboradas.
Pablito