El fútbol descarrila como todo orden en la Argentina. La humillación, sobre todo fuera de la cancha se ha convertido en algo esencial. Empieza como chiste, luego como chiste agresivo y al final siempre hay un número suficiente de pelotudos al cuadrado que se los toman en serio.
Lo peor es cuando estos espécimenes que dominan la jungla local hacen algún refrito idiota aprendido por ver televisión y de tanto hacer filosofía leyendo Página 12. Ahí está el señor presidente de River José María Aguilar diciendo pelotudeces al por mayor que durarán años en el podio del campeonato mundial de la pelotudez: “Boca es insignia de la derecha argentina”.
Sirve para volver al punto. La izquierda asume que tiene el derecho a monopolizar el pensamiento, la ética y el fútbol, a pesar de que ninguno de ellos piensa, porque han dejado de hacerlo desde que se dedican a festejarse cualquier pavada, y no tienen una ética universal sino prejuicios disfrazados con moralina. De fútbol no se si saben, no soy una autoridad. Pero el señor presidente de River tiene claro que la derecha asume las mismas cosas y que la “acusación” no provocará una respuesta a tono con este planteo infradotado sino una negativa con sonrisa al mejor estilo Larreta.
Hay una percepción de todo el que ejerce poder en cuanto a que determinadas lineas no encuentran resistencia. Uno tras otro aumentan la apuesta, hasta los más brutos tienen la sensación de que ahí hay un fantasma todoterreno al que recurrir para correr al otro. Me da vergüenza compartir un país, un continente, con un sujeto como este señor Aguilar. Pero no menos de la que me da que se considere a un Juan Pablo Feinmann como filósofo y hasta como inteligente, o que un señor Nestor Kirchner pueda llegar a la presidencia de la Nación. No por su pensamiento, no creo que tenga uno, sino por su nivel intelectual y moral.
No creo que el señor Aguilar sea de izquierda, es un piola más del barrio. Hasta los piolas de barrio saben dónde están las gallinas.
No le recuerda Josê Pablo Feinmann a Ellsworth Toohey (de El Manantial), “El parásito no creativo por excelencia” y con desmesuradas ansias de poder?
En algún aspecto. Pero Toohey era brillante en sus argucias. Feinmann es para el mercado local.
Para mi esta entre un Balph Eubank y un Bertram Scudder
No se si Boca será el “símbolo de la derecha”.
Pero este señor Aguilar es un buen ejemplo de los resultados de una administración “progresista”:
– Un club endeudado a más no poder, pese a las ventas multimillonarias realizadas en los últimos años.
– El deterioro de la imagen y la marca del club, mientras su archirrival se ha establecido como una marca prestigiosa en todo el mundo.
– Un equipo que hace tiempo que no gana nada, con renovaciones permanentes del plantel que no logran solucionar nada, y lleno de jugadores que sirven más para intentar coimear a los rivales o echar a un técnico (caso Gallardo) que para hacer su trabajo.
– Un estadio que supo ser orgullo de los hinchas, y que hoy es una verdadera vergüenza por el estado en que se encuentra y la falta absoluta de comodidades, que lo alejan de los mínimos estándares internacionales.
Me pregunto por qué el Sr. Aguilar no se dedica a lo que le compete, que bastante mal lo hace, en lugar de hablar pavadas por ahí.
Dieguístico, me sacaste las palabras de la boca, y las expusiste mucho mejor de lo que yo lo habría hecho. Pero debo agregar algo, que es, creo, lo peor de este asunto: ese individuo fue REELECTO por amplia mayoría cuando ya era evidente el descalabro del Club en todo sentido. ¿No te resulta conocido y premonitorio?
Por otro lado hay que agregar que si Boca es insignia de la Derecha Argentina los de derecha deberíamos estar orgullosos. Boca es el club que más campeonatos y copas ha ganado en los últimos tiempos. El club al cual los números le cierran. El club que se integró al mundo jugando torneos y enfrentando y ganando a los grandes. Uno de los que realiza ventas de jugadores por los mayores montos. Un equipo reconocido futbolísticamente hasta en Asia.
Al margen de la comparación estúpida, no creo que se haya dado cuenta Aguilar que no queda bien claro si quiso elogiar o desprestigiar a la derecha.
Es verdad, si Boca es el símbolo de la “derecha”, según Aguilar entonces la “derecha” conduce al éxito.