Las complicadas felicitaciones de mesieur

Es imposible predecir grandes cataclismos sociales o políticos. Casi todos se han equivocado al intentarlo. Quién iba a pensar a mediados de la década del 80 que el bloque comunista estaba a punto de desaparecer, parecía un mal para otros cien años más. Y después de eso quíen podía imaginar un mundo ensangrentado por apelaciones a Dios. Si se puede en cambio notar el agotamiento de un sistema, la inexistencia de motivos para sostenerlo sin saber si va a durar y cuánto o si va a evolucionar en otra cosa. En mi opinión algo así está pasando con los gobiernos nacionales y en una medida mayor con algunas de sus más vetustas manifestaciones, como es el caso de la diplomacia. Embajadas en todos los países, representaciones llenas de burócratas cuando las comunicaciones son instantáneas son cosas al menos fuera de tiempo.

Lo curioso es que el gran protagonismo de la diplomacia en el manejo de cuestiones que afectan directamente el derecho interno de los países y la vida de los individuos (que a su vez pagan cada vez más impuestos a quién relega esas posiciones) es expresión de esa crisis de los estados nación en favor de un enjuague de conflictos que se ha convertido en poder por sí mismo ¿Sostenido en qué? La diplomacia legislativa es un alacrán cruzando el río sobre una rana y picándolo, por supuesto, sin advertir que eso la hundirá con ella.

Me fui un poco lejos, porque lo que quería comentar eran las manifestaciones el embajador francés en Buenos Aires Frédéric Baleine du Laurens. Felicita al gobierno por su “política de derechos humanos” y reapertura de juicios: “Hay una decisión política importante del gobierno argentino, que es reabrir el proceso judicial del pasado. Nunca es fácil para un país mirarse a sí mismo en el fondo de sus ojos y hacer este trabajo de investigación en la memoria y el derecho”

En las repúblicas las reaperturas de procesos judiciales corresponden al Poder Judicial y a los presidentes se les prohibe inmiscuirse en causas judiciales. En nuestro caso tal cosa está incluida en el artículo 109 de la Constitución Nacional. No se puede felicitar a un presidente por castigar, menos en nombre de la justicia como institución. Se puede pensar que lo que hace es un “acto de justicia” material como los de cualquier contendiente con su enemigo, lo que lo convierte en todo caso en un acto de guerra, no en una política de “derechos humanos”. En otra época el embajador hubiera recibido una carta de protesta y el presidente de la nación hubiera negado haber tenido algo que ver en reaperturas de juicios y políticas de derechos humanos. Esa es la crisis, nadie percibe los valores ni las bases de su propio poder, pero el proceso político continúa hasta que alguien se pregunta ¿y este señor para qué está? sin recordar para qué estaba en otro tiempo.

El embajador no tiene costo ni responsabilidad por hacer afirmaciones ignorando el sistema institucional. Tiene fines como los de un piquetero y hace tantas consideraciones sobre los medios como un piquetero. La diferencia es que un piquetero cuesta unos pesos de plan trabajar y el embajador una pila de euros.

Algo peor. Creo que la ignorancia de mesieur Balaine du Laurens sobre cuestiones elementales constitucionales, su salida del rol que le toca, la alegría del gobierno por ser felicitado por sus crímenes políticos, la nada que ocurre como consecuencia y hasta las constituciones son anecdóticas. El orden anterior no existe, es como un antiguo régimen, ahora hay otro y la nostalgia debe quedar para los historiadores. Lo único importante es preguntarse si este orden actual es estable y a dónde conduce. En todo caso, a dónde nos gustaría que conduzca.

El resto es lo que decida hacer cada uno. Un sistema que no genera derechos tampoco origina obligaciones. Eso está muy claro para mi, y debe estarlo para todas las víctimas del ejercicio permanente de la ilegitimidad por parte del estado.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

8 comments

  1. La declaración del embajador de Francia es lamentable pero forma parte del juego diplomático de ponderar al gobierno ante el cual están acreditados creyendo que de esa manera las relaciones entre los dos países serán muy buenas. Lo mismo hacen los jefes de estado y de gobierno.
    Lo que pasa es que esa franela hipócrita se hace en temas como relaciones culturales, comerciales, etc. Lo de derechos humanos es otra cosa; avalar las canalladas de los montoneros de Mr. KK no es inocente. Francia es ( o era) un gran país pero en él hasta la gente que se supone es de derecha – como los gaullistas – tiene un discurso insoportáblemente pedante y progre. Que no se sorprendan si el impresentable Le Pen les da otro susto.

  2. Una etimología de la palabra “idiota”: “aquel que no se ocupaba de los asuntos públicos, sino sólo de sus intereses privados. La raíz “idio” significa “propio” y es la misma que en “idioma” o en “idiosincrasia”.”
    Me acordé de esa definición cuando leía en La Nacion, a continuación de ese artículo, otro con un título que reza “Francia pide reglas claras para invertir”.
    Es muy cierto lo que decís. En política internacional entiendo que debe tenerse siempre como meta un fin propio, pero llevarlo tan lejos, omitiendo “detalles” tales como los que mencionas, la convierte en algo muy parecido a una práctica idiota.

  3. Aunque la mayor parte de la gente no lo sepa, el concepto de la división de poderes, al estilo norteamericano, no es francés. Montesquieu no imaginaba a los jueces declarando la inconstitucionalidad de las leyes, los jueces eran “la boca que pronuncia las palabras de la ley, meros seres pasivos, incapaces de moderar su fuerza o rigor”; y la revolución francesa era hostil a los jueces, por considerarlos representantes del Antiguo Régimen. Napoleón tampoco imaginaba jueces independientes, ni la restauración monárquica, ni De Gaulle. Toda la tradición francesa es antiliberal.
    A los franceses no les extraña que la política judicial sea definida desde el Poder Ejecutivl.

  4. Estoy de acuerdo con Julio:
    Es casi imposible que en Francia la justicia castigue a un miembro del gobierno.
    Cito de memoria varios ejemplos:
    -Cuando en lo años ’80 se produjo el escándalo de la “sangre envenenada”, metieron presos a los médicos pero la ministro de salud, Georgina Dufoix, que tenía mucho que ver en el asunto no sufrió ninguna pena.
    -Fue preso Roland Dumas, presidente del Conseil d’Etat porque el escándalo de las coimas fué tan enorme que nadie pudo salvarlo.
    -Los diamantes que regaló Bokassa a Giscard, es otro caso de impunidad.
    -Todo el mundo sabe que Chirac cometió varios delitos cuando era Maire de Paris, pero ningún juez lo ha molestado
    El presidente de Francia tiene un poder enorme en su país

  5. Será que este nuevo embajador es “un peu soixante-huitard”, como Kirchner. No como su antecesor Lott, que era de derechas.

  6. La tradición anglosajona del juicio por jurados permite a los jurados (pueblo sin necesidad de conocimientos legales) declarar nula una ley al decidir declarar not guilty a alguien pese a que se compruebe que haya cometido los actos por los que es juzgado. El juez sólo tiene la función de velar por que los procedimientos se ajusten a las normas, pero no decide culpabilidades. Es decir que el Estado no decide culpabilidades.

  7. La gran interferencia que se indtrouce en todo analisis de la realidad argetnina y mundial es la falta de de adherencia a un codigo etico determinado y se toma como una realidad metafisica inmutable las creaciones humanas y los gobiernos tal como los conocemos no tienen base etica para su existencia por que ya no sirven para garantizar los derechos individuales (su unica razón de ser) sino que precisamente son maquinas a las que hay que someter a esos derechos idnividuales en beneicios de difusos e inidentificables colectivos (en realidad en favor de la faccion que okupa el sillon)..y es asi que entendemos el por que de esa condescendiencia criminal con un regimen como el nuestro que no hace otra cosa que violar sistematicamente los derechos del individuo, su propseridad y bienestar…n obstante viniendo de Francia no me extraña, recordemos que estos tipos repudian a USA a pesar que deben su existencia a ellos que se metieron en las dos guerras creadas por las ideologias europeas en defensa de los valores que estos cerdos ahora repudian (basta recordar al imbecil de Chirac intentando entenderse con los terroristas) si asi son como pueblo que podemos esperar de un diplomatico enviado a un ignoto pais situado en culis mundi???

  8. Todos los países desarrollados tienen diplomáticos a pesar de que también poseen las mejores redes de comunicación.¿No será que son necesarios aunque más no sea para ocuparse de dar un toque personal y directo en las negociaciones o,como los cónsules, para ocuparse de sus compatriotas? Exagerar en los conceptos no ayuda a mejorarlos cuando no resisten un análisis serio elemental.

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