Relativismo norteamericano

Según el embajador saliente de los Estados Unidos en la Argentina, en nuestro país hay una “muy buena democracia”.

Eso dice hoy en el diario La Nación.

Le preguntan: “ -¿Cómo es la democracia en la Argentina si en Venezuela, según Kirchner, hay democracia plena?

-No estoy de acuerdo con eso. En la Argentina hay una muy buena democracia.

-Sin una oposición definida.

-Aquí hay libertad de prensa.”

El sistema político entero se cuadra ante un matrimonio mandamás digno de la película Bananas, la prensa es manejada como si se tratara de subordinados de un ejército, los empresarios que no se diciplinan y asocian con la corrupción oficial son agredidos por patotas cercanas al poder, pero parece que hay “muy buena democracia” y “libertad de prensa”. Y si no las hay ¿qué le importa a Lino Gutiérrez no?

El trabajo de la izquierda del Departamento de Estado en Latinoamérica ha sido nefasto, pero el de la derecha no ha sido mejor. Una parte del influyente grupo de cubanos que vive en el exilio ha ninguneado y despreciado el daño que hace la izquierda populista en América latina en función del único problema que existe en el mundo: Cuba. Mala política, genera una red de protección para el dictador, destruye a los países latinoamericanos y a los potenciales aliados para la libertad cubana también. Existen fundaciones en la Argentina apoyadas económicamente desde Miami que coquetean con la izquierda antiliberal argentina y se suman a sus acusaciones de corrupción contra todos los que no forman parte de ese rejunte o a esa política de “derechos humanos” que parece suponer que los revolucionarios de izquierda tienen derecho a matar sin ser molestados, mientras que sus represores son delincuentes de lesa humanidad no alcanzados por garantía alguna. Fundaciones que inclusive mantienen vínculos “non sanctos” (no se si los hay de otro tipo) con la Fundación Ford.

Los platos rotos de esa disparatada política no se ven, porque los sufrimos nosotros. Esos cubanos, que afortunadamente no son todos, siempre podrán decir que Cuba y Fidel son peores que Kirchner. Su sueldo no está en peligro, pero la libertad de Latinoamérica y particularmente de Cuba, no llega, como no ha llegado en los últimos cuarenta años sin que nadie piense seriamente dónde ha estado el origen de este gigantesco fracaso.

El negocio para el latinoamericano es claro: ser anti-norteamericano por izquierda y por derecha y ser pro-castrista dandoselá de moderado, para que aparezcan los reyes magos a intentar seducirlo. Y sabemos como actúa el argentino medio: por la guita baila el mono. Los que pensamos que hay otros valores a defender, como la libertad que entre otras cosas permite ganar dinero honestamente, no podemos evitar la sensación de asco.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

4 comments

  1. Me parece que estas declaraciones son exclusivamente para consumo interno y no tienen absolutamente ninguna trascendencia. Son como los petifurs y las copitas de champán que se reparten en las recepciones de las embajadas, un clásico de la diplomacia internacional. En el único lugar donde no los deben servir debe ser en los países musulmanes. Porque está prohibido el alcohol.

  2. Creo lo mismo que Luis. The Ambassasdor is the Ambassador. En Caracas, William Brownfield se cuida bastante de hacer declaraciones muy extremas, mientras el Departamento de Estado dice que Chávez está fuera de sincronía con el mundo.
    Acá es igual, no va a ser justo Gutiérrez, que en su gestión fue de lo más “mild” el que salga a pegarle con el hacha al Néstor.

  3. Que no lo pegue, pero que no legitime los horrores de los que está a salvo, que no hable de una “muy buena democracia” para definir a esta paparruchada ni siquiera digna de nuestros propios antecedentes. En general desprecio a la diplomacia, un anacronismo de tiempos pre-informáticos y pre-telfónicos, pero de lo que estoy muy cansado es de estas declaraciones que hacen quedar como extremistas a todos los que se quejan. Basura políticamente correcta.

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