Imaginen que el estado federal de USA toma 11 millones de personas en la calle, elegidas al azar, las sube en un barco y las deporta a cualquier lugar. Imaginen el daño económico para los que quedan. Ahora imaginen que son extranjeros, en vez de elegidos al azar, para pensar de nuevo en el daño económico. Mejor no imaginen lo segundo, es idéntico a lo primero.
Ahora imaginen otra cosa. El estado federal norteamericano toma a 11 millones de chorros, estafadores, asaltantes callejeros y banqueros truchos. Los sube a un barco y los deporta a cualquier lugar. Imaginen el efecto benéfico para la economía. Ahora imaginen que los 11 millones de delincuentes son ciudadanos norteamericanos con generaciones que se remontan a la colonia. Después imaginen que son, estos criminales, extranjeros. De nuevo, dejen de imaginar tanto porque no hace falta, el efecto es igual.
Ultimo ejercicio. Imaginen 11 millones de mantenidos por el estado, que de nuevo son puestos en un barco y deportados. Imaginen el efecto económico de tal medida aliviando a los contribuyentes. Imagínenlos rubios de ojos celestes con una vieja raigambre norteamericana. Ahora imagínenlos todos morochos, petisos y de piel oscura. Paren de imaginar sobre la diferencia, el efecto es el idéntico.
Ahora pensemos todos lo que esto quiere decir: El chauvinismo es un polilogismo que no se diferencia del marxista, salvo por el hecho de que tiene más adeptos.