22F Es y debe ser un acto político

“Atraviesa el corazón” dice la movilera del único canal de noticias que queda en la Argentina sobre los carteles de los familiares de los muertos de once, mientras remarca que la protesta tiene por fin pedir justicia y no se permiten las consignas políticas.

Es el acto, y el móvil, que el gobierno permite un poco, apenas ignorándolo, dándole instrucciones a sus cadenas de desinformación para que no digan nada. Pero el acto es en la Plaza de Mayo, no en Tribunales y se espera que si hay mucha gente eso signifique un llamado de atención para la señora.

Una despolitización voluntaria o si se prefiere una autocensura, en la que se expone el sentimiento lleno de melodrama para que no se note el sentido, porque eso hiere al poder y nadie se anima. Como un seductor diciéndole a una vedette exuberante en ropa interior sobre su cama que lo que más le importa de ella es su alma.

¿Cirigliano no es y ha sido de entrada socio de los Kirchner? ¿No ocurrió este accidente en el centro del poder, en la mesa sucia de su afano? ¿Es o no cierto que se expone la vida de todos los que viajan todos los días porque un supuesto servicio de ferrocarril, que obtiene un supuesto subsidio para un supuesto mantenimiento en lugar de dejar que exista un sistema de precios, está armado para que la banda gobernante se enriquezca?

¿Por qué hay que esconder todo el tiempo ser opositor al gobierno? ¿Por qué hay que hacerlo cuando algo es “importante”? ¿Cómo puede un familiar, amigo, allegado, simpatizante, del asesinato de esas 51 personas protestar en la Plaza de Mayo sin hacer responsable a Cristina Kirchner de lo ocurrido?

No puedo dejar de ver a este acto, como a toda la “despolitización” de todo lo que implique una responsabilidad kirchnerista, como una forma de autocensura. Una simulación de no oposición culposa, cuando los delincuentes son los que están del otro lado de la valla y los que deberían tapar lo que hacen. Al contrario, ellos muestran como ignoran el acto y están esperando que el número de participantes no llegue a cantidades importantes.

Liberarse de la corona española en el siglo XIX era política, y política partidaria. Sacarse tiranos y ladrones de encima lo es, hacerle pagar a un gobierno la sangre que tiene entre los dedos es política y también partidaria ¿Por qué avergonzarse ante los sinvergüenzas?

La Plaza de Mayo no es el lugar del dolor o el desgarramiento del dolor, que por supuesto lo hay, sino de la acción. El sentimiento es una obviedad, esto se trata de hacer algo que va mucho más allá de eso. Es la acción política contra los responsables o no tiene ningún sentido.

Si estos no son los temas de la agenda de la lucha política ¿cuáles son?

Todo me recuerda a los años sin política, donde el que tenía algo que pedir debía dejar aclarado que bajo ningún concepto lo que hacía podía servir para discutirle al poder el poder. Como si los que lo ocupaban, como ahora, fueran los dueños y pensar en disputárselo fuera ilegítimo. O tuviera que estar desligado de los motivos “buenos” de protesta y solo reservado a lo “bajo”, a lo que hay que negar, como el seductor con pretensiones de espiritualista.

Cómodo el gobierno ante la apatía política, ante las palabras no dichas, ante los lugares no ocupados y las facturas impagas.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

6 comments

  1. “…¿Por qué hay que esconder todo el tiempo ser opositor al gobierno? … ¿Cómo puede un familiar, amigo, allegado, simpatizante, del asesinato de esas 51 personas protestar en la Plaza de Mayo sin hacer responsable a Cristina Kirchner de lo ocurrido?…” Es jodido explicar con preguntas. Te sale bien. Abrazo.

    1. Este tema nos moviliza como ciudadanos y compartimos el dolor en el acto con familiares, pero el resultado del pedido de justicia choca con la voluntad política del gobierno, y se transforma en político. Respetando la posición de los familiares dado lo heterogéneo del grupo, los demás que comprendemos su consecuencia debemos hacerlo parte de nuestras consignas porque la no resolución de esto es política, electoralista y proviene de estructuras corruptas y todo eso es motivo de reclamo ciudadano. Vamos que ganamos repudialos que se van.

  2. Lo que yo no entiendo, querido José, es cómo hemos llegado a permitir todas estas aberraciones. Un par de audiciones atrás de tu programa me encendieron la lamparita. Tal vez, fue la última, pero no quiero pecar de memorioso. Vos acusabas al gobierno alfonsinista de esta mancha del mirar para atrás y esta exégesis del pasado, de esos atropellos en nombre de la neonata democracia. Pero me gustaría ir más hacia atrás. Fue Perón el absoluto fascista quien importó con una lógica implacable los procesos mas vergonzosos de la historia del siglo XX en un país que tal vez, no necesitaba de esas urdimbres. En ese contexto, a partir de ahí, siempre se ha vivido en disolución, en ese temperamento de pueblo aniñado del que habla Fromm en “El miedo a la libertad”. El pueblo masoca y el gobierno sado, que se arroga ese derecho porque el pueblo es masoca y pone a su torturador al poder para que lo guíe con mano endiosada. Lo curioso es que no somos hijos del tratado de Versalles y esta no es la Republica de Weimar. No somos aquellos tipos dolidos por las consecuencias de la primera guerra. Vaya que si la deberíamos haber superado si fuésemos europeos. Pero no. Seguimos pensando como soldados de la posguerra primera en algo que no nos perteneció nunca y nunca sabríamos cómo manejar, y lo mismo vale para el absurdo setentismo violento y macabro, en eso de justificar las acciones oprobiosas en pos de reivindicar tal o cual condición social o económica.
    Tuve un encuentro muy gracioso con un muchacho pescador en aguas del Paraná, que con pretendida sutileza, hablaba cualquier cosa de “los regímenes fascistas” y “los genocidas”, disociándolas en el contexto de las políticas horrorosas de este Estado aniquilador. Y me causó gracia, en el sentido de que el tipo sostenía apenas media versión de los hechos concretos. Un hijo de la propaganda kirchnerista, de la mas burda. Y no dejo de pensar que hay miles de miles de tipos que piensan así. De vida tal vez, menos filosófica, más sencilla. Laburantes, gente humilde, sin la preparacion suficiente como para arrogarse un conocimiento exacto del tema, cosa que este gobierno segmenta y dirime a discreción porque detenta el poder para hacerlo. Constantemente lavados en su corteza cerebral acerca de determinadas palabras. Genocidas, dictadores, oposición, Macris y Adolfos. Todo es lo mismo. Somos testigos de la total influencia mediática al respecto, y de la propaganda oficial que cada vez es más única. Entonces, las definiciones, las ideas, pierden todo el sentido. Lo mismo da Hitler que los árboles de Tecnópolis, y realmente, me preocupa.
    Estoy muy preocupado, la verdad. O este es un país lleno de pelotudos ignorantes y pobres santos ignorantes, o el amor a la literatura, la filosofía y la política, ha perdido su esencia. O tal vez, las dos cosas.
    No tiene nada que ver con el forro de Aliverti, de hecho, podría importarme menos. Pero es gravísimo el estado en el que estamos. Inescuchable cualquier opinión, toda ella está segmentada. Incluso la de los boludos útiles de Clarín. ¿Hasta cuando vamos a soportar el atropello a los derechos individuales? ¿Qué es lo que se necesita para eliminar esta verdadera involución social a la que nos han sometido? Veo por Latinoamérica y la cosa no está mucho mejor. Serán épocas duras. Esta dictadura fascista disfrazada de democracia amenaza con arrasar con todo a su paso. Esperemos que no sea demasiado tarde.

    Un admirador,

    Federico.

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