Elegir

Elegimos entre las opciones que existen o hacemos algo para que existan otras. Hacemos evaluaciones de costo beneficio.  Las ostras son más ricas que las hamburguesas, pero hamburguesas podemos comprar una docena al lado de una ostra. De manera que no siempre elegimos la ostra, por más motivos que podamos tener para fundamentar la superioridad de la primera. Pero en política se impone el platonismo más infantil e insensato, esperando de lo colectivo alguna oferta mejor de la que tenemos en el mundo de las transacciones privadas.

Cuando hablo de idealismo, para que no se confunda, aludo al paraíso no disponible. A poner al lado de la manzana y la pera un banquete celestial inexistente, de modo que todo aquel que agarre la pera o la manzana se vea como un tarado al lado del idealista que no tiene el banquete, pero tampoco la pera ni la manzana.

El idealismo político de esperar a que llegue el personaje que al elegirlo hable de lo puros que somos es una forma de depositar esperanzas en la política que no se compadecen con la idea de limitar al poder. Se elige entre lo que hay, cuando se insiste en elegir lo que no hay rechazando lo que hay o evadiendo la situación, se pone por encima de la realidad tal cual es el deseo de preservar una auotestima sin causa, autogenerada bajo un proceso tramposo.

Elegir es arriesgar. Lo que suponemos al calcular la decisión puede demostrarse equivocado. Hay que elegir igual. Si la autoestima dañada no puede soportar eso se sentirá compensada con castillos en el áire que explicitará como sus falsas elecciones para demostrarse que nunca se equivocó. El que nunca se equivocó es un imbécil preservado en un frasco.

Se actúa en función de pasar de una situación dada a otra mejor. No a una ideal, como la visión socialista de la revolución industrial. Cuando se renuncia a una alternativa ideal que no existe, no se renuncia a nada, salvo al escape psicológico construido por miedo a elegir con el que se favorecen las peores alternativas. Si además la auotestima dañada se alimenta de atacar a los que si eligieron y se equivocaron o no (ella siempre encontrará como demostrar que si erraron porque lo que obtienen no se parece a su ideal, como hacen la izquierda, porque en eso consiste su preservación), entonces el idealista se convierte en un parásito.

Algo más, hasta ahora no he visto que nadie que por elegir una manzana se convierta en manzana.

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Buena lectura sobre la libertad de elegir (versión Kindle)

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

9 comments

  1. Con esa comparación Vargas Llosa le suma al idealismo de la opción que no existe, a la idealización negativa de las opciones que existen. En todo caso si hay que elegir entre el sida y el cancer, habrá que elegir y sería bastante tonto suponer que el que elije es porque le encantan alguna de las dos cosas.

  2. Yo creo que lo peor es tener como opciones el sida, el cancer y el cielo (ficticio). Si no elegis el cielo sos un idiota, ahora, si crees que lo vas a obtener, tambien, pero esa es una idiotez mucho más tentadora.

  3. Opino que la oposicion no deberia hacer una alianza entre todos sino en cambio hacer un llamado a elecciones nacionales en Agosto en la que participen solo candidatos de los diferentes partidos de la oposicion para asi elegir un candidato unico para las elecciones de Octubre. Entonces que se odien y que se maten por ganar en Agosto y despues los que pierdan que acepten no presentarse en Octubre.
    Esto seria lo razonable que hay que hacer. Habria que instalar esta opcion en los medios, José.
    Saludos.

  4. Si hay que elegir entre el SIDA y el cáncer, me quedo con el SIDA, que al menos a esta altura del partido difícilmente logre matarme. Yendo a lo político, en la situación en la que nos encontramos es menester aprender a tragar sapos y no tener miedo ni pudor de apoyar a los que al menos pueden coincidir con nosotros en la idea de salvar un pedacito de República, tengan la ideología que tengan. Seguir insistiendo en el purismo y el onanismo mental, en el fondo no es otra cosa que hacerles el juego a los que no sólo no piensan como nosotros, sino que además están dispuestos a llevarnos puestos sin ningún remordimiento.

  5. Ser o no ser: esa es la cuestión:
    Si es más noble en la mente sufrir
    Las piedras y flechas de la mala fortuna,
    O tomar las armas en contra de un mar de problemas,
    Y enfrentándolos, terminar con ellos. Morir: dormir;
    Nada más; y en un sueño decir que terminamos
    Con el sufrimiento y los miles de dolores
    que hereda la carne! Es un final
    para desear fervientemente. Morir; dormir;
    Dormir! Tal vez soñar: allí está la dificultad;
    Porque en ese sueño de muerte los sueños que pudieran venir
    Cuando hayamos dejado estos problemas mortales,
    Nos detienen: he aquí la reflexión que hace de la vida una larga calamidad,
    Porque quién soportaría los desprecios de este mundo,
    La maldad del opresor, la afrenta del soberbio,
    El dolor del amor despreciado, la demora de la justicia,
    La insolencia del poder y las ofensas
    que el paciente mérito recibe del hombre indigno
    cuando el mismo podría lograr su paz con un cuchillo?
    Quién llevaría tan pesadas cargas
    Gimiendo y sudando bajo el peso de una vida cansadora,
    Si no fuera por el miedo a algo después de la muerte,
    El país no descubierto, de cuyos confines
    ningún viajero regresa, que confunde la voluntad,
    y nos hace preferir soportar los males que tenemos,
    antes que volar a otros que no conocemos?
    Así la conciencia nos hace cobardes,
    Y el color original de la decisión
    Es desvanecido con el pálido velo del pensamiento,
    Y aunque los planes eran de gran altura e importancia,
    Con estas consideraciones, sus corrientes cambian de rumbo,
    Y pierden el nombre de acción.

  6. Hay otra falsa alternativa…y es la de creer que es mediante un “buen” gobierno que vamos a alcanzar la felicidad. La gran masa de corderitos lobotomizados que votan lo hacen en la falsa creencia que su bienestar y progreso depende del poder redistruidor del politico que okupe el sillón (obviamente a punta de pistola y garrote en mano)y no de su creatividad, esfuerzo, trabajo y por que no un poquito de suerte….esa es la peor de todas las idealizaciones, ya no es que idealizamos a un candidato que no existe sino a una insitución que por su propia naturaleza no puede hacer otra cosa que violentar la voluntad y violar las libertades de los individuos, y por ese medio NUNCA se logrará ni bienestar ni prosperidad….Teniendo esto claro el voto debe ir a quien creamos que menos va a involucrarse en nuestros asuntos privados

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