Diego Guelar: “Yo fui guerrillero, por lo tanto fui delincuente”, entrevistado en Esta Lengua es mía por FM Identidad 92.1mhz por José Benegas y Ceferino Reato

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Diego Guelar, jefe de Relaciones Internacionales del PRO quién propusiera semanas atrás una “amplia amnistía” para delitos de lesa humanidad como propuesta para un futuro gobierno de su partido, reconoció hoy en declaraciones al programa Esta Lengua es mía de FM Identidad, entrevistado por José Benegas y Ceferino Reato, que fue “guerrillero y por lo tanto delincuente” (minuto 6:4), agregó que “hubiera correspondido que el Estado eventualmente me detuviera, me juzgara y por supuesto a mis hijos los dejaran con su familia sin ningún tipo de represión y eventualmente ser condenado“. Sin embargo dejó claro que no adhería a la “teoría de los dos demonios”. En cuanto al proyecto de los Montoneros, de los que siempre se reconoció parte, señaló que “hubiera sido un proyecto de violencia terrible, tan o más violento quizás que la dictadura” (minuto 8).
Cuando se le preguntó si los montoneros no se proponían instalar una forma de Terrorismo de Estado, respondió que “sin lugar a dudas, ahora, no es lo mismo el intento”, dando a entender que aquel propósito no se había consumado y eso hacía distinta la situación de unos y otros. Consideró en ese sentido como crímenes comunes a los actos de la guerrilla (con lo cual se encontrarían prescriptos) aunque se dijo partidario de agravar “a futuro” los delitos cometidos con finalidades políticas.
También se le preguntó si el hecho de haber formado parte de organizaciones guerrilleras, y no pudiendo ser responsabilizados de acuerdo a su opinión por tratarse de delitos comunes, sería conveniente llevar a cabo “juicios de la verdad” contra ellos (minuto 13), dijo que “todo lo que haga a la transparencia del drama que vivimos en la Argentina es bueno, o sea yo no creo en el olvido porque una sociedad con gérmenes de autoritarismo tan grandes sin lugar a dudas tiene que exponer esto en forma permanente“.
Guelar declaró también que los militares tuvieron en su momento un 80% de apoyo en las encuestas y que la Argentina había hecho un ejercicio de transferencia por el cual se responsabilizaba a unos y “nos irresponsabilizamos la mayoría como si no hubiéramos formado parte… por eso confieso mi propia participación“.
Se le preguntó quién creía que había matado a Rucci y contestó que “no cabe ninguna de las conclusiones de tu libro” refiriéndose al libro de Ceferino Reato Operación Traviata (mintuo 15) . Agregó que él “todavía estaba en la organización cuando ocurrió y el rechazo fue tan violento que aquellos que lo ordenaron y ejecutaron negaron su participación
A partir de ahí y siguiendo el razonamiento de Guelar, se le preguntó si ese sector que instaló el crimen como metodología política y cuyos crímenes no pueden juzgarse por estar prescriptos están en condiciones de juzgar a los del otro bando y si los Montoneros tenían que juzgar a los militares, momento en el cual Guelar ofuscado se mostró en desacuerdo, entendiendo que el sistema judicial actúa de modo independiente y se mostró de acuerdo con el modo en que se llevan a cabo las investigaciones y sus resultados judiciales. A partir de ahí siguió una polémica sobre la política de derechos humanos del gobierno kirchnerista.

¿Perdón o “no hagan olas”?

Por José Benegas

Al principio del episodio Guelar dentro del PRO, sin compartir su solución de amnistía “amplia y generosa” para delitos de lesa humanidad al terminar el kirchnerismo, pensé que se trataba de un gesto valiente al tratar de debatir una idea políticamente incorrecta dentro de un partido que se caracteriza por evadir debates incómodos. Me pareció loable de parte de alguien que se identifica como montonero hacia quienes en algún momento de aquel pasado lamentable consideraba sus enemigos. Pero a partir de la pregunta de Ceferino Reato acerca de si la amnistía que el había propuesto también incluía a los crímenes cometidos por las organizaciones terroristas, Guelar fue muy tajante en diferenciar delitos de unos y de otros como prescriptos e imposibles de revisar. ¿No haría falta al menos no estar involucrado para declarar qué es más grave y qué menos grave o qué cosa es delito de lesa humanidad y qué cosa no? ¿Sería la amnistía una forma de olvidarse a cambio de absolverse?

Me pareció primero que muy suelto de cuerpo y como si se tratara de algo “cool” se había declarado “delincuente y guerrillero” al comenzar el reportaje, soslayando el peso y la gravedad de su confesión con un tono escandaloso por lo banal, y ya no pude imaginar cómo desde ese lugar podía él o cualquier otro participante de la violencia guerrillera de aquellos años ponerse en perdonador, no digo ya juzgador, de quienes ejercieron otra violencia ¿Quiénes son los Montoneros para perdonar a los represores? ¿En qué momento se pusieron por encima? Podrán creer que por un problema jurídico son impunes pero estar en un pedestal es otro cantar.

Siguiendo ese hilo, le siguió la pregunta que caía de madura. Al final de cuentas lo que se ven son organismos estatales dedicados al juzgamiento e indemnización de la represión conducidos por ex guerrilleros, juicios en los que los jueces no pueden atreverse a aplicar en favor de imputados siquiera el Tratado de San José de Costa Rica, como sucedió con la depuesta Cámara de Casación cuando concedió excarcelaciones en base a ese convenio básico de derechos humanos y el poder político se deshizo de ella, un gobierno que se sube a una supuesta gloria de aquel terrorismo y se dice autor de las condenas a militares. Un gobierno dice “nuestra política de derechos humanos” cuando habla del avance de las causas judiciales (su intervención en casación fue explícicta) y me empieza aparecer que más que generosidad de parte de los ex guerrilleros hace falta explicaciones. La pregunta fue quiénes eran ellos después de todo, no solo para perdonar, sino a su vez para condenar a los militares. Y no hablaba siquiera del juzgamiento formal, sino del dedo acusador con el que observan toda la realidad que los circunda del pasado y del presente. También en el caso de Guelar, el dedo de la clemencia me parecía dudoso. Ahí Guelar salió de su sitio y no quiso llegar hasta el fondo, me da la sensación, porque ya no hay nada tan “cool” si después de todo el admitir haber sido delincuente y guerrillero lo debiera llevar a callarse la boca y obrar al menos con mayor humildad, en la que no está en capacidad de ser quién perdona a nadie. Entonces se acercó rápido al libreto oficial, “no hay teoría de los dos demonios” (como si los crímenes pudieran ser juzgados por teorías generales condenatorias o exculpatorias, en lugar de investigaciones en concreto sobre actos en particular), pero eso contradecía su reconocimiento de la violencia, las aberraciones y los propósitos totalitarios de su organización ¿Fue guerrillero y delincuente pero ángel? No lo entendí. Nadó en la confusión y sólo le quedó entender lo que quería de lo que se le preguntara, como si se le hubiera dicho que los militares estaban siendo juzgados por “tribunales populares” o que había que soltar a Etchecolatz, es decir, asesinando los matices para ver si todo llegaba a ser igual, la Biblia y el calefón. Buscaba demonios que le hicieran brotar alas otra vez.

Que haya que recurrir a una teoría mística como una supuesta idea de “dos demonios” es una enorme falsedad que ha encantado a los argentinos por más de una década, a pesar de su falta de sustancia. Lo que se deben determinar son crímenes sea por represión ilegal, o por terrorismo, sin que quepa, ni interese, analizar la naturaleza demoníaca o angelical de los criminales. Todos se creen ángeles acá, lástima que tengan sus alas manchadas de sangre.

Me convencí entonces que la idea no era, como decía Guelar, el reconocimiento de todo el pasado para no repetir nada en el futuro, sino más bien intentar un corte quirúrgico en una historia que después de las condenas a la represión, solo puede conducir a la investigación de la violencia terrorista que a todas luces es un delito de lesa humanidad que el Estado argentino hoy ampara en impunidad y silencio. Algunos gestos pueden no ser lo generosos que pretenden ser. Veo más interés en evitar que se hagan olas que en terminar con enfrentamientos perimidos. Prefiero la justicia a fondo a cualquier otro remedio que le permita a la sociedad argentina y a los involucrados continuar en el ejercicio habitual de su hipocresía.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

5 comments

  1. Muy buen articulo y entrevista.
    Yo tampoco le crei cuando lanzo lo de la amnistia sabiendo que era (es?) un OFICIAL MONTONERO. Para mi que busca:
    1)proteger a sus companeros subversivos de la carcel
    2)que la gente se entere del verdadero plan que tenian para la Argentina y de los crimenes que cometieron desde el año 1959 (Uturuncos). Busca que no salga el “Nunca Mas” que prometio Trocoli a las victimas del terrorismo.

    Ademas, no lo noto arrepentido por pertenecer a una organizacion terrorista. Dice que se asusto de lo que hubiesen hecho en el poder, pero, ¿no lo espanto lo que hacian?
    Es que el terrorismo esta bien? (el fin justifica los medios?).
    Por ahi deslizo una resistencia a la opresion. Pero ¿como se justifica que para derribar un tirano se pueda matar, torturar o aterrorizar a inocentes?

  2. Ante todo, hacía años que no visitaba este portal, porque la última vez que lo navegué, leí un post que anunciaba su cierre, como epílogo de una etapa. Me alegro que no haya sido
    así.

    En cuanto al post, comparto las conclusiones
    de la entrevista.

    Visto desde otro costado, sobre este personaje, autodenominado delincuente terrorista, que escandalizó a sus camaradas del PRO con su PROpuesta de amnistía universal, se percibe algo que va más allá de su postura:

    *Macri, junto con su séquito más cercano que, salvo honrosas excepciones, se rasgó las vestiduras por semejante declaración, volvió a demostrar que es una suerte de síntesis de la relatividad ideológica: sí pero no, algo pero no tanto, a la derecha pero un poquito a la izquierda, liberal pero no “neo”, etc.etc.. ¿Quién asegura que podría -o no- convertirse en un derechoso populista?. ¿Quién puede desmentir que tiene inclinaciones de gran recaudador?. Y -lo que más me molesta, y hace al tema Guelar en sí-, ¿Quién asegura que es capaz de defender las ideas (que comparte) de sus compañeros de ruta?¿A cuántos le soltó la mano en momentos difíciles? (para decir, después, “nos equivocamos”). Qué poco convence Macri y el macrismo…

    *b) Por otro lado, Guelar, al tirar esa carta, la de la “amplia amnistía”, hizo su cálculo previo. Sospecho que responde a una tendencia en ascenso, que marca una opinión pública HOY hastiada del tratamiento dado a los derechos humanos. El señor Guelar, que nunca antes se había manifestado con este énfasis, lo habrá detectado como un argumento político con potencial futuro. Otros lo irán secundando, a medida que el kirchnerismo vaya decayendo más y más.

    Así, de a poquito, Macri se irá sonrojando menos.

  3. Totalmente de acuerdo con Quiroga. Antes creía que el problema de Mauricio era que estaba rodeado de boludos carentes de calle.
    Campeón en el arte de dejar en la estacada a cualquier aliado en problemas.

    Ya lo dijo Roberto García: Macri es un maricón.

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