100 años de guerra inútil

Los aniversarios de los fracasos también sirven para consolidar experiencias. Es el caso de los 100 años que cumple la cruzada de los gobiernos contra el consumo de determinadas drogas, que el diario El País de Cali contabiliza desde febrero de 1909 con la creación de la Comisión Internacional del Opio en China. Aunque el campeón del control descontrolado es Estados Unidos ¿Ha dejado el mundo de ser un colador? ¿Hacen falta cien años más para aprender que no se pueden controlar los deseos privados que no son crímenes (además del pequeño detalle de que no corresponde, pero sería mucho lujo hablar de eso ahora)?

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (Jife), adscripta a las Naciones Unidas, declara su propio fracaso, pero rechaza la tímida declaración de los ex presidentes latinoamericanos que hablaron de la liberación del mercado de marihuana ¿Por qué? Porque ellos están haciendo muchas cosas. Cuidan su trabajo, son como un ascensorista de un organismo público al que le pregunten si la gente puede viajar sola de un piso al otro usando por si misma los botones.

También el diario El País, pero de España, citado por Urgente 24, habla de lo que los norteamericanos, principales consumidores, opinan de sus propias reglas de persecución. 76% piensan que son inútiles, pero el mismo porcentaje cree que no deben cambiar. Nada que pueda sorprender a un argentino que en un 90% se la pasa quejándose de los gobiernos pero en la misma cantidad ama al estado. Las evidencias no refutan a las creencias religiosas. El temor de que no haya una seguridad total para imaginar es más fuerte que la certeza de los padecimientos reales. El juego del poder siempre ha sido ese; es válido para la estatolatría argentina y para la cruzada antidrogas mundial. El infierno es el premio para los que buscan el paraíso en la tierra, en lugar de todo lo bueno que si se puede conseguir.

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Categorized as Liberalismo

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

7 comments

  1. No hay que buscarle una explicación lógica a los problemas políticos, porque es un desgaste de energía inútil. La política y la religión se parecen demasiado. Ninguna de las dos tiene los pies en la tierra.
    El mundo está emborrachado con leyes moralistas que por ser tan viejas están arraigadas en la población y se han convertido en dogmas religiosos. Esas leyes han sido hechas con el objeto de imponerles un código de conducta a otras personas, pero no para si mismos; considerando que siempre los malos son los otros y los que las apoyan son víctimas inocentes; además han sido hechas sin mucho razonamiento sin tener en cuenta los pros y los contras de norma.
    Yo veo, y no se que piensan los demás, pero esta manía de los políticos y de gente común también, de pretender arreglar todo con leyes me parece que tiene más intenciones de parecer buenos que de querer el bien, que no les importa solucionar los problema sino hacer como que los solucionan y que se preocupan por eso.
    Me he dado cuenta de que la apariencia que algunas personas buscan es más importante que cualquier otra cosa.

  2. Gracias a la prohibición se habla de estos temas, y la cosa es cada vez más fulera.
    Las prohibiciones inútiles siempre son el problema y no la solución.

  3. El problema son los años que faltan para que esta estupidez se termine.

    El otro día le pregunté a 20 personas, de distintas edades si a pesar de todas las leyes y redadas sabían dónde conseguir drogas hoy ilegales si querían drogarse… todos sabían dónde.

    La guerra contra algunas drogas es un gasto para mantener parásitos, o también una muy buena cortina de humo para mostrar que el gobierno “hace algo” y desviar la atención de lo que en realdiad hace.

  4. Quizás habría que pensar que si tantas leyes son incumplidas es porque las mismas van en un sentido opuesto al accionar de las personas. Ah y si alguien sabe donde consigo para plantar marihuana en el balcón que me avise!

  5. Así como con el “Calentamiento Global” o “Cambio Climático” (ya no saben ni que nombre ponerle), es necesario crear un enemigo a combatir ¿Y que mejor que ese enemigo no se defienda ni verbal ni físicamente? Es ideal. Cobro fortunas por luchar contra alguien que no existe, mi guerra no pone en peligro mi vida, sino que la mejora y, para colmo, yo soy el bueno que quiere salvar a la gente de un apocalipsis o de las drogas. Cualquiera se oponga va a ser un fascista.
    Che, pará. Me parece que me voy a unir al IPCC o al Jife. Yo me mato intentando desementir a estos caraduras y no cobro un mango.

  6. Las evidencias no solo no refutan sino que refuerzan a las creencias religiosas; ponen a prueba la fe.

    Así piensa nuestro inefable cruzado antidrogas, caballero de la fe contemporáneo: “¿Que las drogas pueden ser utilizadas responsablemente? Esperen a conocer mi proyecto de ley…”

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