He’s gone

El viejo dictador totalitario se fue sin que lo echen, aunque por suerte le va aser dificil volver sin que lo llamen. Seguirá jodiendo para que nada cambie como tal vez quiera su hermano, pero sus “talibanes” descienden un escalón.

Los controles a la vida y el pensamiento en Cuba están relajados fundamentalmente porque no existe hoy la misma predisposición de la población a colaborar y sobre todo de los vecinos a denunciarse unos a otros que ha sido uno de los elementos más macabros de ese “mundo mejor”. Esta noticia va a alentar más ese cambio.

Lo terrible es pensar que pudo arruinar la vida de una generación entera de cubanos. Uno de los exiliados en España liberados esta semana tiene cincuenta años y jamás conoció eso de pensar y decir lo que quiera.

Nadie lo pudo echar. El piso está muy abajo.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

10 comments

  1. Me parece que te quedaste corto con una generación arruinada, José.

    En la práctica, 50 años de un experimento social como el de este psicópata,

    termina afectando 3 generaciones.

    No olvidar que hay un fenómeno de reproducción intergeneracional de las condiciones de vida,

    que deja huellas irreversibles en quienes se crían en un ambiente social como el del régimen cubano.

  2. Los efectos en los hábitos de vida de los que padecen un régimen contra natura como el cubano, no se revierten fácilmente.

    Alguna experiencia dejó al respecto la incorporación a la Alemania Occidental del territorio de la DDR, que vivió bajo un régimen semisoviético durante mas de 40 años.

    Predominaban las personalidades sin iniciativas, ni proyectos de vida, acostumbradas a que sus destinos fueran dirigidos por el estado.

  3. Se me ocurren dos panoramas:

    1. Que se muera como un perro, no como un mártir, y que Cuba no tarde en abrirse al Capitalismo y al mundo libre.

    2. Que como con Perón y la cabaretera de Eva Duarte, dejen un fantasma de segunda rondando sobre aquel país, y que ese fantasma no deje que los cubanos por fin puedan vivir como debería vivir cualquier ser humano.

    Pero todavía es temprano, habrá que esperar.

  4. Creo José que una generación perdida es poco. Yo creo que va para dos generaciones. Un hombre con 50 años de edad como la “revolución” es un abuelo.

    Es bueno que esa piltrafa se haya retirado, aunque el hermano no es una gran cosa, pero lo peor es que no serán juzgados por todas las privaciones de libertad contra opositores y por todos los asesinatos cometidos por revelarse contra el dictador.

    El pueblo cubano está tan estupidizado que los cambios no vendrán pronto, hay muchos idiotas todavía y la ideología socialista es una enfermedad mental que no se cura sino que termina con la muerte. Los cambios vendrán con las nuevas generaciones y serán lentos.

  5. Coincido con Roark, las sociedades cambian muy lentamente. Sino mirá Argentina, ya van 34 años de muerto Perón y sus esbirros (ellos se dicen “militantes”) siguen jodiendo la vida de este país. Para colmo de males, no se avizora que desaparezcan en el corto plazo.
    Imaginate con el comunismo, donde tenés gente acostumbrada a vivir así por 50 años…

  6. Cielo: eso se explica porque el peronismo es 1000 veces peor que el comunismo porque es ambiguo y no tiene una ideología determinada, se basa en tres ejes fundamentlales populismo, clientelismo y saqueo.

  7. He sido testigo de un caso muy concreto de los desastres que provocó Castro y su llamada revolución.

    Vivo en Madrid hace 6 años. Mi hija, cuando era bebé, fue cuidada por una mujer cubana de 50 años, de profesión bióloga. Vino aquí casi escapada, rechazando volver al terminar una beca en Europa.

    Luego vino su marido, salió de la isla con un permiso y no volvió. A su hija, de 15 años la dejaron allá con la esperanza de hacerla salir pronto de esa cárcel. Tardaron 3 años en lograrlo, pero pudieron hacerlo.

    Al no quedar nadie de la familia allá, la vivienda de ellos pasó a ser propiedad del estado. El día en que se marchó el último miembro de la familia pasó un funcionario a requisar el contenido y poner una faja de clausura en la puerta…

    Ahora los tres viven en Madrid. El matrimonio, ambos profesionales universitarios, se dedican a trabajos que que no tienen que ver con sus conocimientos: ella, regentear un negocio de alimentación y él, ingeniero civil, hacer changas de construcción.

    Esa es la generación perdida de la que hablaban en los comentarios.

    La hija es muy capaz y logró calificar para ingresar a la Facultad de Medicina de una universidad presitigiosa de Madrid.

    Esa es la nueva generación que logró salvarse del desastre totalitario.

    Desgraciadamente, esta historia con final feliz no se repite en los muchos otros casos de hombres y mujeres que vieron pasar su vida dentro del penoso régimen que aun perdura.

  8. La gente no sólo está “acostumbrada”: hay muchos en toda la cadena, de arriba a abajo, que viven del sistema tal como está. Son tan interesados como Raúl en continuar el status quo. No hay tal cosa como dirigentes viviendo de ciudadanos, sin la complicidad de una parte de estos mismos.
    Sorpresa, acá pasa lo mismo.
    El problema no pueden ser los KK ni sus esbirros por mucho tiempo, sino gracias al vecino de al lado, la tía de la otra cuadra y así; los que nos dicen que ellos y nosotros somos parte del pueblo, la comuna…
    Falta aclarar que una de las partes parasita.

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