¿Cómo nos perdimos a semejante idiota?

No me explico cómo el Frente para la Victoria se perdió a un tipo como Dominique Bussereau, ministro de agricultura francés que emulando a don Guillermo Moreno acusó a la Argentina y otras “potencias del agro” de depredadores que quieren invadir suelo francés para destruirlos. Debe ser por eso que la Argentina se considera un país tan afrancesado, pero este señor debe ser un argentino mal nacionalizado en Francia. ¿Cómo puede ser que alguien use la cabeza tan mal sin haber sido educado en este país?

Supongo que el gobierno argentino no tendrá nada que decir e a este discurso. Después de todo se trata del tipo de razonamientos que se consideran de avanzada en el oficialismo.

ParaDominique dedico esta cita de un francés que si pensaba. El escrito tiene más de ciento cincuenta años, época en la que ya se habían dado cuenta muchos de que el mercantilismo era estúpido. Su autor es Frederic Bastiat:

LA PETICION DE LOS FABRICANTES DE VELAS

Por Frederic Bastiat (Francia 1801-1850)

En 1845 el brillante Frederic Bastiat, colocándose en la posición de los fabricantes de velas, se dirige a los legisladores franceses, refiriéndose a las políticas proteccionistas que hoy ciento cincuenta años después se siguen practicando, en estos términos:


De los fabricantes de velas, mechas, linternas, candeleros, postes de luz, cortamechas y apagavelas. Y de los productores de sebo, aceite, resina, alcohol y, en general, de todo lo relacionado al alumbrado.

A los Honorables Miembros de la Cámara de Diputados.

Caballeros:

Ustedes están en el camino correcto. Se preocupan principalmente del destino del productor. Desean liberarlo de la competencia extranjera, esto es, reservar el mercado nacional para la industria nacional.

Estamos sufriendo la ruinosa competencia de un rival extranjero quién, al parecer, trabaja bajo condiciones tan superiores a las nuestras para la producción de la luz, que está inundando con ella el mercado nacional a un precio increíblemente bajo. Porque en el momento que aparece, cesan nuestras ventas, los consumidores se vuelven a él y todo un rubro de la industria francesa, cuyas ramificaciones son innumerables, se reduce hasta un completo estancamiento. Este rival que no es otro que el sol, sostiene una lucha tan inmisericorde contra nosotros, que sospechamos está siendo alentado en contra por el pérfido Albión[1], particularmente porque tiene por esa isla orgullosa un respeto que no tiene por nosotros.

Solicitamos pasen una ley exigiendo el cierre de todas las ventanas, puertaventanas, ojos de puerta, los cierres y persianas; en suma, todas las aperturas, huecos, rajaduras y fisuras a través de las cuales suele entrar el sol a las casas, en detrimento de las industrias leales. Con ellas – estamos orgullosos de decirlo – hemos equipado al país, el cual no puede, sin evidenciar ingratitud, abandonarnos ahora en tan desigual combate.

Si ustedes cierran tanto cuanto sea posible todo acceso a la luz natural, creando así una necesidad de luz artificial, ¿qué industria de Francia no será alentada en última instancia?.

Si Francia consume mas sebo, tendrá que haber mas ganado y rebaños y, en consecuencia, habremos de ver un incremento de los campos fértiles, de la carne, la lana, el cuero y especialmente el estiércol, la base de toda riqueza agrícola.

Nuestros páramos serán cubiertos de árboles resinosos. Numerosos enjambres de abejas recogerán de nuestras montañas sus tesoros perfumados que hoy pierden su fragancia como las flores de las que emanan. Así, no habrá una sola rama de la agricultura que no experimente una gran expansión.

Lo mismo es cierto de la navegación. Miles de buques se dedicarán a cazar ballenas (por el aceite de ballena) y en poco tiempo tendremos una flota capaz de defender el honor de Francia y de satisfacer las patrióticas aspiraciones de los abajo firmantes.

Pero, ¿qué diremos de las especialidades de la manufactura parisién?. Desde ahora se contemplará el dorado, el bronce y el cristal en los candeleros, en las lámparas, en las arañas y en los candelabros, brillando en grandes espacios, comparados con los cuales los de hoy no son sino pesebres.

Se requiere poca reflexión, caballeros, para convencerse de que quizá no hay un solo francés, desde el rico accionista de la compañía Anzin hasta él más humilde vendedor de fósforos, cuya condición no sea mejorada por el éxito de nuestra petición.

¿Nos objetarán ustedes que aunque nosotros ganemos con esta protección, al final no ganará Francia, porque el costo lo cubriría el consumidor?. Tenemos lista una respuesta.

Ustedes no tienen mas derecho a invocar los intereses del consumidor. Lo han sacrificado dondequiera encontraron que sus intereses se oponían a los del productor. Por la misma razón deben hacer lo propio esta vez.

En realidad, ustedes mismos han anticipado esta objeción. Cuando se les ha dicho que el consumidor tiene algo que ganar en la libre importación de acero, carbón, ajonjolí, trigo y textiles, “si”, han respondido, “pero el productor tiene algo que ganar en su exclusión”. Pues bien, si los consumidores tienen algo que ganar con la admisión de la luz natural, los productores tienen con seguridad algo que ganar con su prohibición.

Si ustedes nos garantizan un monopolio sobre la producción de la luz durante el día, en primer lugar tendremos que comprar grandes cantidades de sebo, carbón, aceite, resina, cera, alcohol, plata, acero, bronce y cristal para suministro de nuestra industria. Y, mas aún, nosotros y nuestros numerosos proveedores, habiéndonos vuelto ricos, consumiremos mucho mas y esparciremos la prosperidad en todas las áreas de la industria nacional.

¿Dirán que la luz del sol es un don gratuito de la naturaleza y que rechazar tales dones sería rechazar la riqueza misma bajo el pretexto de alentar los medios para adquirirla?.

Si adoptan esa posición, sin embargo, ustedes darán un golpe mortal a su propia política. Recuerden que hasta ahora siempre han excluido los productos extranjeros porque y en la medida que se parecían a los dones gratuitos. Ustedes tienen sólo la mitad de la razón al aceptar las demandas de otros monopolistas por el hecho de admitir nuestra petición. Porque la nuestra está completamente de acuerdo con vuestra política establecida; y rechazar nuestras demandas precisamente porque están mejor fundamentadas que la de cualquier otro, sería un absurdo.

El trabajo y la naturaleza colaboran en varias proporciones en la producción de una mercancía, dependiendo del país y del clima. La parte con que contribuye la naturaleza siempre está libre de costo; la parte del trabajo humano es la que confiere valor y por eso se la paga.

Si se vende una naranja de Lisboa a mitad de precio que una naranja de París, es porque el calor natural del sol, que por supuesto está libre de costo, hace por la primera lo que la segunda debe al calor artificial, para el cual necesariamente hay que pagar en el mercado.

Así, cuando llega a nosotros una naranja de Portugal, uno pude decir que se nos ofrece a mitad de costo, o, en otras palabras, a la mitad del precio comparado con el precio de París.

Ahora bien, es sobre la base de ser semigratuita la naranja extranjera, que ustedes sostienen que su ingreso debe ser impedido. Se preguntan “¿cómo puede resistir la mano de obra francesa la competencia de la mano de obra extranjera, si es que la primera tiene que hacer todo el trabajo, mientras la otra sólo lo hace a medias, ocupándose del resto el sol?”. Pero si el hecho de que la mitad del costo de un producto sea gratis los lleva a ustedes a excluirlo de la competencia, el hecho de que esté totalmente libre de costo, ¿cómo puede hacer que ustedes lo admitan en la competencia?. Ustedes no son consistentes o, de lo contrario, luego de excluir – por ser perjudicial a la industria nacional – lo que está libre de la mitad del costo, deberán excluir lo que es totalmente gratuito con mucha mayor razón y con el doble de entusiasmo.

Cuando un producto – el carbón, el acero, el trigo o los textiles – viene de afuera y lo podemos adquirir por un menor monto de trabajo que si lo produjéramos nosotros mismos, la diferencia (entre lo que pagamos y nos costaría) es como un don gratuito que se nos confiere. El volumen de este regalo es proporcional al monto de la diferencia. Es un cuarto, la mitad o tres cuartos del precio local. El regalo puede ser completo si es que el donante, como el sol cuando nos proporciona la luz, no pide nada de nosotros. La pregunta es si lo que desean para Francia es el beneficio del consumo libre de costo o las supuestas ventajas de una producción onerosa. Hagan su elección, pero sean lógicos.

Porque en tanto ustedes prohíban, como lo hacen, el carbón, el acero, el trigo, los textiles extranjero, en la medida que su precio se acerca a cero, ¡cuan inconsistente sería admitir la luz del sol, cuyo precio es cero el día entero!.


[1] Albión es Inglaterra. Hace alusión a la densa neblina londinense, que favorecería a los fabricantes de velas ingleses por impedir el ingreso de la luz natural.

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

6 comments

  1. Esta es una afirmación grave que amenaza desplomar la teoría que sostiene nuestro presidente acerca de la explotación de los países periféricos por parte de los centrales.

    Ya se había desplomado la teoría del “deterioro de los términos de intercambio” con que la progresía justificó durante años sus fracasos como gobernantes.

    Ahora me vienen los socialdemócratas franceses (parientes cercanos de la progresía local) con esta denuncia?.

    Ya no se entiende nada.

    A ver si me lo explican los teóricos del progresismo vernáculo.?

  2. En este ejemplo de Bastiat, que resalta el absurdo aparecen nítidamente las diferencias en la intensidad de las motivaciones e intereses de productores y consumidores.

    Como cada productor es a su vez consumidor cabe preguntarse:

    ¿Como se concilia en la misma persona el perjuicio como consumidor con el beneficio del privilegio como productor?.

    Simplemente por la diferencia de dimensión de ambos y originada a su vez por la gran cantidad de consumidores que soportan un costo pequeño frente a la reducida cantidad de productores, que reciben un beneficio importante.

  3. Yo simplemente quisiera que la progresìasocialdemocratìca nativa y su admirada hermana gala, me muestre la lista de sus logros en la mejora productivo-econòmica en algùn rincòn del planeta.
    Ademàs de acusar desde el agûjero de los fracasos, practican algo màs?
    Alguien dijo que “la derecha” no existe, simplemente los fracasados inventaron esa (supuesta) polaridad para nivelarse con los exitosos (lèase libremercadocapitalista).
    El problema es aceptar discutir con imbèciles.

  4. Y lo peor es que lejos de subisidiarlos nosotros les cobramos impuestos….ellos no bajan los subisidios??? no importa nosotros los dejaremos sin “nuestra” carne (en realidad de los ganaderos con nombre y apellido que arriegan su capital y le dan de comer a los terneros por 4 años) y tampoco les compraremos sus sucias y asquerosas novedades teconologicas que vienen aca a venderlas a precio vil para perjudicar a los pobres e industriosos industriales argentinos…

    Jose Si solo se leyera a Bastiat (la Ley, Sofismas Economicos etc.) en la escuela secundaria nos ahorrariamos tener que discutir con muchos imbéciles tal como indica Juanjo..

    Pablito que la relidad y la Ciencia Economia ya hace muchas decadas haya desestimado las divagaciones teoricas y delirios alquimicos de Prebisch, la Cepal, Ferrer, Keynes etc. no obsta para que el mismo esquema teorico que nos sumergio en esta berretada chabacana sirva para justificar politicas que responden a realidades exactamente opuestas a las que le dieron origen a todas estas “ideas”, que en realidad son solo racionalizaciones que pretenden justificar el saqueo, la opresión y la violación permanente de los derechos del individuo como forma legitima de gobernar…es por ello que el mismo instrumento de opresión sirve para cuando los granos estan baratos y para cuando los granos estan caros, todo vale en la denodada lucha sin cuartel contra el neoliberlismo noventista

  5. Pingback: Lo de la industria textil y del calzado tiene un solo nombre: curro. « No me parece

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