Pobrecito, ¿no es hora de perdonarlo?

La política de redención y rencor se maneja en la Argentina con parámetros criminales. Los crímenes de unos “del bando correcto” pueden perdonarse aunque sean más recientes y los de los otros no serán perdonados jamás. Claro que los que no quieren olvidar han cobrado buenos dinerillos para vivir del recuerdo.

La Argentina es más que un país donde se mata fácil. Es un país donde determinados muertos no importan nada y esto es capaz de decirlo gente que se sube al caballo de la sensibilidad. Un asco ¿no?

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

2 comments

  1. ¿Qué dirán los familiares del colimba que barría la entrada del cuartel de La Tablada? Pero el diario La Prensa revelaba que Felicetti era amigo del entonces ministro de Interior, Nosiglia, y que varios de los atacantes tenían pasaportes en blanco. Y no olvidemos que uno de los atacantes fue Jorge Baños, quien junto con Marcelo Parrili dirigían el “CELS”. ¡Les suena?
    Y qué dirán los familiares del pobre policía Sayago, una “impersona” (nunca existió, parece) de estos tiempos infames. Una verdadera inmundicia.

  2. Fe de Erratas: los vínculos de Nosiglia eran con otro atacante de La Tablada, Francisco Provenzano, ex Erp, según Carlos Manuel Acuña, en La Prensa del 28 de abril de 1989 Pero Felicetti también tenía vínculos non sanctos, como demuestra su protección actual.

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