Junto a los cubanos que llevan esperando cuarenta y siete años por su libertad. Los veo danzar con esperanzas y no puedo dejar de apreciar el enorme daño que el dictador le ha hecho a tantas vidas.
Si Fidel Castro ha muerto o no es un misterio. Estos regímenes son especialistas en negar los hechos. Más allá de eso, hoy en cada casa de un cubano en la Isla se respira otra cosa. Imaginan un futuro distinto y eso por sí solo tendrá consecuencias políticas. Ojalá que Castro sea el último déspota que tengan que padecer.
La censura y el autoritarismo en Cuba arreciarán.
El suplente no tiene poder, entonces la herramienta de la dictadura dará otra vuelta más.