Educación privada y libre para los más pobres


Informe de Natalia Rodriguez Beluardi

Para No me parece

Siempre se dice que si no fuera por la intervención estatal los más pobres no tendrían educación y –lo que es peor- que no harían nada para procurársela.

Falacia total: James Tooley, Director del Centro E. G. West de la Universidad de Newcastle, en Inglaterra, se asombró de la cantidad de escuelas privadas sin reconocimiento estatal que había en la India mientras realizaba un trabajo de asesoría. Escuelas espontáneas, montadas en las zonas más pobres por gente de bajos recursos destinada a niños de la propia comunidad. Y no unas pocas sino cientos.

Es así que empezó un trabajo de relevamiento en países como Ghana, Nigeria, Sierra Leona, India y China y, junto a un equipo organizado, encontró que eran escuelas con un alto nivel de presentismo de los profesores, una más alta relación de cantidad de profesores por alumno, mejores instalaciones sanitarias y generales, y mejor nivel académico que las escuelas estatales.

Además, al estar insertas plenamente en la comunidad a la que sirven, están compenetradas con los problemas y necesidades de los niños que asisten. Dan becas a quienes tienen una necesidad imperiosa y pueden cobrar, por ejemplo, una tarifa diaria en vez de exigir una cuota por períodos más largos, como hacen los colegios del Estado en China. Todo esto hace que los padres las elijan, que apliquen por propia decisión a la educación de sus hijos una parte de sus magros ingresos y, como contrapartida, puedan exigir de modo directo a quienes contratan un buen servicio para sus hijos. ¿Hasta cuándo vamos a pensar que el monopolio estatal es garantía de educación para todos y no una terrible forma de limitar el universo infinito de posibilidades que están al alcance de cada uno?

Más información en el Centro E. G. West

y el Cato Institute

Ver también La apuesta equivocada de la ONU.

Un padre de los que eligió seguir mandando a su hijo a la escuela privada paga en lugar de la escuela pública gratuita justificó así su opción: “Si uno va a un mercado y le ofrecen frutas y vegetales gratuitos, estarán podridos. Si uno quiere frutas y vegetales frescos, uno tiene que pagar por éstos”

By Jose Benegas

Abogado, ensayista y periodista. Master en economía y ciencias políticas. Conductor y productor de radio y televisión. Colaborador de medios escritos, televisivos y radiales. Analista y conferencista internacional desde la perspectiva de la sociedad abierta y las libertades personales a las que ha dedicado su obra intelectual. Dos veces premiado en segundo lugar del concurso internacional de ensayos Caminos del la libertad.

3 comments

  1. Pasa que en la Argentina cuando hablás de alternativas como estas y de ejemplos como el que se dan en el artículo, no te aceptan la comparación, y enseguida aparecen los ejemplos de paises desarrollados europeos, que mantienen una fuerte participación del Estado en la educación. En general por estos pagos se asocia a la organización espontánea con un retroceso, con un volver a “la ley de la selva” y no con el progreso o la modernidad.

  2. Lo importante es que no pueden usar simultáneamente el argumento de que si no estuviera el estado no habría educación (lo cual es una falsedad histórica absurda) y al mismo tiempo que es más “moderno” que el estado reemplace a la iniciativa particular (que también es históricamente falso por cierto). Se contradicen. Que elijan uno y después discutimos.

  3. No pueden pero lo hacen. Y hasta estan filosoficamente avalados. Eso de que algo sea y no sea a la vez, en el mismo tiempo y espacio, es algo que en logica formal es una contradicccion y en dialectica el motor de la historia.

Leave a Reply to Jose Benegas Cancel reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.